jueves, 28 de mayo de 2020

Dos nuevos libros sobre historia de Jerez: la ciudad y su universo rural.

En el primer caso, se trata de una monografía perfectamente documentada que está basada en un meticuloso barrido de las noticias, expedientes y planimetría que al respecto se conservan en el Archivo Municipal de Jerez, un centro de información que Jesús Caballero conoce bien desde hace tiempo.

En el segundo caso, y tal como nos tienen acostumbrados los hermanos García Lázaro, se trata de un riguroso, pero a la vez divulgativo, paseo por lugares, paisajes, anécdotas, hitos, caminos, monumentos, libros, plantas, hechos históricos, etc., relacionados con el universo rural de Jerez, su campiña y su sierra.

Dos esperadas aportaciones, en medio de la desescalada del coronavirus, que vienen a enriquecer mucho, en ambos casos, la historia de Jerez en dos de sus más potentes facetas: la urbe y su agro. Dos libros que, nada más salir a las librerías, ya se han convertido, tanto por el contenido de los trabajos como por la probada trayectoria historiográfica de sus autores, en dos volúmenes imprescindibles. En el primer caso se descubre, una vez más, la potencia informativa del rico Archivo Municipal de Jerez, pues de él ha salido el grueso de la información seleccionada por el autor.

Buen acierto el de la editorial Remedios y buen acierto el de la editorial Tierra de Nadie.


-JESÚS CABALLERO RAGEL
Apuntes para el urbanismo en Jerez durante el siglo XIX
Ed. Tierra de Nadie, Jerez, 2020,




-AGUSTÍN GARCÍA LÁZARO y JOSÉ GARCÍA LÁZARO:
Paisajes con historia en torno a Jerez
Ed. Remedios, Jerez, 2020, 215 págs.





Al final de cada artículo del libro, aparece una cuidada bibliografía que detalla las fuentes de información utilizadas:

domingo, 24 de mayo de 2020

García Lorca, Lola y Jerez.


Por supuesto, Jerez tiene un colegio con el nombre de García Lorca, en la zona Sur, y tiene una calle Federico García Lorca en el polígono de San Benito. Una ciudad de nombre universal como Jerez cumple así, ¿cómo podría ser de otra manera?, con uno de los genios, de Andalucía, más universales, con uno de los literatos que han sabido calar más hondo en el espíritu de Andalucía. Como es sabido, Lorca escribió en su Romancero gitano unos impresionantes versos que retratan un Jerez de represión y orden social estricto protagonizado por Pedro Domecq y su séquito de guardias civiles. Invito a los jerezanos y jerezanas a leer el poema entero (https://poemas.uned.es/poema/romance-de-la-guardia-civil-espanola-garcia-lorca/) una, dos, tres, cuatro veces, pues en él hay, aunque literariamente, un retrato de parte de nuestra historia y una denuncia inolvidable de lo que los gitanos de Jerez han sufrido aquí. Aunque hoy, afortunadamente, ni la guardia civil se comporta de ese horrible modo, ni los gitanos sufren persecución, ni las bodegas marcan el ritmo económico de la ciudad. Pero la historia, como repiten quienes gustan de resaltar de ella solo ciertas partes “gloriosas”, “entrañables”, “edificantes”, “inolvidables”, es la que es y Lorca, imaginación poética aparte, sabía de lo que hablaba. Razón por la cual le mataron, como también es sabido.

Ese poema que Lorca escribió merece una respuesta de agradecimiento por parte de Jerez. Es decir, esa forma valiente de retratar parte de nuestra historia y parte de la realidad histórica del pueblo gitano, merecen que Jerez reconozca al poeta de un modo especial. Porque el inmisericorde dolor que retrata el poeta quizás podría ser, y probablemente lo es, una de las claves estéticas profundas del flamenco que se hace en Jerez; un dolor, una situación social, un recorrido histórico del pueblo gitano que bien merecen una estatua al poeta de Granada al que mataron, precisamente, por escribir cosas como las que en dicho poema se pueden leer. Por memoria democrática, por respeto al pueblo gitano de Jerez, por valentía artística, por belleza literaria, por verdad histórica, por sentido de la defensa de los derechos humanos, Lorca merece una estatua en Jerez, junto a la puerta del Ayuntamiento, sin ir más lejos. Quizás, una estatua sedente, donde dos niños gitanos, observan cómo él lee un poema, una estatua que de algún modo compense el malfario que aún nos trae la estatua del marqués de Domecq que está junto a la iglesia de Santo Domingo, autorretratado el cacique repartiendo pan a los pobres…

Leamos muy atentamente lo que los investigadores señalan respecto a uno de los vínculos entre el pueblo gitano de Jerez y García Lorca: “El Romance de la guardia civil española generó bastantes enemigos, de eso no cabe duda. El poema habla de unos sucesos que ocurren en el campo de Jerez durante una huelga de obreros en el año 1923. Los gitanos que van a trabajar como temporeros en la recolección de los productos del campo acampan en campamentos y se declara una huelga de obreros. La guardia civil, ante esa huelga, los disuelve y prende fuego a los campamentos. Eso es lo que se describe en el Romance de la guardia civil española. Algo que después tendría connotaciones en la muerte del poeta, porque quien ordena realmente la detención de Federico García Lorca, el día 16 de agosto de 1936, es un teniente coronel de la guardia civil que, unos años después de haberse producido esos sucesos en el campo de Jerez, y de que Lorca en el año 1928 escribiese el Romance de la guardia civil española, este teniente coronel de la guardia civil ha sido destinado al campo de Jerez y tiene en sus manos lo que sería la vida de Lorca. Es este teniente coronel el que, en ausencia del gobernador civil, está ese 16 de agosto mandando en el Gobierno Civil de Granada”. http://lascebrassalen.com/federico-garcia-lorca-poemas-para-ninos/. Qué casualidad tan grande que Lola Flores naciera justo en el año que la Guardia Civil prendía fuego, según esta fuente de información, a los campamentos gitanos en los campos de Jerez.

Como también es sabido bien en nuestra ciudad, Lorca expresó su admiración por el cantaó Manuel Torre, en su libro Poema del cante jondo (http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/poema-del-cante-jondo-785126/html/), en Viñetas flamencas, donde el poeta escribe: “A Manuel Torres, «Niño de Jerez», que tiene tronco de Faraón”. El flamencólogo José María Castaño indica en su monografía (pág. 36) sobre el cantaor José Soto Sordera, cómo García Lorca conocía el flamenco de la provincia de Cádiz, pues este escribió: “De Jerez a Cádiz diez familias de la más pura casta guardan con avaricia el secreto de lo jondo”. Nuestro gran José Manuel Caballero Bonald, en una conferencia sobre Lorca, habla del poeta y de la identidad de Andalucía, del flamenco, de la realidad de los gitanos… Merece la pena oír, si se quiere entender la importancia del Poema del cante jondo, esta su meditada conferencia: https://www.casamerica.es/literatura/lorca-en-espana. Caballero Bonald denuncia, claro, cómo el franquismo quiso siempre marginar a Lorca

El poeta granadino, en su conferencia “Juego y teoría del duende” escribió sobre el baile flamenco en Jerez: “Hace años, en un concurso de baile de Jerez de la Frontera se llevó el premio una vieja de ochenta años contra hermosas mujeres y muchachas con la cintura de agua, por el solo hecho de levantar los brazos, erguir la cabeza y dar un golpe con el pie sobre el tabladillo; pero en la reunión de musas y de ángeles que había allí, bellezas de forma y bellezas de sonrisa, tenía que ganar y ganó aquel duende moribundo que arrastraba por el suelo sus alas de cuchillos oxidados”. https://usuaris.tinet.cat/picl/libros/glorca/gl001202.htm

Pienso que cuando hablamos de los gitanos de Jerez, de Lola Flores, de Lorca, también deberíamos reflexionar pausadamente sobre estas palabras tan claras del investigador Sergio García: “Los gitanos de García Lorca, es cosa sabida y hasta tópico gastado, no son los gitanos corrientes y molientes que pinta la gente. No son los andantes del carromato y del borrico, andrajo y oropel. No son los artífices del mimbre y de la buenaventura, mercachifles y chalanes con toque de cuatreros, espanto de niños traviesos y de buenos cristianos del agro, azote de gallineros. Los gitanos de Federico no son ésos de cada día. Los suyos son la emanación poética del pueblo andaluz, como él lo dijo en algún lugar. También son, con más evidencia todavía, el mito forjado por el poeta para representar y encarnar el individuo y la libertad, la fantasía, la espontaneidad y la creación artística” (https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/aepe/pdf/revista_36-37_19-20_89/revista_36-37_19-20_89_18.pdf)

Lo que estoy queriendo sugerir aquí, a saber, que se homenajee a Lola Flores al mismo tiempo que a Federico García Lorca, no es una ocurrencia mía, sino una necesidad cultural profunda de Jerez que aún las autoridades políticas no han querido satisfacer. Viendo este vídeo de Lola Flores recitando a Lorca: https://masjerez.com/noticias/jerez-ciudad-de-los-gitanos-para-lorca, se comprende fácilmente qué es lo que representa el pueblo gitano de Jerez desde el punto de vista simbólico-cultural: una realidad social histórica capaz de mantener su bandera de independencia a pesar de la feroz vigilancia de los poderosos. En mi opinión, un pueblo que por poner su utopía de convivencia, de alegría y de apego a la naturaleza, sobre la mesa, fue siempre marginado por quienes quisieron imponer el oscuro pensamiento único que gangrenó la historia de España desde Trento a nuestros días; un pueblo que Lola Flores solo representa, con su inapreciable arte, en la medida en que ella supo salir de lo más hondo hasta llegar a lo más alto ofreciendo ese coraje de vida, de autonomía y de honda sabiduría de su gente; un pueblo cuyos símbolos, como efectivamente lo es Lola Flores, no merecerían que las autoridades locales lo manipularan con torpeza convirtiéndolo, sin darse cuenta, en un mero atractivo turístico, amputándole las raíces históricas que, en buena medida, Lorca sí supo retratar. No olvidemos cómo Lola misma, consciente de su sangre histórica,  recordaba a Lorca: https://www.youtube.com/watch?v=olnLuhhCewI. Ay, si de nuevo convierten a Jerez en una muñeca vestida de flamenca encima de un televisor antiguo. Que Lorca lo evite, que no se sepulte la memoria histórica del pueblo de Jerez (https://www.youtube.com/watch?v=dRS_kZYR3SY).

La media luna soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.

martes, 19 de mayo de 2020

Historia del tocino de cielo de Jerez.


No sé muy bien en qué momento se empezaría a fabricar, como dulce artesano de venta al público, el tocino de cielo en Jerez. La primera vez que he podido localizar en la prensa de la zona una noticia sobre una pastelería, y en Cádiz, que hable de los tocinos de cielo es en 22 de diciembre de 1914 La pastelería Viena de Cádiz anunciaba: tocinos de cielo, marrón glacé, frutas escarchadas… En las guías oficiales de Jerez, aunque las he consultado, no he podido localizar ninguna noticia sobre este dulce ni sobre yemas, etc. Algunos (https://cocina-casera.com/tocino-de-cielo/) han escrito: “El tocino de cielo se creó en 1924 en el Convento del Espíritu Santo de Jerez. Conventos y monasterios a menudo usaban los huevos en sus recetas de repostería como la tarta capuchina creada por las monjas Clarisas Capuchinas”, pero ignoro en qué fuentes históricas se basan para afirmarlo.



Sebastián Marocho dice en su “Cosas Notables ocurridas en Xerez de la Frontera desde 1647 a 1729” (CEHJ, Jerez, 1939, pág. 22): “En este mismo año vino a Jerez el Chocolate de las Indias; venía labrado de allá;  el primero fue a parar a el Espíritu Santo, y se divulgó una voz que decía: <<en las Monjas del Espíritu Santo hay una bebida riquísima que llaman chocolate, es muy negra, y la derriten con agua caliente y echan la mitad de azúcar; es una bebida de los cielos, y no muy cara, pues una tacita lo más que vale es cuatro cuartos>>. En este año conocí yo una Confitería, y llamaban la Confitería Brígida. En los bautismos sólo se gastaban garbanzos tostados, si eran pobres, y si con algún posible pasas de sol y avellanas, pero en ambos ricos vinos, y mientras más colorado el vino más estimado. La nobleza usaba en sus bateos bizcotelas de las monjas del Espíritu Santo, panales de rosa de las de Gracia y calabazas de las de Madre de Dios, agua de nieve y vino colorado, como queda dicho”.

Marocho no cita entre esa repostería de los conventos de monjas de Jerez el dulce conocido hoy como “tocino de cielo”. También dice ese texto que los vinos que se usaban (tanto la clase popular como la noble) eran de color rojo (“mientras más colorado el vino más estimado”)… de donde se deduce que es improbable que se clarificaran entonces (al menos en 1658, que es la data de la noticia que hemos extractado), de modo masivo al menos, con claras de huevo, así como que las yemas se donasen a los conventos. El color de los vinos que Jerez producía en el pasado tiene, quizás, poco que ver con el concepto de limpidez de los caldos que hoy estimamos como excelentes, con lo que la supuesta abundancia de yemas excedentes en los siglos XIV, XV y XVI no es probable. Aunque, como es sabido, los tintos también pueden ser clarificados, efectivamente, con clara de huevo. El proceso de clarificación, con clara de huevo, de los vinos de Jerez lo explica muy bien González Gordon en la pág. 354 de su famoso libro Jerez-Xérèz-Sherish.

Que el convento del Espíritu Santo se fundara sobre mediados del siglo XIV tampoco quiere decir, como es voz popular, que desde entonces se fabriquen “tocinos de cielo” en dicho convento de monjas dominicas. Por otra parte, los historiadores no datan la construcción del actual convento hasta mediados del siglo XV. Otros señalan a finales del siglo XVI cuando se terminó el convento (El Guadalete, 19-02-1892). Juan de la Plata nos ilustra: “La realización de dulces en los conventos es muy antigua. Además de para el propio uso de la comunidad, servían como obsequio a los benefactores del convento. Es a partir de la desamortización de Mendizábal, en 1835, cuando muchas d elas labores que se realizaban en los conventos adquieren un significado mercantil y se contempla la venta de dulces como una forma de ayuda económica. Incluso existe una carta pastoral de 1950, la Sponsa Christi, dirigida por Pío XII a las monas, exhortando a los conventos de clausura a la producción y venta de ciertos productos artesanales (ref. J.C.Capel, 1981)”

En el libro, sobre arquitectura, cocina y gastronomía jerezanas, de Fátima Ruiz Lassaleta ("Casas señoriales, bodegas y sabores de Jerez")  no se cita el “tocino de cielo” como postre típico de Jerez. En 1829, como se puede comprobar en el Diario de avisos de Madrid de 20-12-1829, se observa cómo se venden en una confitería madrileña de lujo: “…toda clase de cajas guarnecidas desde 10 reales arriba, legítimas mantequillas de Soria, cajitas de turrón de nieve y de fresa, tocino del cielo de a libra y de dos, toda clase de dulces escarchados…” En el Diario de avisos de Madrid de 22-12-1848 (véase: http://hemerotecadigital.bne.es/pdf.raw?query=id:0000204692&lang=en&log=18481222-00000-00001/Diario+oficial+de+avisos+de+Madrid) se dice que los tocinos de cielo que se consumían en algunas confiterías de Madrid o procedían de Badajoz o se hacían al modo de Badajoz.

En las Ordenanzas de Confiteros de Jerez no parece que se cite el “tocino de cielo” (véase al respecto: Juan de la Plata: “El Gremio de Confiteros y sus Reales Ordenanzas, 1769” (Diario de Jerez de 24-02-1991). En esta ordenanza aparecen otros dulces o confites que se hacían en Jerez: “que los canelones de cidra, canela, avellanas, o anís liso, o labrado, culantro liso, o labrado, almendra pelada, o raída, y entera, y piñón, y gragea, todo esto sea y se haga de una azúcar blanca de arriba a bajo, sin otra mistura so pena de dos mil maravedíes por la primera vez y por la segunda la pena doblada, y por la tercera seis mil maravedíes, aplicado todo por tercias, según dicho es”.

En el caso de que la tradición de la elaboración de los “tocino de cielo” no esté relacionada con la herencia repostera de la cultura árabe, lo cual quien suscribe ignora, es presumible que la fabricación de este tipo de dulce tuviese lugar no antes del último tercio del siglo XVIII, cuando la presencia de los comerciantes franceses e ingleses en el marco de Jerez comienza a cambiar los métodos vinícolas en esta zona, pasándose progresivamente de la venta de añadas al sistema hoy conocido como de soleras, que permite una mayor acaparación de existencias por parte de las bodegas y, en consecuencia, de aumento de las ventas a los mercados exteriores europeos. Efectivamente, al clarificar los vinos (aunque también se utilizaron para ello yesos y tierras de Lebrija, por ejemplo) se usaron claras de huevo y las yemas sobrantes quizás pudieron destinarse para fabricar dulces como las “yemas”, los “tocino de cielo”, etc.

No obstante lo dicho hasta aquí, un especialista en estudios gastronómicos tendría que indagar más respecto a la fecha en que este dulce empezó a fabricarse, consultando documentos del Archivo Mpal. de Jerez como: 1º) AHR, C. 12, Nº 48: Aprobación de las ordenanzas de pasteleros de Jerez, 1675, 10 hojas (Son copia de las ordenanzas de pasteleros de Sevilla, 1556); 2º) Exp. 5504: El Gremio de confiteros sobre que se prohíba la venta de dulces por las calles y que ninguno lo ejercite sin estar examinado según las ordenanzas, 1786; 3º) Exp. 13863: Reglamento de la asociación del gremio de confiteros de Jerez.; 4º) ASM, L. 36, E. 521       : Ordenanzas para el Gremio de Confiteros de la ciudad de Jerez de la Frontera, aprobadas por el Consejo de Castilla / 1769-1774; 5º) AHR, C. 9, nº 13: Manuscrito sobre recetas y secretos varios, copia de 1768, este ha sido consultado y no aparece ninguna noticia al respecto.

La pretensión de algunos de querer hacer del tocino de cielo un dulce con marchamo oriundo jerezano y remontarlo hasta las monjas del Espíritu Santo en el s. XIV o XV (http://www.diariodejerez.es/article/jerez/1978888/jerez/quiere/su/tocino/cielo/sea/solamente/suyo.html) quizás tenga su fundamento histórico, por qué no, quién sabe, pero yo aún no lo he encontrado, yo aún no he visto ningún documento que lo pruebe o, al menos, lo dé a entender de forma clara. El gastrónomo "Zenón", decía en ABC en los años 50: "Como el vino de Jerez se clarifica con clara de huevo, se utilizan las yemas para tocino de cielo en todo el rincón del jerez"

domingo, 17 de mayo de 2020

El aposentador de la feria de Jerez en el s. XV.

La Feria de Jerez tiene sus longevos orígenes en el siglo XIII. Es conocido el texto de Alfonso X por el cual se concede a la ciudad la celebración de dos ferias, una en primavera y otra en otoño -aunque el texto original dice mediado el mes de agosto-:

“la una que començase el primero dia de abril e la otra mediado el mes de agosto. E que durase cada una de ellas diez días. E que fuese el una feria dellasen el un arrabal e el otra en el otro. E que fuesen franquidos les vesynos de Xeres e todos los chrisptyanos que a ellas viniesen daquellas cosas que son los que vienen a las ferias de Sevilla. Otrosy, les otorgavan que oviesen mercado cada semana [sic] el dia del lunes” (del privilegio de Alfonso X a Jerez de concesión de dos ferias francas, por E. Martín: La época cristiana, en Historia de Jerez de la Frontera, D. Caro -coord.-, p. 327).

En Medina del Campo se conserva actualmente, de modo honorario, el oficio de aposentador mayor de su llamada feria renacentista. Es un cargo simbólico que actualmente tiene como objeto inaugurar la feria con un pregón, recibir a invitados especiales, representar a la ciudad, etc. También en Jerez vemos cómo, en 11 de febrero de 1477, los Reyes Católicos nombran a un caballero veinticuatro, Juan de Pinos, como aposentador de la feria al estilo, precisamente, de la de Medina del Campo:


“…es nuestra merçed / e voluntad que agora e de aquí adelante para en toda vuestra / vida seades nuestro aposentador de la feria de la dicha / çibdad de xeres segund lo es el aposentador de las ferias / de medina del campo e que vos o quien vuestro poder para ello o- / viere e non otra persona alguna tengays cargo de apo- / sentar todas las personas que ala dicha feria vinieren” (transcripción nuestra de “Nombramiento de aposentador de las ferias de Jerez a Pedro de Pinos”, Archivo Gral. de Simancas, legº 147702, 58)

Y también en el Archivo General de Simancas (AGS, RGS, legº 148006, 219) y en el Archivo Municipal de Jerez (AMJF, Actas Capitulares, año 1480, fº 26v.-27r.) se conservan textos originales relativos a la “confirmación del traspaso del oficio de aposentador de la feria que hizo el regidor Pedro de Pinos a la ciudad de Jerez”. Este documento del reinado de los Reyes Católicos, concretamente de 13 de junio de 1480, ha sido recientemente transcrito por el medievalista de la Universidad de Cádiz D. Juan Abellán Pérez y en sus partes principales dice así:



Don Ferrando e doña Ysabel por la graçia de Dios, etc. … Sepades que Pedro de Pinos, veynte e quatro desa dicha çibdad, nos enbio fazer relaçion … dizyendo que en el año paso del Señor de 1477 años nos le fezimos merçed del ofiçio de aposentador de la feria desa dicha çibdad, … e despues que teniendo el dicho ofiçio asy en el mismo año como en el syguiente de setenta e ocho le fue contradicho por esa dicha çibdad diziendo serle fecha la dicha merçed en deserviçio nuestro e en daño de los vezinos … e quel dicho ofiçio de aposentador era de la dicha çibdad e a ella pertenesçia proveer del dicho ofiçio, segund los dichos sus previllejos como fazian todos los otros ofiçios de la dicha feria, por las quales razones e por las otras en la dicha su petiçion contenidas el dicho Pedro de Pinos avia renusçiado, çedido e traspasado… el dicho ofiçio de aposentador en la dicha çibdad para que ella lo oviese e toviese e proveyese el dicho ofiçio… Por ende por vos fazer merçed, … confirmamos e aprovamos la dicha renusçiaçion e çesyon e traspasamiento en vosotros fecha por el dicho Pedro de Pinos del dicho ofiçio de aposentador de la dicha feria…

Es decir, el aposentador de la feria que habían nombrado los Reyes Católicos en 1477 renunciaba en 1480 sus derechos en favor de Jerez porque, por privilegios que nuestra ciudad tenía, sabía y admitía que quien podía nombrarlo era la misma ciudad y no los reyes. Los Reyes Católicos, en ese documento de 1480, reconocen a Jerez esa potestad de nombrar aposentadores de sus ferias y se desdicen de la concesión que habían hecho al caballero Pedro de Pinos tres años antes.

En las Ordenanzas del Concejo de Jerez de la Frontera, conservadas en el Archivo Municipal, se observa, por ejemplo para 5 de septiembre de 1481, cómo el concejo gestiona directamente la cuestión de los diputados de feria, señalando en ese caso que si uno estuviese enfermo los otros podrían usar de dicho oficio pero repartiendo entre todos “los derechos de la dicha feria”. Y para el año 1494 refiere el historiador Bartolomé Gutiérrez en su Historia de Xerez (tomo I, pág. 309 y ss.) unas curiosas ordenanzas pregonadas de la feria de Jerez, centradas sobre todo en la cuestión del orden público, donde vemos actuar como diputados e aposentadores de la feria de Jerez a los caballeros Nuño Portillo, Esteban de Villacreces, Diego de Villacreces, Juan Núñez de Villavicencio y García de Lara.