domingo, 23 de febrero de 2020

La sociedad utópico-tradicionalista jerezana que defendió el abogado Ortega Morejón en 1888.

El que fue presidente del Tribunal Supremo en los meses entre 1930 y 1931, José Ortega Morejón (http://dbe.rah.es/biografias/35211/jose-maria-ortega-y-morejon) fue de joven  juez en Jerez de 1888 a 1890, en una época en que el estado español se dedicaba en cuerpo y alma a reprimir, vía policial , judicial y militar, las exigencias campesinas de los miles de jornaleros de Jerez y su marco que no tenían qué comer. Sabemos que Ortega Morejón también ejerció de fiscal en la audiencia provincial de Cádiz y que actuó. por ejemplo, en un juicio contra Fermín Salvochea: https://www.diariodecadiz.es/cadiz/hace-anosJuicio-oral-Fermin-Salvochea_0_1111989321.html

Este abogado (https://es.wikipedia.org/wiki/José_María_Ortega_Morejón), en 1935, ya mayor, escribió una curiosa carta elogiando la feria de Jerez como supuesto lugar utópico de solidaridad social protagonizado por la alta burguesía jerezana y abominando del peligro de las reivindicaciones obreras: "como se mezclaba [en la feria de Jerez] el señorío y el pueblo, ya que en Jerez, a pesar de haber prendido en él los horrores de las predicaciones anarquistas, siempre late el corazón del necesitado tan cerca del misericordioso, que se funden en uno solo sus laudos, y la jerarquía social más encumbrada, sabe inclinarse, con ternura de hermano, a quien ha menester de consuelos y de apoyo. Vino luego el Parque de González Hontoria, donde hoy se reproducen aquellas escenas, con los hijos y los nietos de los que yo no me olvido; y aunque van desapareciendo los troncos de Guerreros, Zapata y Cartuja, aún no ha desaparecido, ni desaparecerá nunca, el clásico sabor de las fiestas y de las veladas de entonces, porque no hay nada ni nadie que pueda arrancar la tradición del alma de los pueblos, aunque la saña de algunos infelices, puedan obscurecerla, de vez en cuando".



Merece la pena leer esta carta, una alabanza desbocada de las supuestas lindezas de la sociedad caciquil regida por los señores de las bodegas de Jerez, y comprender todo lo que entre líneas deja traslucir el abogado Ortega Morejón en su defensa y añoranza de un supuesto Jerez justo, alegre, de patricios cristianos que sabían atender con ternura las necesidades de los pobres...