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año de mil quatrocientos sesenta y ocho, que habiendo solicitado por mano de d. Alonso Paradinas, Arcediano de Alva, Dignidad de la Cathedral de Salamanca, Natural de Xerez, alcanzar del Sumo Pontífice Paulo Tercero Yndulgencia Plenaria para todos los que con él fueran a la Guerra contra los Moros, vino en efecto concedida en fines de Noviembre del citado año, con tanta expecialidad que además de haverla logrado perpetua, no solo participaran de ella los naturales de Xerez, sino también todos los que militasen a la sombra de tan apreciable Pendón; y por esto el citado Arcediano, en la carta que mandó a la Ciudad con esta noticia, entre otras cosas le dice podían estar ciertos de haver logrado la mayor indulgencia que fue concedida a persona alguna en el mundo.
Y reflexionando en ella el Padre Rallón, asegura que no es más la gracia de la Cruzada por la que esta quedó suprimida, y que por ser tan expecial siempre la deven tener muy presente los Xerezanos en su estimación; pues siendo perpetua y la Cruzada por tiempo limitado quedaría en su valor y fuerza en el caso que la Cruzada llegara a faltar. Desde este tiempo fue tan venerada esta insignia en virtud de la expresada indulgencia que se custodia en una Arquita muy primorosa dentro del mismo Sagrario, donde siempre estubo, hasta que la Sagrada congregación de Ritos mandó que dentro del Sagrario no hubiera más que los vasos Sagrados en que se reserva el Sacramento, por lo que fue transladado su depósito a la Sacristía de dicha Real Colegial en donde permanece.
Después de haver hecho memoria de la solemnidad con que lleva este Pendón a la función de San Dionisio, en memoria de haver entre-
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gado esta Ciudad famosa a el Señor d. Alonso el Sabio el día Nueve de Octubre, no será fuera de propósito hacer presentes algunas razones que persuaden de la verdad de lo dicho, para que no tenga valor y se desvanezca la duda que sobre el día de esta Conquista han movido algunos Críticos y Curiosos, negando a nuestro glorioso Santo su merecido Patronato, fundados en el título del libro del repartimiento de Casas de esta Ciudad que dice assi:
Este es el libro de la partición que fue
hechas de las Casas de la Villa de Xerez de la Frontera, al tiempo que el muy
noble Rey d. Alonso ganó a dicha Xerez, que fue quatro días del mes de Octubre
de la Era de mil trescientos y quatro años.
Este Título, como parece que suena, pone la Conquista de Xerez a quatro de Octubre de mil doscientos sesenta y seis, y en este Supuesto no sale haverse ganado esta Ciudad el dia de San Dionisio que es a nueve de dicho mes. Mas para que se vea que lo que quiere decir el citado título es que este libro se comenzó a escribir y formar el dia quatro de Octubre de mil doscientos sesenta y seis, después de hechas las particiones y que aquella proposición Al tiempo que el muy noble Rey la ganó no se debe entender de este día y año que expresa, ahora se verá la prueva de esto con el mismo libro.
Lo primero que se notó en él es que en la Collación de Nuestro Señor San Salvador se dan dos pares de Casas para Cementerio de dicha Yglesia, y la Teja, piedra y madera mandó el Rey que se diese a los Frayles Predicadores. Luego antes de esta Escritura de partición ya había Yglesia
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mayor y Religiosos fundando su Convento. Mas otras casas en la misma Collación, fol. 15 buelta, dicen: Y eran de Ylario Pérez y Dª Sancha su muger, y finó él y fincaron a su Muger porque pagó ella las deudas y las mandas. Luego quando se hizo este Libro ya había días que estaban viviendo sus moradores, pues hubo quien heredase las Casas repartidas y pagase los atrasos.
También hay varios Moros que se dice en él tenían Carta del Rey y esta no la pudieron tener hasta que el Rey hubiese ganado la Ciudad y dado la Casa y la Carta de ella. Y otros Moros quedaron, a quienes se les dio facultad de vender las que posehian, que todo supone antelación de la Conquista de la Ciudad al día que nota la rotulata del dicho libro. También en la misma Collación de San Salvador, fol 28, dice: E tornamos de frente a otras Cassas que han por linderos de las dos Partes el Corral de las Carnicerías, y de la otra parte Casas de d. Ponce, y de la otra parte la Calle. Fueron de d. García y murió, y fincaron en dª Elvira su muger y en sus Fijos. No puede estar más claro, pues fueron es un Pretérito que pide precisamente tiempo pasado y antelación a la Escritura y partición de que se trata. Omito otros muchos exemplares de esta condición que constan de dicho repartimiento.
De la misma suerte se debe reparar que este libro procede por Collaciones, asignando al Vecindario de las seis intramuros, y no se puede decir que quando se ganó la Ciudad ni el mismo día de su Conquista estubiesen ya las Yglesias consagradas, denominadas y repartido todo su vecindario. Esto necesitó de tiempo y este fue el que antecedió a
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la disposición de formar el libro y unir todas las datas de sus Casas, como irles dando nueva posesión a los que las tenían; porque este no fue el primitivo repartimiento, sino una Confirmación de la posesión como consta de sus declarativas vozes que expresan la nueva entrega y hacen mención del antecedente que ya tenían otros. Y es preciso atender que una de las seis Collaciones estava ya con el Título y Advocación de San Dionisio, como dedicada por la Ciudad a este glorioso Santo, a quien habían elegido Patrono. La Crónica del Rey d. Alonso el Sabio dice expresamente que Xerez se ganó el año de mil doscientos sesenta y quatro porque fue en la Era de mil trescientos y dos la que se tomó después de cinco meses de Sitio. Todo en el Capítulo trece, fol. 70.
Esto se convence de cierto por el Privilegio de repartimiento de Casas y Sitio para las Cavallerizas dado a la familia de los Riqueles, cuya fecha es de dicha Era de mil trescientos dos; la que no se pudiera dar antes de ser ganada. Compruebalo también el Privilegio dado a la Real Colegial de esta Ciudad, estando el Rey Sabio en ella para que gozasen de sus diezmos el Abad y Canónigos de dicha Real Yglesia, fecho en Xerez a trece de Septiembre Era de mil trescientos y tres. Y otro en el mismo día, mes y año, en presencia de los Ynteresados de Sevilla y Cádiz y el Cuerpo de este Cavildo, en que el Rey concede la división de los términos Espirituales de esta Patria entre el Cavildo de Sevilla, y Arzobispo, y el Obispo de Cádiz. Cuyos innegables instrumentos contextan la Conquista hecha en dicho año de mil doscientos sesenta y quatro, porque si las fechas de ellos es de
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Septiembre de mil doscientos sesenta y cinco habiendose ganado en Octubre y día de San Dionisio, es muy forzoso fuesse de mil doscientos sesenta y quatro que es el más inmediato y anterior al de Septiembre de mil doscientos sesenta y cinco.
Demostrado ya que Xerez se ganó en Nueve de Octubre del citado año de Doscientos sesenta y quatro y que fue en el día de San Dionisio, resta ver qué Santo de los Dionisios celebrava la Yglesia Española en aquellos tiempos y Xerez veneró en sus Ymágenes y pinturas; para persuadir esto no es endeble Argumento el que se tiene y manifestaban las pinturas del Retablo antiguo de dicha Parrochia consagrada a este Santo y titulada de su nombre, pues todas ellas están por el Areopagita. Y assi la Ymagen de bulto que se venera en el Segundo Cuerpo del Retablo, y presidiendo en medio es un Santo Obispo con la Caveza en las manos. Las varias Pinturas de los Cuadros intercolumnios unos demuestran el martirio del fuego, otros la Pasión ante el Juez, otros la Degollación, y finalmente el triunfo del Alma bolando al Cielo; lo que convence ir arreglados en esta veneración a darle los cultos a San Dionisio Areopagita, según y cómo lo declara en el citado día nueve de Octubre el Breviario Romano dispuesto por el Sumo Pontífice San Pío quinto en la Oración y Lecciones de San Dionisio Areopagita Obispo Mártir, asado y Degollado.
La disposición de este Breviario fue fecha el año de mil quinientos sesenta y ocho, Catorce años antes de la Corrección Gregoriana
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que fue el de mil quinientos ochenta y dos, y no habiendo noticia de otra ruptura antes de esta hemos de convenir en que el día de San Dionisio que únicamente se celebró y se conocía en España fue el del día nueve en que se expresa dicho Santo. Resta asegurar que San Pío quinto no alteró ni mudó el día de este Santo aunque en otros se hubiese hecho alguna. En prueva de esto está el Calendario que trahe en su Repertorio Andrés De Sí, Ciudadano de Zaragoza, impreso año de mil quinientos treinta y quatro, y las Efemérides del Licenciado Bernardo de Granolles que allí se incluien desde el año de mil quinientos treinta y uno, que son treinta y siete años antes de la reforma de los Breviarios ya prevenidos.
En este Kalendario se lee en el día Nueve San Dionisio y sus Compañeros Mártires, sin haber en todo el mes otro Dionisio, con lo qual se verifica que antes de la reforma del Breviario, en el mismo día nueve que oy se celebra este Santo, se celebrava entonces, y que siempre ha sido reconocido por el patrono y en su día Nueve de Octubre la Conquista de la Ciudad. Con todas estas razones y documentos queda desvanecido el concepto que se formava del día y año de la Conquista, de que resultó querer obscurecer la gloria de nuestro Santo Patrono. Duden en Paris qual sea de los Dionisios su Patrono o Protector, que en Xerez no hay duda que su Patrono es San Dionisio Areopagita el que se venerava en esta Diócesis a nueve de Octubre y en cuyo día se ganó Xerez el año de mil doscientos sesenta y quatro de Cristo, en la Era de mil trescientos
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y dos; esta es la defensa que sobre este particular escrivió un hijo de Xerez llamado Bartholomé Gutierrez en el Libro que dio a la luz intitulado año Xericiense, el año de mil setecientos cinquenta y cinco. En cuyo asumpto es poco lo que se puede adelantar, por lo que pasaremos al punto Siguiente de Ilustración que trata de los Santo Mártires Honorio, Eutiquio y Estevan, Copatronos de la Ciudad de Xerez.
Punto diez y nueve: De ilustración en que se prueva que los Santos Mártires Honorio, Eutiquio y Estevan son Españoles y Mártires de Asta de la Bética.
Después de la Corrección del Martirilogio mandado hacer y dada al Público el año de mil quinientos ochenta y quatro por el Señor Gregorio Trece, consiguió la Ciudad de Xrez Bula del Señor Clemente Octavo despachada en Roma a Veinte y uno de Noviembre de mil quinientos noventa y siete para rezar y venerar como Patronos a los Santos Mártires Honorio, Eutiquio y Estevan, quienes por haver padecido, según Vaceo, el año de Trescientos y seis de Christo en la Ciudad de Asta tan inmediata a la de Asido Capital de su antiguo Obispado los reconocen por Mártires de su Diócesis. Con este motivo mandó trabajar tres primorosas Ymágenes de estos Santos dándoles su colocación en la Yglesia del Colegio que había de los Regulares Expulsos de la Compañía, en donde
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dio principio a celebrarlos como Patronos desde el siguiente año de haverse expedido la citada Bula, que fue el de mil quinientos noventa y ocho, transladando este culto al dia veinte y quatro de Noviembre por estar el día veinte y uno (proprio de dichos Santos) impedido con la fiesta de la Presentación de Nuestra Señora.
En esta quieta y pacífica posesión estubo la Ciudad en orden al culto de estos Santos Ciento cinquenta y cinco años, que tantos pasaron hasta el año de mil setecientos cinquenta y tres que dio a la luz el Padre Maestro Enrrique Flórez el tomo Décimo de la España Sagrada, quien en el Tratado 31 ([1]) dice lo siguiente: Lo más digno de atención es si los expresados Santos deben ser reconocidos por Mártires de España. Y mirando el punto en su raíz no hallo bastante fundamento para reconocerlos por nuestros sino antes bien para decir que no lo son.
La primera duda la funda dicho Autor sobre lo que escribió de estos Santos d. Lorenzo de Padilla, Arcediano de Ronda en la Cathedral de Málaga, el qual formó un Cathalogo de los Santos de España, que se imprimió en Toledo el año de mil quinientos treinta y ocho, y en el fol. 21 buelta dice que en Asta, Colonia Romana, Edificada cerca de Xerez de la Frontera se halla que Predicaron la fee tres Bienaventurados Santos, Honorio, Eutiquio y Estevan, y como no quisieron sacrificar a los Ydolos fueron presos por un Juez, y les mandó dar muy grandes tormentos
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hasta tanto que dieron sus ánimas a Nuestro Señor JesuChristo. Cuyo Triunfo celebra la Yglesia a Veinte y un días del mes de Noviembre.
Sigue después el Docto Flores y dice: Este es el más antiguo Texto en que se hallan aplicados a España los Referidos Santos según la Confirmación de los Autores que prosiguieron la aplicación, como Vaceo, que citando a estos Santos sobre el año de Trescientos y seis no da más prueva que el citado Padilla. Morales que cita también a Vaceo ([2]), Trujillo en su Tesoro de Predicadores ([3]), y que en virtud de esto se movió Baronio a introducirlos en su Martirologio no aplicandolos a Asta sino a España en común, quien en una nota alega para prueva a Padilla, dando a entender por otra parte el Padre Florez que por haverlos introducido Baronio en su Martirologio logró la Ciudad de Xerez rezar de ellos y que Sevilla los hubiera incorporado en sus Oficios, como afirma Quintana Dueñas ([4]). Este es el proceso de cómo se introdujeron estos Santos en España y el Estado en que se haya la Causa, reduciendose todo al dicho de d. Lorenzo de Padilla. Pero dice el mismo Flores que como este Autor no dice dónde vio tal especie queda sin más authoridad que su dicho; y de este dice que no debe hacer fuerza porque fue un Escritor que no supo distinguir lo más vil de lo precioso.
A esta primera duda parece se puede satisfacer con las razones y fundamentos siguientes. Que solo el dicho de Padilla no tuviera authoridad, por no haver dado instrumento para su confirmación bien puede ser; pero esto tal vez lo pudo omitir de buena fee, en la inteligencia
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de ser especie corriente respecto de que según Gabanto ([5]) siempre hubo en la Yglesia Martirologio, aunque del primero se ignora enteramente su Autor; cuya antigüedad la supone antes del tiempo de San Gregorio Magno, como lo testifica este Santo Doctor en la Epístola veinte y nueve ([6]) y asegura el mismo Gabanto que en unos Breviarios manuscritos de mucha antigüedad leyó en lugar de Martirologio, Datanium Calendarii. Pues ahora en el supuesto que este Martirologio antiguo de quien se ignora el autor fue al que después añadió San Gerónimo las Historias de los Mártires que compendió, de las que escrivió Eusebio Cesariense, como también lo que el mismo Santo añadió, y después Beda, Floro, Usuardo y otros, si este era el Martirologio de que se servía la Yglesia en tiempo de Padilla, pues aún no había formado el suyo el Cardenal Baronio, que mucho fuera que habiendo visto el citado Padilla esta especie en el Martirologio expresado tan añadido, o en algunos de los Misales manuscritos que leyó y cita Gabanto, no diera el Testimonio o cita de su dicho en la confianza de ser expecie corriente que todos en aquel tiempo pudieran saber.
Puede comprovarse lo dicho con la siguiente reflecxion: Que se dudase del dicho Padilla todo el tiempo que corrió desde el año de mil quinientos treinta y ocho que imprimió su obra hasta el de mil quinientos ochenta y quatro que dio la suya el Cardenal Baronio, pudiera pasar; pero después que un hombre tan grande como Baronio, que puede llamarse el Padre de la Historia Eclesiástica,
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hombre profundo y del mayor discernimiento adoptó la expecie de Padilla sin citar como él otros instrumentos para comprovarlo parece no se devía dudar a lo menos que los Santos Honorio, Eutiquio y Estevan fueron Mártires de nuestra España; pues aunque no hace memoria que padecieron en Asta, Ciudad del Obispado Asidonense, esto mismo prueba que miró el punto con la devida reflecxión, y que tal vez no encontraría Documento para poderlo asegurar, como también que no siguió enteramente el dicho de Padilla.
Pero aún más exclarece lo expuesto si atendemos a que después de haber publicado Baronio el Martirologio más puro y corregido, el Papa Gregorio Trece destinó una Congregación de Sujetos los más háviles e estruidos para que de nuevo lo examinasen; y, en efecto, dice Gabanto que en esta ocasión fue más corregido en muchos de sus Lugares según las más auténticas y verídicas historias que se tubieron presentes. Cuya verdad lo asegura por haver sido uno de los Sujetos comisionados para este Examen que expresa por estas formales palabras: Tum vero emendatus fuit Textus multis in locis iusta veritatem centissime historiae me quoque minimo omnium Colegarum presente. Añadiendo después que aquellas cosas de menor provabilidad las dejaron para examinarlas con mayor madurez al tiempo más oportuno ([7]).
De lo expuesto se infiere que si de este nuevo examen del Martirologio nada se innovó en orden a los Santos Mártires
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Honorio, Eustiquio y Estevan, fue porque su historia o documentos los encontrarían muy ciertos y verídicos, y por consiguiente los devemos reconocer a lo menos por Santos de nuestra España. Pero como el expresado Martirologio de Baronio fue segunda vez Examinado de Orden del Papa Urbano Octavo el año de mil seiscientos treinta y quatro, se hace preciso reparar si en orden a estos Santos hubo algo que suprimir o añadir. Nada menos, pues en su día proprio que es el Veinte y uno de Noviembre dice: in Hispania Sanctorum Martirum Honorii, Eutiqui et estefani. En cuyo supuesto es menester referir lo que el citado Papa Gregorio expresa en la Bula que acompaña a dicho Martirologio; dice pues que tubo gran cuydado de Comisionar para su Examen Varones eruditos en la verdad que se contiene, en los hechos, en las personas, en los lugares y en los tiempos que puedan contribuir para la fee de la Historia, teniendo presente los Códices de la mayor antigüedad y más perfectamente correctos para dicho intento.
En vista pues de lo expuesto en esta Bula, es preciso inferir que en este último examen encontraron respecto de nuestros Santos la verdad de la Historia en quanto a los hechos, a las personas, al Lugar, al tiempo, sin que nada les hubiese perjudicado la antigüedad de los Códices mas puros y correctos que se tubieron a la vista. Luego es preciso dar asenso a que fueron Mártires de nuestra España. Parece indubitable, assi por lo dicho, como por lo que el citado Padre Florez asegura tratando de la Corrección del Breviario
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que mandó hacer EL Señor Clemente Octavo en el que se expresa que San Torquato y sus Compañeros fueron Discípulos de Santiago, de cuya prueva se vale contra los que dudavan y controbertían este punto diciendo de este modo: La autoridad del Breviario de Clemente Octavo se prueva por lo dicho en el tomo antecedente página 44 donde referimos las disputas y exámenes que precedieron a el hecho de corregir el Breviario, y por tanto se resolvió con mucho acuerdo. Hasta aquí el Padre Florez ([8]). Pues si esto mismo resultó de las correcciones y exámenes que se tubieron del Martirologio mandadas hacer por Gregorio Trece y Urbano Octavo, ¿porqué no nos hemos de Conformar para persuadirlos que fueron de España los Santos Mártires Honorio, Eutiquio y Estevan como lo expresa en su día el Martirologio?, ¿qué dieferencia pudo haver entre unos y otros exámenes?. Yo no encuentro diversidad alguna, pues los creo de igual peso de razón y authoridad.
Provada y Comprovada la primera parte de la Proposición de Padilla, esto es, que los citados Santos fueron Mártires de España, ¿se podrá decir que en esta parte no supo distinguir lo vil de lo precioso?; quando desde el tiempo de Baronio a pasado este dicho por el crisol de varias correcciones de Varones tan doctos y versados en la historia como los que formaron las Congregaciones de que se ha hecho mención, ¿se podrá proferir que estos, como Padilla, no supieron distinguir lo vil de lo precioso?. Creo
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que sería temeridad solo el pensarlo; pues además de lo expuesto puede contribuir para su prueva el silencio que en este Punto guardó d. Nicolás Antonio, Hombre tan erudito como Crítico, quien tratando del que fingió el Cronicón de Destro que por haver puesto por Santo de España a San Segundo, siendo de Aste, ciudad de Italia, llamó este hecho atrevimiento indigno de un hombre Christiano y Religioso ([9]), ¿qué hubiera dicho de Padilla si su especie no estubiera calificada con un Martirologio tan circunstanciado y correcto?.
Pero sin embargo de lo dicho, es cierto que Padilla incurrió también en esta falta respecto de los Santos Mártires de Cartago del Africa, y de Valencia de la Galia, que los propuso como Mártires de España. Pero porque hubiera padecido esta equibocación o mala inteligencia en orden a estos Santos, ¿no pudo decir lo cierto respecto de los nuestros?, ¿quién lo podrá dudar?, pues a no ser assi era menester decir que quien erró en aquel o en otro Punto faltaría a la verdad en todos los demás, y por consiguiente que su obra más que un Catálogo de Santos era un compendio de especies fabulosas, lo qual parece que nadie podrá afirmar.
Ahora se referirán los fundamentos en que estriba la duda del Padre Florez para no afirmar que los expresados Santos Mártires pertenezcan a España. Dice pues en el Capítulo citado de este modo: Pero si miramos a los Martirologios
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antiquissimos Geronimianos que oy, y no en tiempo de Padilla, se hallan publicados, resulta que los Santos Honorio, Eutiquio y Estevan, cuya memoria se celebra a Veinte y uno de Noviembre, no padecieron en una misma Ciudad, sino en diversas: Eutiquio en Antioquía, Esteban y Honorio en Astis o Austis con otros Compañeros como se lee en el Corveyense y en el Lucense, los quales escriven Honorio y Honorato; pero el Artuerpiense y Eternacense citado por Francisco María Florentino sobre el veinte y dos de Noviembre escribió Demetrio y Honorato por incuria del amanuense en el día y sitio que no les toca, como nota bien aquel Autor.
Tenemos pues el nombre de Honorato en el que otros llaman Honorio para que no disputemos de la voz, sino sobre el Lugar, el qua fue diverso y no uno en los tres Santos, según los Martirologios alegados y aún en el antiquissimo Antuerpiense pone a Estevan en tercer lugar diverso de Antioquía en que coloca a Autiquio, y de Astis en que se refiere a Honorio o Honorato: et alibi Stefani. Tenemos pues que entre los Martirologios más copiosos y más contiguos Geronimianos nos mencionan los nombres de estos Santos Mártires en el día Veinte y uno de Noviembre; pero uniendolos con otros muchos Compañeros y abreviando el número algún Compendiador más moderno entresacó los tres santos referidos, como sucede frequentemente en Martirologios abreviados, y es la razón porque en ninguno de los más antiguos se hallan solos y juntos los tres nombres, sino muy acompañados. Hasta aquí el Padre Florez en el número citado, el qual se va a reconocer
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deduciendo tres reflecxiones opuestas al Contexto y documentos en que se funda este parecer, y son las siguientes.
La primera que de los Martirologios citados se infiere y se prueva que los Mártires Honorio, Eutiquio y Estevan de España son distintos de los que en ellos se menciona. La segunda que dichos Martirologios aun tratando de los Santos de Ytalia no deven hacer fee porque se contradicen entre sí; y la tercera porque después de la Bula del Señor Gregorio Trece, se hallan prohibidos para el uso de la Yglesia. Esto supuesto, entremos en la primera reflecxión diciendo que por el mismo Padre Florez sabemos que en los Martirologios más copiosos, que cita de los Antiguos Geronimianos, se mencionan los nombres de estos Mártires el dia Veinte y uno de Noviembre. Pero uniendolos con otros muchos Compañeros, y como los nuestros no los tubieron sigue dicho Autor diciendo: Y abreviando el número algún Compendiador más moderno entresacó los tres Santos referidos. De este Juicio que forma el Padre Florez no aparece documento, o cita de algún Martirologio abreviado, y el mismo Padre nos avisa y previene a suspender la fee de una proposición quando no está calificada con Documento como practicamente lo expone del dicho, de d. Juan Lorenzo de Padilla, a quien por lo mismo no da asenso, fuera de que parece irregular que hubiese algún Autor que determinado a formar un Martirologio abreviado hubiera pensado entresacar un Mártir de entre sus Compañeros destinando uno de ellos para unirlos como si hubiesen padecido juntos en un mismo sitio o lugar, quando[1] Flórez, tomo 10, Trat. 31, Cap. 4, núm. 97.
[2] Morales, lib. 10, cap. 27.
[3] Trujillo, tom. 2, colum. 2081.
[4] Quintana D., pág. 263.
[5] Gabanto, lecxion 5ª, cap. 21.
[6] San Gregor., Espísto. 29, lib. 27, iudic 1º.
[7] Gabant., lección 5ª, Cap. 21, núm. 7.
[8] Florez, tom. 4º, pág. 53, nº 88.
[9] D. Nicolás Antonio, lib. 5º, Cap. 4, número 8.