(AC, 1643-09-28, fº 488) San Dionisio, pendón, canónigos.- El Sr. D. Pedro Camacho de Villavicencio Spínola, caballero del orden de Calatraya, dijo: que en cumplimiento del acuerdo de la ciudad hablaron a los sres. canónigos, su merced y el Sr. D. Fernando Núñez de Villavicencio, y les pidieron se sirviese de entregarle el estandarte para la celebración de las fiestas que esta ciudad celebrará a 9 de octubre, primero que viene, de nuestro patrono S. Dionisio; y aunque en esto se hicieron los esfuerzos y réplicas que se ofrecieron hacer en orden a que lo entregasen, pues es de la ciudad, y todavía se resolvieron a no darlo, da cuenta de ellos a la ciudad, para que acuerde lo que más pareciere que conviene, y que si fuere menester hacer otro pendón o estandarte, se haga. La ciudad, habiendo visto la cuenta que han dado los sres. D. Pedro Camacho de Villavicencio Spínola y D. Fernando Núñez de Villavicencio, 24º, acordó: que la dicha fiesta se haga en San Francisco o en Santo Domingo, o donde pareciere ser más a propósito a los caballeros diputados; y en cuanto a lo demás, se haga dicha fiesta sin llevar el estandarte, supuesto que los sres. canónigos no lo entregan.
(AC, 1646-05-28, fº 621) Corpus, guión, palio.- La ciudad, dijo: que por que ha sido llamada para echar las suertes de los caballeros 24º que han de llevar el guión y palio en la fiesta y procesión que se ha de celebrar este presente año del Corpuscristi, y para que se haga, y cada caballero sepa adonde ha de acudir a llevar el dicho guión y palio, acuerda que se reparta en esta manera: Que el sr. corregidor ha de sacar el guión desde el altar mayor de la iglesia Colegial hasta la puerta de la dicha iglesia, y desde la puerta de la dicha iglesia mayor ha de llevar el dicho guión el Sr. D. Juan Francisco de Corral y de Toledo, alférez mayor, que es el primer puesto y sitio, hasta la entrada de la calle de la Carpintería, y desde la dicha calle de la Carpintería, que es el 2.° sitio, ha de llevar el dicho guión el Sr. don Diego Suárez de Toledo, alguacil mayor, hasta la plazuela que dicen de Zurita, donde está la casa de los Leones, y desde la dicha plazuela de Zurita ha de llevar el dicho guión, que es tercer sitio, el Sr. don Alonso de Villavicencio Spínola, hasta la plazuela de S. Juan, y desde la dicha plazuela, ha de llevar el dicho guión, que es el 4º sitio, el Sr. D. Juan Núñez de Villavicencio Spínola, hasta la Tornería, y desde la dicha Tornería, que es el 5° sitio, ha de llevar el dicho guión el sr. D. Francisco Esteban de Zurita, hasta la plazuela de la Yerba, y desde la plazuela de la Yerba, que es el 6º sitio, ha de llevar el dicho guión, el sr. D. Francisco Pacheco de Narváez, hasta la iglesia mayor, y para llevar el palio en los dichos 6 puestos, acordó: se eche por suerte entre los demás caballeros 24º, en presentes y ausentes: y luego se trajo la urna, y tocó por suerte a los caballeros 24º en los puestos siguientes:
En el 1º puesto, desde la iglesia mayor hasta la entrada de la calle de la Carpintería, tocó llevar el palio a los sres. D. Martín de Torres Gaitán, D. Cristóbal López de Morla, D. Antonio Moreno Estupiñán, D. Pedro Martínez de Hinojosa, D. Tomás de Rallón Carvajal, D. Luis Chirinos Osorio.
En el 2º sitio, desde la entrada de la calle de la Carpintería hasta la plazuela de Zurita, tocó á los sres. D. Baltasar de Morales Maldonado, don Luis Francisco del Castillo, D. Pedro de Mendoza, D. Íñigo de Vargas y Perea, D. Diego de Hinojosa Catalán, D. Diego Tiburcio de Villavicencio.
En el 3° puesto, desde la plazuela de Zurita hasta la plazuela de S. Juan, tocó llevar el dicho palio a los sres. D. Juan de Villavicencio Padilla, D. Pedro Riquelme de Valera, D. Martín Alberto Dávila, D. Antonio do Mendoza, D. Diego Lorenzo de Mendoza, D. Diego del Castillo Ibáñez.
En el 4º puesto, tocó llevar el dicho palio, desde la plazuela de S. Juan hasta la Tornería, a los sres. D. Miguel de Fuentes Pavón, D. Marcos Gil de León, D. Juan Francisco de Mirabal, don Juan Lorenzo de Fuentes, D. Pedro del Castillo Ibáñez, D. Juan de Carrizosa.
En el 5° puesto, tocó llevar el dicho palio, desde la Tornería hasta las casas del cabildo, a los sres. D. Fernando de Morales, D. Francisco Ramos de Baños, D. Juan Núñez de Villavicencio Morales, D. Luis Román Cornejo, D. Diego Caballero Dávila, D. Alonso Fernández de Valdespino.
En el 6º puesto, tocó llevar el dicho palio desde las casas del cabildo hasta la iglesia mayor, a los sres. D. Francisco de Zurita y Haro, D. García Dávila Ponce de León, D. Juan de Vargas Machuca, D. Luis Spínola de Villavicencio, D. Juan de Mendoza, D. Martín Dávila Sigüenza.
(AC, 1647-07-10, fº 1201) Corpus, gigantes, ratones.- El sr. Don Cristóbal López de Morla, caballero de la orden de Calatrava, 24°, diputado de la fiesta del Corpus que se celebró en esta ciudad este presente año, dijo: que le ha parecido conveniente, por excusar más gastos a la ciudad, el que se haga un arca donde se metan los vestidos y los rostros de los gigantes, que estén en las casa de este ayuntamiento, debajo de la escalera de la capilla; y los palos y armazón se pongan en el entresuelo que está encima del oficio del cabildo antiguo, pues hoy no sirve de nada, porque de llevarlos a las casas del pósito se siguen graves inconvenientes, porque se meten entre la paja, y todos los años le hacen de nuevo, porque se los comen los ratones.
(AC, 1649-03-24, fº 1243) Semana Santa, procesiones.- La ciudad, considerando los graves daños que se han recrecido en los lugares en que ha habido contagio, de la comunicación y concurso de sus vecinos, atendiendo a que se acerca la Semana Santa en que suele haber grandes concursos en las procesiones que se acostumbran hacer, y en las iglesias de noche, de que se puede recelar gran peligro a la salud y bien de la causa pública, particularmente con las túnicas y azotes que se alquilan y prestan para dichos efectos, en que es imposible ajustar la sanidad y contacto de unos a otros, acuerda que los caballeros diputados de la salud representen al sr. D. Juan de Ortega, vicario desta ciudad, los inconvenientes referidos y los demás que se pudieren recrecer; pidiéndole que en lo que fuere posible esta conferencia, en lo que la piedad cristiana permite, a que esta ciudad está siempre sujeta, tome la determinación que más convenga en esta parte, al servicio de Dios y bien de la causa pública; que esta ciudad, por lo que le toca, le ha parecido sería ajustado, por lo cual acuerda: se exccusen las dichas procesiones, y pida al sr. vicario, si fuere ajustado, mande que las puertas de las iglesias se cierren, dada la oración, encargando a todos los prelados y personas que gobiernan cualesquiera de las iglesias de esta ciudad, de su clerecía, o religiones de monjas o frailes, dispongan cantar las tinieblas lo más temprano que se pueda, para excusar los concursos de noche.
(AC, 1649-05-17, fº 1294) Epidemia, rogativa, pecados públicos.- La ciudad, habiendo considerado que tiene hechos varios acuerdos en orden a la curación y preservación del mal de contagio que se está padeciendo, y hecho diferentes veces procesiones, rogativas y plegarias a Dios Nuestro Señor y a la vírgen santísima madre de Dios y a otros santos, abogados de esta ciudad, para que Su Divina majestad se apiade de los fieles cristianos y les quite tanto trabajo y mal, y porque es bien no omitir diligencia alguna por ser cosa cierta que esta plaga es castigo de pecados, acuerda: que para el domingo, que se contarán 23 de este presente mes, los caballeros diputados de fiestas, que son los sres. D. Pedro Martínez de Hinojosa y D. Diego Luis de Villavicencio, hablen en nombre de esta ciudad a los sres. vicario y canónigos de la iglesia Colegial de ella, y en su nombre les pidan que el dicho día domingo, por la mañana, den orden y disposición para que se haga procesión general en forma, desde la iglesia Colegial hasta la de S. Francisco de Paula, en la devoción posible, y a la tarde, en la dicha forma se vuelva la dicha santa reliquia a su asiento de la iglesia mayor, y que el sr. vicario dé dexcomunión a las mujeres que asistieren en 1as dichas dos iglesias, por excusar los concursos y estrecheza de gente que puede haber; y para la dicha disposición se llame la ciudad para librar lo necesario, a certificación de dichos caballeros, para el ornato, lucimiento y prevención de dicha procesión y modo de fiesta que ordenaren los dichos sres. vicario y canónigos con dichos caballeros diputados de fiestas, con cuya consulta e intervención se pueda transferir o alterar el día de dicha procesión, si tuviere inconveniente el día que está señalado. Y para que la majestad divina de Dios Nuestro Señor sea reverenciada, temida y servida como es justo, se encarga a los jurados, diputados de collaciones, tengan cuidado cada uno en la suya, de ver, celar e inquirir, qué personas hay en ellas, hombres, mujeres de cualquier estado, calidad y condición que sea, que con poco temor de Dios y menosprecio de sus almas y conciencias, viven mal e indebidamente, con escándalo, inquietud, sediciones, logrerías, amancebamientos, avaricias, ingratitud, inobediencias a sus mayores y en otros pecados; cuya indignación tiene irritada la justicia divina; todo lo cual e inquieran y ajusten, como lo tienen dispuesto las leyes de estos reinos y santos cánones.
(AC, 1650-11-17, fº 224) Visita del arzobispo.- El sr. adelantado D. Juan Vélez de Guevara, caballero de la orden de Calatrava, corregidor y capitán a guerra en esta ciudad, dijo: que ha tenido noticia que su ilma. el sr. arzobispo de la ciudad de Sevilla, que está en la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, ha de entrar en esta de Jerez, para el domingo o lunes primero, y para que el recibimiento que esta ciudad tiene acordado se le haga, como consta de sus acuerdos ante Pedro Benítez de Lasida, escribano de este ayuntamiento, se haga con toda ostentación, como se debe a la grandeza de esta ciudad, tiene dispuesto salgan las 16 compañías de la milicia de esta ciudad; y porque para este efecto no hay en ella cajas ni tambores, porque las cajas están desparchadas las que hay, y se necesita de adobar y traer otras de fuera y tambores que salgan con dichas compañías; así para esto, como para la muestra general que se ha de hacer, y para la compañía de a caballo, se necesita de un trompeta y no lo hay en esta ciudad, para todo ello es necesario dineros, para que se acuda a todo con toda puntualidad y como lo pide materia de tanta importancia, pues es nuestro prelado, y a quien se debe toda atención.
(AC, 1652-01-26, fº 43) Toros, barbarie.- D. Bartolomé de Medina y Villavicencio, dijo: que teniendo yo, en mis vacas del hato de Berlanga, un toro, mío propio, en días de este mes, por orden de los caballeros diputados, fueron los conocedores de carnecería y me trajeron dicho toro a dicha carnecería, de donde lo sacaron a lidiar por las plazas y calles, dos días continuos, y en el segundo día, después de cansado y agarrochado el dicho toro y mal herido, le quitaron la soga y soltaron, a la oración, de la carnecería, respecto de lo cual, y, o por estar el dicho toro mal herido y cansado, o porque la gente, después que salió de la carnecería le hiriese, cayó muerto en el sitio de la calle de Antona de Dios, adonde por no haber quien cuidase de él, diferentes personas le quitaran mucha parte de la carne y se la llevaron, y lo restante se romaneó en la carnecería, y entregó a carnicero por los dichos caballeros diputados: y porque el dicho toro, como fue público, era grande y muy gordo, que valía y tenía de carne 400 reales libres para mí, porque se me satisfagan y no se dé 1ugar a que me querelle de los conocedores y de quien, contra mi voluntad, trajo de mis vacas el dicho toro. Suplico a V.S. sea servido de mandar se me dé la dicha cantidad y librármela en efecto de donde lo cobre, en que me hará merced, y pido justicia.- D. Bartolomé de Medina Villavicencio.
(AC, 1654-07-20, fº 225) Toros, juegos de alcancías, conocedores.- El sr. D. Diego Tiburcio de Villavicencio, caballero del hábito de Alcántara, 24º, diputado de fiestas, dijo: que los conocedores de la carnecerías de esta ciudad le han dicho que ellos y otros de su oficio, quieren bacer regocijo de toros en la plaza del Arenal, el sábado 1º de agosto, con que se le den los sitios para poder disponer de ellos para ayuda del gasto que han de hacer. La ciudad, habiendo visto la cuenta que ha dado el sr. D. Diego Tiburcio de Villavicencio, diputado de fiestas, y lo que sobre ello se ha dicho y practicado, acordó: que por esta vez da licencia a los dichos conocedores para que puedan hacer el regocijo de fiesta de toros en la plaza del Arenal, atajando las calles y dejando la plaza cerrada; y con que no puedan hacer ni hagan juegos de cañas ni alcancías, por ser juegos reservados para la nobleza de esta ciudad; y atento a que el sitio del llano de San Sebastián y otros donde se han hecho, está incómodo; y se le dan los sitios de las bocas de las calles y los demás que pertenecen a esta ciudad, para que dispongan de ellos como les pareciere, para que rieguen la plaza y para ayuda del gasto que en ello hicieren.
(AC, 1666-06-07, fº 1168) Córpus, seises, músicos.- El lcdo. Andrés Botella, maestro de capilla de la iglesia Colegial del Señor San Salvador de esta ciudad, digo: que V.S. todos los años da de ayuda de costa a los maestros de capilla, 200 reales para el gasto del aderezo de los seises que salen a danzar el día del Corpus, y por el trabajo de los villancicos que se cantan en la procesión del dicho día, y para darles un refresco a los dichos cantores; y a mí, como tal maestro de capilla, los señores diputados que han sido de la fiesta del Corpus, me han pagado la dicha cantidad, muchos años, como constará de los hacimientos; y habiendo acudido al señor D. Pedro Martínez de Hinojosa, diputado de la dicha fiesta, este presente año para que me librase los dichos 200 reales para prevenir lo necesario, ha respondido, que no tiene orden de V.S. para dar los dichos 200 reales; y atento la dicha costumbre y ser pobres todos los músicos, a V.S. pido y suplico mande que los caballeros diputados de la fiesta del Corpus me den los dichos 200 reales, para que pueda comprar medias y zapatos a dichos seises, y pueda prevenir lo necesario para darles el dicho refresco a los dichos músicos, pues es justicia que pido, etc.- Andrés Botello de Oyambuja.
(AC, 1664-05-12, fº 374) Corpus, cochineros, San Antonio Abad.- Agustín Durán y Domingo Pérez, vecinos de esta ciudad, criadores de ganado de cerda, por nosotros y en nombre de los demás criadores de esta ciudad, en la forma como más haya lugar en derecho, parecemos ante V.S. y decimos: que de tiempo inmemorial a esta parte, tenemos por nuestro devoto, para la cría y conservación de nuestros ganados, como la han tenido los demás criadores que en dicho tiempo ha habido, al bienaventurado San Antonio Abad, y con dicho afecto de devoción, hemos asistido y asistiremos a todas las fiestas que a dicho santo se le hacen en el convento de la Santísima Trinidad, donde está, con nuestras limosnas; y conmovidos de nuestro fervor, asimismo pretendemos, que V.S. nos haga nombramiento para que en todas las fiestas que se hubieren de hacer los días del Corpuscristi, en sus procesiones, podamos llevar y acompañar con nuestra devoción al dicho santo, en la forma que se acompañan los demás, mediante que por falta de acompañamiento y quien lo solicite, de algunos años a esta parte, no se ha llevado a dichas procesiones dicho santo, no obstante que los atahoneros de esta ciudad solían acompañarle; mediante lo cual y atendiendo a nuestra devoción y buen ánimo, a V.S. pedimos y suplicamos por su acuerdo nos mande dar dicha licencia para el efecto referido, sin embargo de otras que se le hayan dado a dichos atahoneros, mediante el descuido y omisión que han tenido en la asistencia que debían tener en sacar en dichas procesiones al dicho santo.
(AC, 1666-01-08, fº 636) Teatro, guarida de canalla.- El sr. Don Juan Dávila y Vargas, caballero del orden de Alcántara, 24º, diputado de Propios, dijo: que las casas de las comedias, que son de los Propios, están todos los días ocupadas de gente de mal vivir y esclavos, con muchas tablas de juego, naipes, dados y otros, donde se recoge toda cuanta gente de mal vivir y ociosa y vagabunda hay en esta ciudad, de que proceden pendencias y heridas, y no haber cosa segura en esta ciudad con este género de gente, ocasionándose muchas ofensas a Dios Nuestro Señor y graves perjuicios, así en los vecinos de esta ciudad, como a los dueños de los dichos esclavos, como a la ciudad le consta, y cuán digno es de poner remedio en ello.
(AC, 1667-08-31, fº 470) Teatro, aposento para canónigos.- El señor corregidor dijo: que el presidente del cabildo eclesiástico de la santa iglesia Colegial de esta ciudad, le ha dicho gustará aquel cabildo tener aposento en las casas de las comedias; da cuenta a la ciudad para que acuerde lo que convenga. La ciudad, oída la cuenta que ha dado el sr. corregidor, acordó: que el caballero diputado de Propios y el caballero procurador mayor hagan atajar un pedazo del sitio del aposento de la ciudad, en la forma que estuviere más decente; y para las suertes venideras, se señala el aposento que está contiguo al de la ciudad, que es el que tuvo el señor D. Juan Alonso de Villavicencio, y los dichos caballeros procuren que para esta tarde se ataje dicho aposento de la ciudad para dicho cabildo.
(AC, 1671-11-06, fº 271) San Dionisio, pendón, canónigos.- El sr. D. Alonso de Corral y de la Cueva, 24º, alférez mayor, dijo: que ya es notorio a la ciudad cómo el año pasado de 670 y este de 1671, los señores canónigos de hecho han sacado el pendón real de esta ciudad, quedando despojada la ciudad de la posesion que tiene de sacar el dicho pendón real todos los días del Sr. San Dionisio, en conformidad de las ordenes de Su Majestad, y celebrar la dicha fiesta con el dicho pendón y venir con él a la parroquia de San Dionisio. Le ha parecido suplicar a esta ciudad se sirva de remitir a S.M. y a su consejo real de Castilla, el testimonio del año pasado que pasó ante el secretario Diego Antonio de la Zarza, y asimismo, testimonio de este año, para que S.M. resuelva lo que más fuere de su real servicio; y para que ahora ni en ningún tiempo le pare perjuicio, le requiere las veces que debe y puede, ponga cobro a esta materia, por ser de la obligación de la ciudad el mirar por su punto y crédito y conservar la posesión que tiene de sacar el dicho pendón real el dicho día de San Dionisio.
(AC, 1693-03-09, fº 151) Comedias, inconvenientes, etc.- D. Álvaro José Núñez Cabeza de Vaca, 24º y procurador mayor, dijo: que en el cabildo que la ciudad celebró el día lunes 2 de este presente mes, dio cuenta el sr. D. Manuel Ponce de León, 24º, como diputado comisario de esta ciudad, para la solicitud del pleito sobre la representación de comedias, de haberse ganado despacho del sr. nuncio, de que asimismo exhibió extrajudicialmente una minuta de la petición y auto, y que lo esperaba auténtico en el correo. Y porque le consta haber venido dicho despacho, y tener gravísimos inconvenientes en la prosecución del juicio y seguimiento del apelación interpuesta por el ilustrísimo y reverendísimo arzobispo de Sevilla para ante su Santidad, y mucho mayores, conseguido el pleito, en el ejercicio y actos de representaciones de comedias, debe poner en la alta consideración de la ciudad, de lo que su cortedad alcanza en este punto, para que con el recto y católico ánimo, tome la más acertada y piadosa resolución.
Lo 1º considera en las farsas, la mala y estragada vida que suelen tener los sujetos que se ejercitan en ella, por el ocio, vicio y regalo que comúnmente suelen tener, de donde dimana dar oídos a ilícitas solicitaciones, acarreadas del atractivo de su profanidad y provocación; resultando de aquí los inconvenientes de discordia entre casados; y el peor es el escándalo, de donde se originan en la publicidad graves culpas contra la divina majestad de Dios, por hacer gala pública de sus galanteos, y juntamente se ha solido hallar ilícitas correspondencias entre los mismos farsantes, y ser estos esponjas de las repúblicas, que engañosamente chupan y torpemente perciben el dinero, joyas y galas; y aunque en este punto tenía que decir largamente, lo omite, por la cortedad y desabrido del tiempo para este cabildo.
Lo 2º es la cuestión que comúnmente se debate en la teología moral, en esta materia de comedias, sobre si es malo, bueno o indiferente este acto, en que se ha discurrido largamente, y esto se reduce a especulación; pero lo más probable y seguro es el condenar el modo con que comúnmente se suele usar de él, como se verifica de la experiencia que se tiene de los malos sucesos que resultan, de que en evitarlo no tan solamente se pueda esperar cosa mala, antes sí grandes conveniencias temporales y espirituales, como claramente se verá en el congreso de toda esta proposición.
Lo 3º es la perturbación que las farsas acarrean en las repúblicas con sus representaciones, y especialmente en esta ciudad, pues la mayor parte, sin comparación, se compone de pobres braceros y oficiales, y estos, llevados de su curiosidad, suelen dejar sus precisas tareas para el sustento de sus familias, por acudir al divertimiento ocioso de comedias, de donde resulta, además de la escasez del natural sustento, el andar las faenas y cultivación de campos con atrasos, siendo contra el bien común de todos.
Lo 4º son los duelos, piques, desabrimientos, pendencias y muertes que, sobre los asientos, lugares, aposentos y galanteos de mujeres, suele haber, siendo todo contra la paz y quietud que, por la divina misericordia, se goza en el tiempo presente en esta ciudad.
Lo 5°, los robos que suelen hacer en las horas que dura la representación, con el seguro de la soledad de las casas que a ello les convida, y no tener el riesgo de que la justicia los coja, por estar aplicada a la más urgente necesidad en la casa de la comedia.
Lo 6° es el común hechizo para la femenil curiosidad, que vulgarmente se amontona y atropellando el cumplimiento de su obligación, en en sus casas y familias, y aunque sea aplicando los maravedises que tienen para el pan; y lo más lastimoso y lamentable es el que ordinariamente suelen costear la entrada a expensas de su modestia y cristiana obligación en que no suelen reparar, por la precisa y común ausencia de sus maridos, padres y hermanos, en los días de trabajo en los campos.
Lo 7º, no estar los inconvenientes que algunos dicen ser, de los maravedises que los propios de esta ciudad y niños de la Cuna perciben en las entradas, porque, sacrificándose esta acción a la divina majestad de Dios, se debe entender se dignará de dar providencia de medios, por otros más seguros caminos, como se verifica en la porción de renta que en el medio tiempo de no haberse representado, se ha hecho aplicación para la cría de los niños, cuya cantidad milagrosamente inventó la católica caridad y santo celo, nuevamente, de una posesión que, sin faltar al uso común que se tenía de ella, se percibe, y asimismo es de gran consideración el haber visto y ver empeñado el pastoral celo y paternal caridad de los ilustrísimos y reverendísimos sres. D. Ambrosio Spínola y Guzmán y D. Jaime de Palafoz y Cardona, nuestros dignísimos arzobispos de Sevilla, solicitando el embarazar las representaciones de comedias en esta diócesis, y otros venerables prelados, en las suyas, por todos los medios posibles, y en que precisamente se invierten grandes cantidades de maravedises del propio caudal de pobres, en que es perjudicado el bien común, cuya consecuencia conforma lo mucho que romanea el santo motivo de embarazarlas, y todo lo contenido en esta su proposición.
Y por estas y otras muchas razones que tiene y protesta a su tiempo, y adonde y cuándo convenga expresar, suplica a esta ciudad se sirva de acordar se suspenda la prosecución del dicho pleito, y que el auto que se ha ganado en él, del ilustrísimo y reverendísimo sr. nuncio, se guarde en el archivo, y los caballeros diputados escriban a su ilustrísima, noticiándole esta determinación, cuyas demostraciones deberán ser comúnmente muy plausibles y de particular edificación, en que será servida la divina majestad, esperando de sus liberables manos, repetidos beneficios a esta ciudad; con que protesta haber cumplido con su obligación, y lo pide por testimonio.
(AC, 1693-05-18, fº 172) Comedias, prohibición.- Carta del arzobispo de Sevilla.= Jesús.= El paternal amor que a V.S, en todos tiempos uniformemente profeso, me lleva, lleno de satisfacción, a valerme del favor de V.S. solicitando, como tan propio de mi obligación, el bien espiritual de sus habitadores, mis amados hijos, apartándoles del riesgo que les amenaza con los horrorosos teatros de comedias. Y aunque no fuese este divertimiento de los peores, no es dudable que en estos días, en que por nuestros pecados se ha ensangrentado tanto en Sicilia la espada de la divina justicia, lo resiste, aun prescindiendo de otras melancólicas consideraciones del infeliz estado de esta monarquía, el prudente cristiano juicio en quien precisamente ha de impresionarse tan deplorable tragedia; no siendo ni medio para alabar a Dios por la misericordia que con nosotros ha usado, ni plegaria para aplacar su indignación justamente irritada con nuestras culpas. Bien sabe V.S. con cuánto celo concurrió el reverendísimo padre Tirso González, que aún en esta vida ha logrado el premio de tan santos deseos, a desterrar de esta diócesis tan perjudiciales entretenimientos; cuánto contribuyó al mismo fin el encendido corazón del venerable siervo de Dios D. Miguel Mañara, y cuánto lo han hecho, hasta conseguirlo, la pastoral vigilancia del ilustrísimo y reverendísimo sr. D. Ambrosio Ignacio Spínola, mi predecesor, mereciendo en todas partes, que se abrazasen y promoviesen sus dictámenes. No merezco yo tanto; pero bien sé que V.S. y esos moradores no le debieron más amor que a mí, ni que sus deseos serían mayores que los que conservo de servir y obedecer a V.S.; y así no será mucho que de la atencion y gran piedad de V.S. me prometa, por correspondencia; que hagan a Dios el gratísimo servicio de diferir a mi súplica; mirando V.S. como padre de esa república, a su mayor bien, y defenderla del azote de la langosta, que por ventura está nuevamente sintiendo la de Écija, por no haber oído las voces de su perlado, que en cuanto se lo permitiesen sus empeños, atenderá al alivio y consuelo de los niños expósitos, creyendo que Dios no se olvidará de facilitárselo por muchos caminos, ni de remunerar con liberal mano, por los que sabe su altísima providencia, lo poco que desperdiciare V.S. por hacerle este obsequio. Su divina majestad guarde y prospere a V.S. felicísimos años en su santo amor y gracia, lleno de sus bendiciones, como con todo mi corazón se lo suplico. La Palma, en discurso de visita, y abril 7 de 93. No dude V.S. que hará muy grato servicio a Dios en evitar tantos pecados de los piadosos moradores que gobierna su celo de V.S. y están tambien a su cargo, por este medio que de nuevo le suplico, ni tampoco que la providencia de Dios mirará más por sus expósitos, estando obligado de este grato obsequio; y yo, en cuanto me lo permitieren mis empeños, contribuiré con gran gusto a su alivio, como a cuanto fuere del agrado de V.S.-Jaime, arzobispo de Sevilla.- M.N. y M.L. ciudad de Jerez de la Frontera.
(AC, 1700-06-09, fº 183) Corpus, danza de mujeres.- Carta del arzobispo al vicario.= Jesús.= Por lo que deseo que el uso de las danzas que se estilan en algunas festividades, singularmente en la del Corpus, sirva al mayor culto de Dios, con qué se motivan, y que en ellas no haya indecencia alguna, he resuelto dar orden de que las que tales días se formaren, se compongan solamente de hombres, sin que haya mezcla de mujeres, y que lleven los rostros patentes, y que lleven descubiertas las cabezas, con que podrán adornarlas con guirnaldas de ramos, flores y cosas semejantes, en lugar de sombreros; y que vayan delante de la procesión cuando la hubiere, sin incorporarse en ella con el clero ni con los demás que la acompañare, para que no sirva de perturbación, sin que hayan de danzar en la iglesia al tiempo que se celebran los oficios divinos o se rezan las horas canónicas en el coro; ni áun acabadas lo puedan hacer en el presbiterio, coro, ni en el ámbito que hay desde ese al altar mayor.
Cuyo orden comunicará Vmd., antes de ejecutarlo, con el corregidor y capitulares de esa ciudad, para que con su celo y cristiandad, concurran por su parte a su observancia y ayuden a ello en lo que se ofreciere, como lo ejecuta la ciudad de Sevilla en conformidad de lo que sobre esto tiene ordenado S.M. y me dará Vmd. aviso de haber ejecutado todo lo expresado en esta carta, en cuya virtud, doy a Vmd. comisión para todo ello, con facultad de ligar y absolver en caso necesario, dejando un tanto de ella autorizado en el libro de mandatos de esa iglesia. N.S. guarde a Vmd. muchos años en su gracia.- Sevilla y junio 3 de 1700. Jaime arzobispo de Sevilla = al dr. D. Fernando Jaimes Cordero.
La ciudad, habiendo sido llamada, y juntándose ahora, que son las 9 de la noche, y entendida de lo que (dicen) los sres. D. Gerónimo de Argumedo y D. Francisco Antonio Carreño, 24º, diputados de la fiesta del Corpus, que se reduce a quel sr. vicario eclesiástico de esta ciudad participó en la carta-orden que tenía del ilustrísimo sr. arzobispo de Sevilla, y que en virtud de su contenido había el sr. vicario conferido esta materia con el sr. marqués de Torreblanca nuestro corregidor, y con dichos caballeros comisarios, y habiendo a todos parecido novedad precisa para participarla a la ciudad, había el sr. marqués, a suplicación de dichos caballeros comisarios, mandádola llamar para que se pudiese discurrir con más acierto; se pasó recado al sr. vicario, pidiéndole la carta, y habiéndose visto y ponderado mucho el gran celo de su ilustrísima a la mayor perfección del culto divino, tuviera mucho sobre que discurrir si el tiempo se lo permitiera; pero siendo tan inmediato, y quedando tan poco de aquí a las 6 de la mañana que habrá de salir la procesión, a cuyo fin, en cumplimiento de su obligación, tiene hechas todas las prevenciones que caben en sus fuerzas, aunque no llenan su gran devoción y siendo una de ellas las danzas que de tiempo inmemorial, en número y forma ha observado, sin que haya cosa en contrario y habiendo esta tarde pasado la muestra y paseado las calles, extrañará mucho el pueblo su falta en la procesión: y por excusar los escándalos que pudieran ocasionar cualquier censura que el sr. vicario les quisiera imponer mañana, habiendo de ir delante de esta ciudad por la procesión es en que los dichos caballeros comisarios con el presente escribano pasen a la posada del sr. vicario, y le representen estos inconvenientes que tan a la vista están, suplicándole tenga a bien se ejecute la fiesta de mañana en conformidad de la de todos los años antecedentes: que despues tendrá esta ciudad tiempo de discurrir por lo mandado por su ilustrísima, con deseo de no topar inconveniente en todo lo que fuere o cooperar con su gran celo; y de no convenir al señor vicario con lo referido, por obviar escándalo e inconvenientes que no embaracen en mayor servicio de Dios Nuestro Señor y celebración de tan gran misterio, es con gran mortificación, abstenerse por ahora de la asistencia de dicha fiesta, y de este acuerdo y de lo que respondiese el sr. vicario, el presente escribano lo pondrá por testimonio en forma, para que esta ciudad, por su representación, lo pueda poner en noticia de S.M., cuyas órdenes obedecerá con el rendimiento que siempre, y que siempre conste lo pronta que ha estado al cumplimiento de su obligación a demostrar su gran devoción a la celebridad del gran misterio.
Y luego incontinenti (entraron) dichos caballeros diputados con el presente escribano; y se leyó la respuesta dada por el sr. vicario; y la ciudad, habiéndola oído, hizo el acuerdo siguiente:
La ciudad, que respecto de reducirse a decir que es mero ejecutor de las órdenes del sr. arzobispo, sin arbitrio de dispensarlas, y no pareciendo conveniente el aventurar los escándalos que se podrían ocasionar, acordó: que se guarde y cumpla lo acordado, absteniéndose de la asistencia de mañana a la procesión, y que el presente escribano dé testimonio en relación de la proposición de los dichos caballeros diputados, carta del sr. arzobispo, y acuerdo de esta ciudad, y que dicho comisarios despidan las danzas y las demás prevenciones que tuvieren hechas, y que dichos caballeros comisarios le hagan saber esta resolución al sr. presidente de la iglesia Colegial del Sr. S. Salvador, asegurándole lo mortificada que queda esta ciudad, de faltar a función a que tanto la inclina su devoción y le precisa su obligación.