En enero de 2018, para la
entonces Plataforma por la Memoria Democrática de Jerez, los investigadores
José García Cabrera y yo (del Grupo de Memorialistas de Jerez) hicimos un
informe (https://memorialistasenjerez.blogspot.com/2019/12/como-un-campo-de-concentracion.html)
acerca del hasta ese momento desconocido campo de concentración en la
instalación militar Cortijo de Vicos (1936-1941).
El objetivo de aquel
informe fue, y sigue siendo, lograr que aquel lugar sea declarado “lugar de la
memoria histórica de Andalucía”, ya que cumple exactamente con la definición
que apartece en el artº 21 de la Ley 2/2017 de Memoria Histórica y Democrática
de Andalucía. Ni el ayuntamiento de Jerez ni la Junta de Andalucía, a quienes
se presentaron instancias al respecto, han hecho absolutamente nada.
Me permito recordar en
esta sección 1001 historias de Jerez, algunas partes del citado informe y
aprovecho para rogar a partidos, sindicatos, instituciones, organizaciones
sociales y culturales, etc., que apoyen públicamente esta reivindicación, de
justicia, en favor de la dignidad de las víctimas. Tener en la plaza del Arenal
un monumento a un dictador y en su pedestal unos cuantos generales fascistas,
mientras que olvidamos lo que ocurrió en Vicos es algo que los jerezanos y
jerezanas no toleraremos jamás.
Recordemos pues:
Nunca
se ha hablado, ni hasta el momento se conocía documentación que lo indique o
atestigüe, de que el cortijo de Vicos –unidad militar a cargo de un “Capitán de
Campo” y entonces dependiente del Depósito Recría y Doma de Jerez–, situado en
la carretera de Jerez a Arcos aproximadamente a la altura de Jédula, hubiese
sido un lugar de fusilamientos. Sin embargo, de lo que sí ha quedado una
constancia documental y testimonial incontrovertible es de la existencia de un
importante campo de concentración y centro de detención en dichas instalaciones
militares.
No
obstante, su discreta ubicación, en medio de la campiña de Jerez, la
equidistancia de Vicos entre Arcos y Jerez, a unos 15 kms. aproximadamente de
una y otra ciudad, y su apartamiento de la carretera Jerez-Arcos, hicieron
quizás de este campo de concentración una realidad poco conocida en aquella
época. Un desconocimiento que ha llegado a nuestros días en forma de escasez de
noticias sobre él y ausencia de eco en la memoria histórica viva de Jerez.
Sin embargo, de la importancia de estos cortijos de Vicos y Garrapilos durante los primeros momentos del golpe militar de julio de 1936 dan cuenta los documentos procedentes de la hoja matriz de servicios del comandante golpista Salvador Arizón Mejías que encabezó la rebelión militar en Jerez el 18 de julio:
Considerado como
“destacamento” según los documentos conservados, el cortijo de Vicos funcionó,
al menos entre 1936 y 1941, como centro militar de trabajos forzados, cárcel y
campo de concentración. Un “capitán de campo”, dependiente del comandante
Salvador Arizón Mejías, se hizo cargo del control directo de las instalaciones
durante el señalado período.
La estrecha relación del cortijo de Vicos con el sistema carcelario habilitado por los golpistas en la zona es constatable cuando leemos respecto a Alonso Caro García: “
En
una entrevista realizada a Cándido Campos relata este que el diputado a Cortes
por el PSOE Juan Campos Villagrán, tío del mismo, en su huida de Trebujena para
escapar a la represión desencadenada al ser ocupada el pueblo por las fuerzas
militares golpistas el 20 de julio de 1936, se ocultó en la viña “Las Puentes”,
entre el término de Jerez y El Puerto, donde su hermano Cándido Campos
Villagrán trabajaba como capataz.
Relata
que en esta viña permaneció escondido unos días en una especie de zulo que se
hizo en el suelo. Cuenta igualmente que los falangistas de Jerez, alertados por
la Falange y autoridades de Trebujena, se apostaban en la viña y la tenían
vigilada.
Finalmente,
dice que al descubrirse que Cándido Campos Villagrán había tenido oculto en la
viña a su hermano Juan, Cándido fue detenido, y amenazado con fusilarlo por
este hecho. “Al final lo detuvieron y lo
encarcelaron en Vicos donde permaneció 1 año y 11 días.”
Relata
igualmente que “el camino que hay del
cortijo de Vicos a la carretera los construyeron los prisioneros de Vicos”,
y que Cándido pudo finalmente salir del campo de concentración de Vicos después
de ese tiempo por intercesión de José Soto Abad, propietario de viñas de Jerez
y de la viña “Las Puentes”.
Informes
varios, conservados en el Archivo Mpal. de Jerez, que atestiguan la existencia
del campo de concentración al menos entre 1936 y 1941: