lunes, 18 de julio de 2016

En Jerez el 18 de julio de 1936 se fraguó en el cuartel de Tempul.



Más que un mero recuerdo de las víctimas habría que tomar medidas efectivas para consolidar el movimiento ciudadano memorialista, para hacer que el estado español busque a los desparecidos, para, en resumen, trocar la larga sombra de impunidad en justicia y dignidad. Este es el camino a seguir, en mi opinión, para que un día no vuelva a repetirse en este país un 18 de julio de 1936. Recordar a las víctimas no es suficiente. Hay que tomar medidas para hacer avanzar sustancialmente la memoria histórica y democrática.  Este 18 de julio no debería ser solamente un recordatorio de aquellos hechos de hace 80 años, sino una reflexión de por qué no se ha hecho antes lo necesario para dignificar a aquellas personas, por ejemplo recuperando sus cuerpos de las cunetas (donde siguen). Cómo los finos tentáculos de la dictadura se extienden aún hasta nuestros días impidiéndonos no ya recordar sino hacer justicia, esta es la pregunta clave a día de hoy.

Un programa sencillo para la memoria democrática en Jerez:


(recorte de ABC de Sevilla, 25 de febrero de 1938)

(jura de bandera en el Cuartel de Tempul, Jerez, años 40)

Desde inicios del levantamiento de Franco en el protectorado de Marruecos los oficiales de Jerez, acaudillados por el comandante Salvador Arizón Mejías, usaron el cuartel Fernando Primo de Rivera, en la c/ Taxdirt, como centro de operaciones para tomar la ciudad. Durante varios años, por la fuerza de las armas, ese fue el centro político de Jerez, el lugar donde se decidía todo, el lugar a donde todos iban a cuadrarse, desde donde salían las columnas de soldados y falangistas destinadas a toda la provincia para imponer el golpe, y el lugar donde (en paralelo con el cuartel de la Guardia Civil) ocurrirían arrestos, palizas, interrogatorios, etc., de personas consideradas “rojas”. 

El cuartel estaba situado solo un escalón más bajo que el gran depósito de aguas de Tempul, en la c/ Taxdirt, desde donde se podía ver todo Jerez. Allí se idearon los bandos de guerra que asolarían esta población y de allí saldría el capitán Mínguez a desposeer de su vara de alcalde a Antonio Miguel Oliver Villanueva, nuestro último alcalde republicano. Durante la guerra y durante el período del hambre el cuartel de Tempul fue el centro del poder desde el que operó, siempre bajo las directrices del general Queipo de Llano, el comandante Salvador Arizón Mejías.



Frente al cuartel, dedicado al ministro de la guerra Fernando Primo de Rivera, tío del dictador Miguel Primo de Rivera, estaba situado -y aún lo está- el chalet (véase fotografía más abajo) que Jerez le regaló al comandante Salvador Arizón Mejías por su heroica actuación golpista en Jerez. Este chalet, justo frente al cuartel hoy derribado, lleva mucho tiempo en estado de ruina y lo normal sería que si es de Jerez que vuelva a Jerez. Y en el monolito que en junio de 2015 el Partido Popular puso allí, en una esquina de la c/ Armas de Santiago con calle Taxdirt, dice exactamente:

“El 24 de julio de 1939 se crea en el cuartel Fernando Primo de Rivera el Regimiento de Artillería Antiaérea nº 74. Para conmemorar el setenta y cinco aniversario de su creación y a petición de la hermandad de la Defensión, el Ayuntamiento da el nombre de “Regimiento de Artillería Aérea nº 74” a este parque en el lugar que ocupó el conocido popularmente como “Cuartel de Tempul”.

Jerez, a 12 de junio de 2015.


Semitae coeli sunt liberatae (Los caminos del cielo son liberados)”.



Pero desde el cuartel de Tempul se fraguó toda la carnicería que tuvo lugar en nuestra ciudad. Quizás, y de un modo particular, el intencionadamente desordenado reguero de lugares de fusilamiento y enterramientos con que Salvador Arizón, como máxima autoridad militar en la plaza a cuyas órdenes respondían distintas corporaciones armadas, salpicó cada esquina del término municipal:



Ese monolito que el Partido Popular erigió, en junio de 2015, en una esquina del antiguo cuartel para recordar una unidad militar nacida al calor de la guerra civil trae ecos de dolor a Jerez y homenajea a un cuartel desde donde, en aquellos momentos, se organizó una descomunal masacre.

Llegar a Dios dando cañonazos a todos los enemigos impedimentos que se presenten por el camino aéreo es una cruda metáfora teológica de 1939 que ya nos podemos imaginar a qué debía su intrínguli. Seguramente, eliminar pecados, eliminar a la aviación republicana, era un camino seguro para llegar al cielo y sentarse junto a Dios. El doble sentido, militar y teológico de ese lema, coincide con la idea de santa cruzada de liberación nacional que pusieron en juego los golpistas de 1936 contra la IIª República, queriendo dotar a sus acciones militares de una justificación cristiana.

(chalet, en ruinas, en la c/ Taxdirt, antigua casa del comandante Salvador Arizón Mejías, frente al cuartel de Tempul)

En un día como hoy, a 80 años vista de aquellos cruentos hechos, hay que recordar a las víctimas, sí, pero hay que hablar también de memoria histórica, con respeto para todos, sin otro objetivo que cumplir con lo que establecen las leyes y profundizar en el espíritu de la Libertad y de la Democracia. Un día, Franco y sus generales (algunos de los cuales permanecen todavía hoy al pie de la estatua del general Primo de Rivera en la Plaza del Arenal) acabaron a tiros con la IIª República. Que nunca más el caudillismo, el fascismo, el autoritarismo, la fuerza de las armas, vuelvan a sustituir a la democracia.

(Cuartel Fernando Primo de Rivera, llamado popularmente de Tempul, Jerez, años 50, con unidad de artillería antiaérea)
Fuente de las fotografías:
Fotos antiguas del cuartel Fernando Primo de Rivera: