domingo, 8 de agosto de 2021

Serpientes, lobos y arcas secretas del Jerez antiguo

https://www.lavozdelsur.es/ediciones/jerez/mil-y-una-historias-de-jerez/serpientes-lobos-arcas-secretas-jerez-antiguo_263540_102.html

Destacamos en 1001 historias de Jerez cuatro documentos históricos del Archivo Municipal de Jerez por su valor cultural: una serpiente, un relojero o los lobos que mataron a 15 toros

En el Facebook del Archivo Municipal de Jerez se han publicado 4 noticias, que resaltan el valor cultural de algunos documentos históricos curiosos que en él se conservan, que merecen la pena reproducir en esta sección de las 1001 historias de Jerez. Acompañamos las mismas láminas que aparecen en dicho Facebook y sus transcripciones.

UNA SERPIENTE EN EL ARCHIVO MUNICIPAL DE JEREZ (1520)

Es muy infrecuente encontrar una letra capital de estas características iniciando un acta capitular de Xerez. Pero esta divertida letra serpiente se encuentra dibujada en la de 7 de septiembre de 1520. El texto dice así:

En viernes vii de septiembre de 1520 años / a terçia dentro en la casa del cabilldo / Se ayuntaron a cabilldo dentro en las casas del cabilldo desta / dicha çibdad el muy magnifico señor don pedro man- / rique de lara corregidor e justiçia mayor desta çibdad / por sus çesareas e catolicas magestades del enperador / don carlos e la Reyna dona Juana su madre nuestros señores e los / veynte e quatro cavalleros della./ Francisco pavon, goçalo peres, payo patino, don juan de villacreçes, pero / nuñez de villaviçençio, pablos nuñez de villaviçençio, fraçisco de trogillo / juan de villaviçençio, bartolomé nuñez de villaviçençio, diego de herrera, al- / var lopes, el allcaide diego de fuentes, Rodrigo de vera.








EL ARCA DE PRIVILEGIOS DE XEREZ EN 1515

En 13 de marzo de 1515 encontramos un acuerdo capitular que nos habla de cómo los caballeros 24º del momento decidieron, porque uno de ellos había visto que así se hacía en Valladolid, gestionar la colocación del arca de privilegios y escrituras del ayuntamiento en la iglesia de la ciudad, es decir, en el caso de Jerez, en la iglesia de San Dionisio. No sabemos si finalmente se hizo esto o no, pero se encargó a un 24º, el caballero Juan Riquel de Ávila, que hablase con los "abades" de San Dionisio sobre la cuestión. Es un pequeño episodio de la historia del mismo Archivo Municipal de Jerez, que evolucionó siempre alrededor de esta "arca" (aunque creemos que hubo dos arcas desde el s. XV), que merece la pena recordar.

"Arca de previlegios en la iglesia de san dionis. / El dicho pero dias de carrisosa veynte e quatro dixo que en la / villa de valladolid vido quel arca de los previlegios estava / en la iglesia… que le paresçio por bien e que aquello / se devia de faser en esta çibdad e que en ello se conservarian / los previlegios e escripturas questa çibdad tiene por ende que la çibdad / platique en ello./ Sobre lo qual se fablo e platico por los dichos señores veynte q quatros / diziendo que por esta çibdad sea mandado que se ponga la dicha / arca de previlegios aquí en la iglesia de sant dionis porques mas / a la mano y mas çerca e que son en que asy se faga e que los / contadores de la çibdad tengan cargo dello e asy lo pidieron / por merçed al señor allcalde mayor lo mande proveer. / El señor allcalde mayor fue conforme con estos señores e que juan / riquel de avila veynte e quatro tenga cargo de fablar con los / abades de la dicha yglesia de sant dionis".




 


EL RELOJERO DE JEREZ PEDRO LUZERO (1515)

En un acta de cabildo de lunes 8 dias de enero de 1515 (AMJF, AC, 1515, tomo 9, fº 58v.) se presentó un tal Pedro Lucero y dijo que era él quien, en realidad, tenía a su cargo el funcionamiento del reloj de la ciudad que estaba en la llamada torre de la atalaya, o de la vela, o del reloj, anexa a la iglesia de San Dionisio. Acusó al cerrajero Diego Martín, la persona que tenía oficialmente el encargo de mantener el reloj en buen estado, de deberle un dinero por los cuidados del reloj y de ser inhábil para el mantenimiento del mismo. El texto no añade de qué manera el ayuntamiento resolvió el caso, pero cabe la suposición de que si permitió presentar la petición fue porque ya previamente estaba a favor de Pedro Lucero. El texto original dice así:

"Leose en el cabilldo una petiçion que se presento por parte de pedro luzero vezino / desta çibdad en que dize que diego martin el moço çerrajero que tyene a cargo el Relox desta / [çibdad] e que vista su ynabilidad se conçierte con el para que reparase (?) e adobase / el dicho Relox y quel lo haze y adoba y pasa por su mano y que de los maravedis por / que se conçerto con el le debe un terçio, pide por merçed a la çibdad se lo haga / pagar e que asy mismo pide por merçed a la çibdad pues es abil e sufiçiente lo / admyta a el e a lo qual reçebyra señalada merçed".



 


LOS LOBOS HAN MATADO 15 TOROS EN LA JARDILLA (1515)

En cabildo de 19 de enero de 1515 (AMJF, AC, 1515, fº 58) se trató una petición de un tal Juan Lorenzo en que decía que había en la finca La Jardilla, propiedad municipal situada en los Montes de Propios, “infinitos lobos”, y que estos le habían matado 15 toros de los que él guardaba. El corregidor parece que autorizó en aquella ocasión a los criadores de ganado a juntarse y hacer una batida, o, lo que no queda claro, pedía que se juntasen varios para solicitar medidas al cabildo. Por el sentido del texto parece que también se estilaba la opción de dar un dinero a algunas personas por realizar esa operación.

El texto original dice así: “petyçion de juan lorenço / leose en el dicho cabillo una petiçion que se presento por parte de / Juan lorenço en que dize quel tyene a cargo de guardar los / toros de la Jardilla y que ay enfynitos lobos en ella / y le an muerto quinze toros suplica a la çibdad lo mande / proveer dando a quien matare el lobo lo ques costumbre. / Platycose en esto y fue remetydo al señor corregidor para que / provea segund que esta çibdad lo tenia de costumbre. / El señor corregidor dixo que cada que quando los criadores se / juntaren para lo proveer se fara”.



sábado, 7 de agosto de 2021

Glorias xerezanas (Manuel Bellido, 1906) (VI)

ROMANCE V

GARCI PÉREZ DE BURGOS (1291) (1)

I.

En el horizonte apenas / comenzaban á mostrarse / de la matutina aurora / las primeras claridades, / cuando llenó casi á tientas / las aun tenebrosas calles / de la ciudad de Xerez / como sombras impalpables, / que y a con sigilo marchan / ó desparecen fugaces, / vaporosas como el humo / ó cual fantasmas errantes,

(1) Fue el progenitor de los Rendones xerezanos. Esta ilustre familia lleva por armas una banda de oro en campo verde y rojo, orlado con trece roeles de oro y siete lanzas sobre el morrión, con el mote Vencer y nunca vencido. Consérvase en la portada de la antigua casa de la familia de Lobatón Pastrana, y Rendón, en la plaza de San Mateo, núm. 5.

una multitud ansiosa / por conocer los detalles / del fausto acontecimiento, / que regocijado invade / la población y los ánimos / de todos sus habitantes.

Unos van hacia el Alcázar / á que les cuente el Alcaide, / cómo fué que Aben-Yussuf / que había jurado vengarse / de la imprudente respuesta (1) / afrentosa y humillante / que dio el Rey á su Embajada; / y además, de los ultrajes / que las xerezanas tropas / le infirieron insultantes / ha levantado tan presto / sus belicosos reales / y marchan junto á los muros / de Tarifa á aposentarse.

(1) Habiendo enviado Aben-Yussuf a Sevilla una embajada solicitando la amistad del rey D. Sancho, contestó este de la siguiente manera... “mostróle á su Embajador un pan y un palo, y le dijo que dijera a su Rey, que con aquel palo defendería aquel pan y que no necesitaba de su amistad” (P. Rallón, Hª de Xerez, t. II, pág. 170).

Otros corren presurosos / inquietos y jadeantes / hacia la Puerta de Rota, / y desde allí á recrearse / en la rara perspectiva / que han de ofrecer los lugares, / en que durante seis meses / vivió el mauritano infame, / siendo la sombra funesta / y provocación constante, / de nuestros bravos guerreros / con sus insultos cobardes.

Mas donde toma el bullicio / proporciones colosales / y se codean y confunden / los sexos y las edades, / el plebeyo y el hidalgo, / los humildes menestrales / con los nobles de abolengo, / que ahuecan las vanidades; / el mesnadero, el vasallo, / el peón.... todos iguales / en este instante se juzgan, / pues se consideran parte / en el patrio regocijo / que los ánimos invade; / y se apiñan y confunden / por las tortuosas calles / de Francos, Jubetería, / Ropa vieja y sus adláteres, / concluyendo todas ellas / junto á la Puerta que llámase, / del Real ó Marmolejo, / testigo de serios lances.

Al Arenal espacioso / en tropel la gente sale, / movida por el impulso / de curiosidad picante, / y anhela ver de la huida / vergonzosa las señales; / siquier la nube de polvo / que se alza espesa en el aire / como tenebroso velo, / ocultando á los cobardes / la ciudad noble y heroica, / que pudo altiva escaparse / de la astuta y burda trama / de sus intentos rapaces.

 

II

La xerezana nobleza / por los timbres y la sangre, / en prueba de acatamiento / y rendido vasallaje / á su rey D. Sancho cuarto / (á quien Dios bendiga y guarde), / con puntualidad concurre / unos cuantos días hace, / á los Divinos Oficios, / que suntuosos y grandes / se celebran en San Lucas; / ayer mezquita del árabe, / y hoy del Dios de los cristianos / templo y mansión inefable.

Explícanse los motivos / de su asistencia constante; / pues allí donde el Monarca / lleva sus pasos reales, / allí donde en paz ó en guerra / con sus cortesanos marche, / allí la nobleza toda / sin distinción debe darle, / pruebas de firme lealtad, / de alto respeto señales, / haciendo á su real persona / el más rendido homenaje.

Y es cierto que el rey D. Sancho / con fe profunda y laudable, / si está en Xerez, á San Lucas, (1) / va en recuerdo á que su padre / el ínclito Alonso el Sabio / cuando en guerra memorable / arrebató la ciudad / de las garras del alarbe, / del glorioso evangelista / quiso á una mezquita darle / la advocación veneranda, / que cual tesoro llevase / la fe y valor de sus hijos / á las remotas edades.

(1) S. Lucas fué la iglesia preferida de D. Alonso el Sabio, y desde entonces, ha sido la más frecuentada por los reyes de Castilla que han honrado á nuestra ciudad con sus visitas. Como testimonio de ello, es la única iglesia de Xerez donde los Reyes tenían tribuna para asistir á los Divinos Oficios. La tribuna aun subsiste, y en su frente una pintura mural representando las armas reales de los Monarcas de Castilla.

Insuficiente es el templo / á contener en sus naves, / no á los nobles xerezanos / que de sobra en ellas caben, / sino al numeroso séquito / que el rey castellano trae / en su regia compañía, / para abatir los audaces / intentos de Aben-Yussuf, / bastardos y criminales.

Por ello deja á Sevilla, / que escrito con roja sangre (1) / auxilio Xerez le pide / en desesperado trance, / y precisa socorrerle: / y aunque ya el muslim cobarde / huye víctima del miedo / en Tarifa á refugiarse, / es posible que las tretas / de sus fementidas artes, / de nuestra justa venganza / ni se oculte ni se escape.

(1) Véase nuestro Romance Domingo Mateo de Amaya.

Ya el invicto Sancho cuarto / con decisión incansable / refuerza con nuestras tropas / las que de Sevilla trae, / y en breve para Tarifa / con un ejército parte / aguerrido y valeroso / y en número incalculable, / tanto en caballos y lanzas / como en lucido peonaje: / así, castigo hallarán / los vanidosos alardes / del funesto Aben-Yussuf / y de sus torpes secuaces.

 

III

Junto á la frondosa orilla / del histórico Barbate (1), / que por desigual terreno / lleva su quebrado cauce, / ora en angosta garganta / bullicioso sepultándose, / enturbiando entre las peñas / sus transparentes raudales; / ya por tendidas llanuras / apacible deslizándose, / vistiendo de frescas flores / y de verdor ambas márgenes, / y á las vegas de Tarifa / prestando la exuberante /

(1) Según la moderna crítica histórica, cerca de este río, y no del Guadalete como hasta hoy se ha venido sosteniendo, fue derrotado por los árabes el ejército de D. Rodrigo.

vegetación, que es orgullo / de estos fecundos lugares; / aquí de extensa colina / en la pendiente suave, / se asientan de Aben-Yussuf / los poderosos reales.

En las barracas y tiendas, / en los toscos atalajes / que para sus usos tiene / el ejército ambulante, / obsérvase tal desorden, / desconcierto tan notable, / que bien afirmar se puede / sin riesgo de equivocarse, / que el belicoso convoy / dueño de inmenso bagaje, / hace muy contados días / que ha comenzado á instalarse / en el lugar más seguro / de tan hermoso paraje.

Pero al preferir el sitio / más seguro, es indudable, / que algo espera ó algo teme / pero peligroso y grave; / confirmando estos temores / el hecho, de que ayer tarde, / mandó á pedir con urgencia / dos mil caballos á Tánger, / y fuerzas y bastimentos / en cantidad alarmante; / todo lo cual dice claro / que se aguarda algún desastre.

Y si á lo dicho se agrega / como verdad indudable, / que el ejército cristiano / muy cerca debe encontrarse / con su Rey á la cabeza, / cuanto se piense y se hable / de tan delicado asunto / ni es ocioso ni es en balde; / además se da por cierto, / que son tan considerables / los caballeros y nobles / que vienen compaña dándole / en unión de sus mesnadas, / que ellos solos son bastantes / á provocar una guerra / y á vencer en cien combates.

Esto á Aben-Yussuf le tiene / mohíno y de mal talante, / y tanto le preocupa, / y son sus temores tales, / que en sus negros pensamientos / y en la excitación constante / de su espíritu turbado, / ha llegado á figurarse / que algún soterrado genio / le acecha para lanzarle / un horrendo vaticinio / de consecuencias fatales; / y hasta que indignado Aláh, / vengativo é implacable, / le niega su protección, / enfurecido cerrándole / las puertas.del paraíso / por réprobo y por culpable.


IV

Ha un mes campan nuestras tropas / enfrente á las del alarbe, / sin que den unos ni otros / de acometerse señales, / y esto provoca un estado / de tirantez, irritante. 

Uno de los caballeros / más apuestos y arrogantes, / que GARCI PÉREZ DE BUROS / llaman; de ilustre linaje, / sacudiendo la pereza / ó la incuria inexplicable / que á los cristianos guerreros / adormecidos los trae, / así á los nobles les habla / con vivo y franco lenguaje: / ¿Qué hacéis mirando á los moros? / ¡A ellos, de Rondón, (1) y a escape ! — 

(1) De Rondón. Locución adverbial que quiere decir: intrépidamente, sin reparo, bruscamente, y también sin obstáculo, sin estorbo.

dijo, y clavó las espuelas / de su potro en los ijares, / dando un bote el noble bruto / y á la llanura lanzándose.

Muchos y bravos ginetes / sobre briosos alazanes / le siguen, cruzando el campo / voladores como el aire, / y en las apretadas filas / del desprevenido alarbe / se introducen con sorpresa / tan súbita y alarmante, / que en muchas caras se vieron / del espanto las señales, / y en otras á un tiempo mismo / vergüenza, miedo y coraje.

Voces de mando imperiosas / se escuchan por varias partes; / el estridente sonido / de añafiles y atabales / llenan del extenso espacio / las desiertas cavidades; / gritos de furiosa rabia / y hasta alaridos salvajes / que juramentos semejan, / del tumulto informe salen; / tropel, confusión, barullo, / amenazas infernales / el morisco campamento / cual voraz hoguera invaden.

La espantosa barahúnda / creciendo va por instantes, / y es que ambos bandos se hallan / en lo recio del combate, / y se acometen y luchan / como sangrientos chacales: / y no cesan los aceros / un momento de chocarse / para cercenar cabezas / furibundos é implacables; / sólo el fragor de las armas / se repercute en los aires, / y con pavor suele á veces / á intervalos escucharse, / de los que hieren, blasfemias; / lamentos de los que caen.

Un desesperado esfuerzo / furiosos los nuestros hacen, / y arrollando á la morisma / con indómito coraje, / decídese la victoria, / empezando á replegarse / confusos y acobardados / los vencidos musulmanes, / y en precipitada huida / del revuelto campo vanse, / no sin que cubierto quede / de ensangrentados cadáveres.

Nuestros invictos guerreros / bañados en roja sangre, / desgarrados los vestidos / en tan desigual combate; / rotas espadas y lanzas, / maltrechos y jadeantes, / pero repletos de orgullo / con victoria tan brillante, / vuelven cubiertos de gloria / á los cristianos reales.

Mas a pesar de los triunfos, / de los quebrantos, no obstante, / un rico botín de guerra / recogen al retirarse, / y al campamento del Rey / llegan vivos y triunfantes.

 

V

Sabedor el rey D. Sancho / del inesperado lance / habido entre sus guerreros / y los torpes musulmanes, / quiso averiguar las causas / en sus mínimos detalles, / de quién ó quiénes hicieron / provocación semejante, / sin contar desatentado / con sus designios reales, / y amenaza enfurecido / asegurando, que antes, / juzgará como traidores / no cual vasallos leales, / á quienes de la algarada / fueron villanos causantes.

Del grupo de caballeros / uno tan sólo adelántase, / y es GARCI PÉREZ DE BURGOS / en quien las manchas de sangre, / de las heridas que lleva / dan manifiestas señales; / destrozados los vestidos, / rotas por distintas partes / la recia y nudosa lanza / y hasta la espada tajante.

Al contemplarlo en tal guisa, / y al ver las pruebas veraces / de su valor esforzado, / y la relación que hace / de la consumada hazaña, / el Rey, tornando el semblante / de altanero y desabrido / en cariñoso y afable, / dijo al valeroso hidalgo / con acento insinuante: / “Basta, que bien lo habéis hecho, / sellándolo con su sangre, / y al hacerlo lealmente / os habéis honrado honrándome; / mereciendo tal hazaña / que ahora caballero os arme”.

Al monarca, GARCI PÉREZ / díjole sin inmutarse: / “Señor, hijodalgo soy / y del ilustre linaje / del noble Garci Sarmiento (1) / que bien vuestra Alteza sabe / fué caballero notorio / por sus excelsas bondades. / Déme la vuestra merced / su venia para que marche / á la guerra, y siga siendo / de sus vasallos leales, / y en vuestro noble servicio / gloriosa muerte me alcance”.

(1) El origen de este caballero fué Villamayor de los Montes, cinco leguas de Lerma. Los de este linaje de Sarmiento son fundadores de un monasterio de monjas de la orden de S. Bernardo, que se llama Santa María de Villamayor, en el cual está enterrado Garci-Sarmiento, su fundador. A nuestro Garci Pércz llamaron en Xerez de Burgos, por haber venido de aquella ciudad. Véase Hª de Xerez por el P. Rallón, t. II, pág. 191.

A lo que repuso el Rey / con voz sentenciosa y grave: / “Yo os quiero armar caballero (2), / y desde hoy en adelante / el renombre de RONDÓN / llevéis y por él os llamen

(2) El Rey le armó caballero notorio y le dio por nuevo apellido Rondón. Este privilegio es uno de los cinco especiales de España; el de los Calderones; el de los Monteros de Espinosa; el de los Farfanes de los Godos; el de los Medinillas y este de los Rendones, dado en Sevilla a 18 de Octubre de 1294. Véase Bmé. Gutiérrez, tomo II, pág. 157.

á vos y á su descendencia; / que acción tan heroica y grande / justo es que los venideros / con veneración alaben.

 

VI

Aseguran las Historias / con testimonios formales, / que á la intrepidez debido / y á la pujanza indomable / de GARCI PÉREZ DE BURGOS, / tan alto por su linaje / cual por su fiera bravura / probada en extremos lances, / pudo el Rey D. Sancho cuarto / sin peripecias ni azares (1), / al fin clavar de Tarifa / en los castillos y adarve, / la santa enseña de Cristo / y el castellano estandarte.

(1) En la Ejecutoria de nobleza de los Rendones consta que se dio esta batalla el dia 21 de septiembre de 1291. Quedaron en Tarifa guarneciéndola muchos xerezanos, y fué entregada por el Rey, con obligación de mantenerla, defenderla y guardarla, á D. Rodrigo Pérez Ponce de León.

viernes, 6 de agosto de 2021

Que vienen los turcos... (Jerez, 1566)


A fines de mayo de 1566, según se lee en las actas capitulares de Xerez de ese año, se encuentra un "aviso de navíos turcos", avisos que se remiten al concejo de Xerez desde la ciudad de Cádiz y desde la villa de Zahara. En el texto va narrándose cómo por la costa, desde Algeciras hasta Cádiz, se pone en marcha un sistema de avisos, atalayas y guardas para evitar el peligro de desembarco de los turcos, los cuales, según se lee, parece ser que estaban sobre todo interesados en las almadrabas de la zona (aunque también en plazas como Algeciras, Gibraltar y Cádiz).

Aviso de navios de turcos / leyéronse en el dicho cabildo dos cartas, una de la çibdad de cadiz y otra del capitan de zahara con çiertos conpli- / mientos del tenor siguiente /

CARTA DE LA CIUDAD DE CÁDIZ

Ilustres señores, a la ora desta resçebimos aviso del capitan de zahara / que en aquesta costan andan diez e seys navios de rremos / cuya gente saltó en termino de gibraltar donde hizieron daño / a la gente de a cavallo que a ella salio como por vuestra señoria vera / e por otros  de ser (¿) vuestra y gibraltar entendemos que se es- / peravan mas navios para juntarse con estos e haser su a- / salto para cuya defensa trayendo su diçinio a esta çibdad sera nesçesario / el fabor de vra. Sª por estar la ciudad y su baya falta de la gente que / otras veces suele aver, suplicamos a vra. Sª  este con el aviso neçesario / para que en caso que se ofresca neçesidad seamos de vuestra Sª fabores- / cidos de que su merçed sera servido y esta çibdad reçebira muy grand merçed / cuya ilustres personas ___ Sª para su serviçio guarde, de cadiz y de mayo 30 de 1566, / ilustres señores vesan las manos de vra. Sª Juan de venavides bartolome de argumedo / damian morel (¿) bartolome estopiñan, pedro (¿) marrufo de argumedo, luys mo- / reno, alonso de los cobos escribano publico y del concejo, a los ilustres señores de la çibdad de xerez

CARTA DE ZAHARA

Muy magnifico señor, ayer de mañana zalto la gente de diez e seys / navios en algeçira y jibraltar salio a rrebato e dixen ma- / taron ocho cavallos e cinco cavalleros e avemos oydo ti- / ros muy cerca de aquí en los avisos pasados lo estamos / de que traen puesta su proa a esta almadrava y a / otras mayores enpresas porque traen munchas escalas, / dizen ques gente que a qualquier hora del dia avierta de / muncha gente de a cavallo se les da poco por saltar / en tierra y aunque aquí estamos raçonablemente / o bien aperçibidos no querria si alguna cosa a ___ / lo que dios no quiera nos acesçiese que dijesen de mi / ni destos cavalleros que aquí estan que nos mato /sin la soberbia y es aviso a vra. Merced para que alla esten / sobre el y a mi Sª haga este serviçio de ynbiar aquí / una dozena de cavalleros y a mi y a los que aquí esta- / mos esta merced no escrivo al señor garcia de leon porque / me dizen esta en conil e los cavalleros que de alla / vinieren sera neçesario que si quisieren los re- / galos de sus camas las traygan de alla las que aquí / tenemos prometo a vuestra merced que si no es algun rato del / dia ques atalaya nos da un poco de lugar no las ve- / mos, las noches e pasamos en pie y armados e / todos querriamos por provecho desta hazienda //

Que ni viniesen turcos ni se oyesen nonbrar, por lo demas / doy mi fe a vra. merced que todos estan con deseo de verse / ya a las manos con ellos si esos cavalleros nos an / de hacer esta merced a de ser esta noche e mañana tan / de mañana que vengan aquí amaneçer y esta merced / queremos por ocho dias y la tomaremos quando se nos / hiziere e por el tiempo que fueren servidos al señor / bartolome de maya bezo las manos y al sr. Gaytan guarde / nuestro señor la muy magnifica persona de vuestra merced y estado au- / mente, en çahara 29 de mayo 1566, suplico a vuestra merced / se nos ynbien dos dozenas de  açadas e tres de picas / y dos de ballestas y las açadas e picas son grande- / mente nesçesarias esta carta mandara vra. merced / si fuere servido pasar adelante para dar / avisos en la costa, muy magnifico señor beza las manos / a vuestra merced su servidor pedro de ___; muy magnifico señor / yo me parto a zahara esta noche con la gente / de aquí vuestra merced ponga atalayas para que si algo / acaeçiere socorramos esa almadrava y mande / vuestra merced que pasa esta delante, muy magnifico señor / beza las manos a vuestra merced su servidor,  el licenciado / pedro de torres llego este aviso a esta villa de conil oy / miercoles xxx de mayo a las nueve oras de la / prima noche vaya de guarda en guarda pedro ponçe de leon /  diego de la rrosa escrivano publico allego esta avizo a la villa / de chiclana a la una de la madrugada oy jueves / treynta de mayo vaya de guarda en guarda el / la___ hernan chacon al muy magnifico señor / licenciado pedro de torres governador de vejer e con mis / __ mi señor el muy magnifico señor Rodrigo Ponce / de leon allcaide e capitan de zahara

Glorias xerezanas (Manuel Bellido, 1906) (IV)

ROMANCE IV

DOMINGO MATEO DE AMAYA

(1285)

I

Del noble Villavicencio / en la morada suntuosa, / donde el Arte y el buen gusto, / unidos á la notoria / distinción de la nobleza, / y aun más á la protectora / acción eficaz del oro, / que abrillanta cuato toca; / pues allí do la Fortuna / extiende su mano pródiga, / lujo, bienestar, grandeza, / con profusión amontona; / en esta casa, ó palacio, / ó si se quiere ambas cosas, / es costumbre inveterada / que en reuniones amistosas / se den cita las familias/ más pudientes y aristócratas, / que disfrutan en Xerez, / desde la fecha gloriosa / en que la ganó el rey Sabio / á los hijos de Mahoma, / pingües rentas y heredades / como premio á las victorias / del musulmán conseguidas / en mil batallas heroicas.

Aquí asisten consecuentes / las linajudas señoras / de Gutierre de Orbaneja, / de Machuca, Finojosa, / de Dávila, de Alvar Fáñez, / de Riquelme, de Mendoza, / y de otros cien caballeros / de brillante y limpia historia; / si por el solar ilustre / por las hazañas gloriosa.

De la estancia en una parte / agrúpanse las señoras / sosteniendo alegre charla / chispeante y decidora; / siendo objeto muchas veces / del regocijo de todas, / entre risas argentinas / y carcajadas sonoras.

Tal pone la puntería / al encaje de unas tocas / que vio al cruzar de San Marco / por la callejuela angosta; / quién se burla de un brial / que cierta grave señora / ostentaba siendo falso / como inestimable joya; / quién se fijó en un chapín / de antigua y grotesca forma / quién en la falda de raso, / en el velo ala de mosca / y que de negro presume; / y en otro millar de cosas / motivo del charloteo / y murmuración ruidosa, / con que pasan sus veladas / las linajudas señoras.

Eso ocurre en una parte / del salón; pero en la otra, / sostienen los caballeros / discusiones calurosas, / sobre el cerco prolongado / que con suprema zozobra / la ciudad desesperada / y enfurecida soporta.

El infame Aben-Yussuf / con insistencia sañosa / hace seis meses que asedia / á Xerez, que valerosa / y decidida, rechaza / las frecuentes intentonas / de asaltos viles, urdidos / del deshonor á la sombra: / es el capital asunto / que la concurrencia toda / de caballeros, comenta, / con duras y airadas formas, / y que juran y perjuran / con vehemencia rabiosa, / en que todos los ardides / y amenazas baladronas, / que echa á volar el alarbe / con risible vanagloria, / no está muy lejos el día / en que los paguen con sobras.

II

Al oriente de Xerez, / junto á una faja anchurosa / de escuálidos olivares, / cuyas desmedradas copas / manifiestan los estragos / de las luchas azarosas / que con el infiel sostienen / nuestras aguerridas tropas; / enmedio estos campos yermos / levántase escueta y sola / de construcción muy reciente, / Torre tan ancha cual tosca, / y que trasciende á morisca / por lo elevada y lo sólida. / Afirman los alarifes / constructores de tal obra, / que se levantó exprofeso / para que incesantes horas / observe allí Aben-Yussuf / las guerreras maniobras / de agarenos y cristianos, / cuando se buscan y acosan / con escaramuzas, choques / y con celadas traidoras.

Hay del vulgo quien supone / y de él la gente más tosca, / que la Torre susodicha / aventaja ya con sobra, / por el grueso de sus muros / y su altura prodigiosa / á la misma de Babel; / pues casi á las nubes toca / con los últimos ladrillos / de s u almenada corona: / y aun no faltan timoratos / de alma cobarde y medrosa, / que intervención dan en todo / á duendes y á brujas hórridas, / y al infiel juzgan en tratos / con la caterva diabólica, / que achaquen á la tal Torre / influencia misteriosa / en los lances de la guerra, / ora contraria, y a próspera, / para el muslim siendo siempre / anuncio de la victoria; / en cambio para los nuestros / digno de infausta derrota.

Pero sean lo que quieran / las insensatas y locas / especies que se divulgan / volando de boca en boca; / en unos tomando aspecto / de visión fantasmagórica, / echando en otros la duda / raíz penetrante y honda, / y arrancando de los menos / la carcajada ruidosa / de incredulidad escéptica, / lo cierto es que altiva y fosca / la Torre, muda atalaya, / levántase escueta y sola / comedio del campo yermo / cual una visión medrosa, / que aunque otra cosa se diga / llena el ánimo de sombras; / pues supersticiosa y crédula / la gente de baja estofa, / da crédito á las patrañas / que vuelan de boca en boca.

III

De una tarde de septiembre / corrían las últimas horas, / y á la puerta del Alcázar / una multitud ansiosa / de noticias y no buenas, / se estruja, codea y agolpa, / anhelando que alguien llegue / á mitigar la angustiosa / situación de los que unidos / allí un mismo afán convoca.

Cada vez que pasos suenan / por la escalera anchurosa, / todos alargando el cuello / sobre los pies se incorporan; / éste se agarra al del lado, / aquél en otro se apoya, / y cada cual el primero / oír la noticia ambiciona / de cómo el Alcaide sigue, / de la enfermedad traidora / que entre la vida y la muerte / le tiene hace largas horas.

Un murmullo prolongado, / semejante al de las olas / de la mar alborotada / por tempestades furiosas, / cruza las compactas filas / de la multitud ansiosa, / y abriéndose entre ella paso / con dificultad penosa, / DOMINGO MATEO DE AMAYA / el de noble ejecutoria, / así dijo emocionado / con voz triste y congojosa:

—¡Sabed que el Alcaide muere / según ha afirmado ahora / con solemnidad la Ciencia!

La desgracia nos le roba / en los momentos más críticos, / cuando más provocadora / é insultante la morisma / nos reta altiva y furiosa, / quizá segura del número / de nuestras mermadas tropas / y por el contrario ella, / alardeando jactanciosa / de sus veinte mil caballos / y de su bravura indómita, / que después en la batalla / en vileza ruin se torna.

Pero el peligro no cesa / y el musulmán nos acosa; / cada vez son más frecuentes / las cobardes intentonas; / y sabedlo, amigos míos, / que á todos saberlo importa / y el callarlo infame fuera: / anoche en las altas horas / unas turbas de agarenos / protegidas por la sombra, / pretendieron un asalto / dar por la Puerta de Rota, / que sin el valiente arrojo / y la táctica ingeniosa / do su Alcaide el gran Riquelme, / quién duda, tal vez ahora, / Xerez estaría en las manos / de los hijos de Mahoma.—

Dijo, y la encendida rabia / tornó sus mejillas rojas, / enjugando con su fuego / dos lágrimas temblorosas / que antes vertió inconsolable / por la existencia preciosa / del ínclito Pérez Ponee (1) / de Alcaides honor y gloria.

(1) Al valor de este insigne caudillo se debe en gran parte el sostenimiento del cerco durante seis meses, cuyos incesantes trabajos comprometieron su vida de tal modo, que los médicos desconfiaron de salvarla. Fernán Pérez Ponce murió poco después de levantado el cerco de Aben-Yussuf, y en ocasión de hallarse en Xerez el rey D. Sancho, quien manifestó tan gran sentimiento por su muerte, que se vistió de luto y acompañó su entierro hasta San Francisco, donde fué enterrado en su capilla de San Pedro. (Véase Hª de Xerez por el P. Rallón t.° II, pág. 175).

 

IV

En la multitud produjo / una emoción viva y honda, / la inesperada noticia / de que sin remedio es pronta / la muerte del noble Alcaide, / de hidalgos espejo y honra; / pero tanto ó más profunda / á un tiempo en todos causóla, / pues mirándose quedaron / con cara espantada, atónita, / y aun vióse en muchas de ellas / la impavidez del idiota, / al saber el caso grave / de la frustrada intentona / del asalto por sorpresa / dado en la Puerta de Rota.

Pensar que tan vil gentuza / de una manera traidora / hubiera puesto sus plantas, / siquiera por breves horas / en las calles de Xerez / satisfecha y victoriosa, / es pensar en la catástrofe / más tremenda y espantosa / que al hombre ocurrir pudiera; / y que delirante y loca / esquiva soñar la mente, / que hasta el soñarlo le asombra.

Aun ven de MATEO DE AMAYA / la expresión triste y llorosa / al hablarles del Alcaide; / y que iracunda se torna / al dar cuenta de la escena / humillante y vergonzosa / de que iba á ser, por desgracia, / teatro la Puerto de Rota.

Mas cediendo poco á poco / la excitación espasmódica / que hecho tan grave produjo, / la multitud veleidosa / en corrillos fraccionándose / parlanchina y decidora, / entre vivos comentarios, / frases duras y jocosas, / apreciaciones ridículas / y desatinadas otras, / amenazas proferidas / con groseras palabrotas, / de éstas muchas tan picantes / que levantaban ampollas, / se disolvió repitiendo / sentencias y frases gordas, / todo ello dirigido / con intención negra y torva / y cual venenosos dardos / contra la morisma odiosa.

 

V

En la agarena Mezquita / donde con grotescas formas / culto le dieron á Aláh / los sectarios de Mahoma, / en esta iglesia, hoy cristiana, / que el Rey Sabio consagróla / del sagrado Evangelista (1) / San Juan, á la fiel memoria, /

(1) También se llama desde tiempo inmemorial de los Caballeros, que unos atribuyen al hecho inmarcesible que reseñamos en este romance; y otros, tal vez con más seguros fundamentos, á haber sido destinada esta iglesia como lugar donde celebraban sus asambleas los caballeros cruzados de Xerez, recibiendo en ella la sagrada comunión con arreglo á las prescripciones de sus estatutos. Confirman esta última opinión, las cruces de las Ordenes militares que aun se conservan esculpidas en la bóveda de la sacristía.

gente allí de todas clases / llegan y entran presurosas / y resueltas se dirigen / á la capillita gótica / de la Virgen de la Paz, / donde prosternados oran / numerosos caballeros, / que en actitud fervorosa / de la veneranda imagen / la santa piedad imploran.

Y son tantos los que vienen, / que en la puerta se amontonan, / pues que dentro es imposible / que ni tan solo uno coja.

De repente un caballero / cual si la Virgen gloriosa / le inspirase, se levanta; / desnuda la aguda hoja / de su puñal, y en sus venas, / con resolución clavóla (1)

(1) Afirma Barahona en su Rosal de Nobleza, que el primero que se rompió la vena, fué Domingo Mateo de Maya.

Y es el noble caballero / que de tan súbito obra / DOMINGO MATEO DE AMAYA, / cuya limpia ejecutoria, / hechos de sin par bravura / la enaltecen y avaloran.

Dónde escribir, pide presto; / y en la sangre ardiente y roja / que en líquidos borbotones / fluye de la vena rota, / con serenidad olímpica / en ella la pluma moja, / y escribe en el pergamino (1) / con mano segura y pronta / al monarca Sancho cuarto, / que está en Sevilla la heroica, / diciéndole con vehemencia / y con palabras patrióticas, / que es insostenible y dura / la situación angustiosa / por que Xerez atraviesa, / sin recursos y sin tropas / enfrente de la morisma, / que amenazante y furiosa

(1) Dice el P. Rallón que dicha carta existía cuando él escribió su Historia (1670). Asegura que estaba en el Archivo Municipal (Hª de Xerez t. II, pág. 173). En la actualidad, no sólo no existe en la referida dependencia tan curioso y apreciable documento, sino que ni aun se le cita en el Inventario de 1788.

pretende de la ciudad / el asalto á toda costa.

Y aunque sólo el pretenderlo / es temeridad notoria, / puesto que han pagado caras / sus audaces intentonas, / tiñendo mil y mil veces / el campo con sangre mora, / es tanta su pertinacia / cuanto nuestras fuerzas cortas; / tienen sobrados recursos (1) / de bastimentos y tropas, / pues solamente el peonaje / diez veces al nuestro dobla, / faltándonos los pertrechos / de armamentos y aun de boca, / que de las plagas, el hambre, / siempre es la más horrorosa: / ¡venga pronto quien ayude / ó la Virgen nos socorra!

(1) Abundaban de tal manera los granos de toda especie, que era una bendición de Dios, y faltó poco para que el trigo, la cebada, las frutas y las pieles, no se vendiesen ni comprasen, sino que se daban al primero que las pedía; los guerreros en tal abundancia y prosperidad vivían, que la almafalla parecía mas bien una populosa y concurrida metrópoli con todo género de contratación y oficios, que no un campamento (Parada, Hombres ilustres de Xerez, pág. XXXIX).

Y firmó; los caballeros, / desenvainando las hojas / de sus agudos puñales, / cada cual con sangre propia / al pie colocó su nombre / en visibles letras rojas.

De entre la apiñada gente / de esfuerzos grandes á costa, / abrióse paso un mancebo (1) / que ser hidalgo pregonan / su gallardo continente / y el esmero de su ropa; / diciendo que se disfraza / de villano, y en persona, / él mismo y en propia mano / al Rey dará tan honrosa / cuanto singular misiva; / y como á todos importa / esté en manos del Monarca, / pronto por lo perentoria, / con general beneplácito / se aceptó la bondadosa / oferta del noble joven; / quien pasada media hora / disfrazado de villano / llegó, juró, recogióla / y partió para Sevilla / con misiva tan honrosa; / que en ella de la ciudad / van las esperanzas todas (1).

(1) Es verdaderamente sensible no se consigne en Historia alguna el nombre de este hidalgo, que de tan abnegada manera se ofreció á llevar la carta al rey D. Sancho.

(1) Pocos días después volvió de Sevilla dicho valeroso hidalgo con la contestación de Sancho IV, en la cual decía, como una expresa demostración del concepto que tenía de los xerezanos: «que el rey D. Alonso, su padre, la había ganado y poblado de 300 caballeros, fijos de algo, que escogió en todo su ejército; que pues eran leones de Castilla, se defendieran como tales, mientras juntaba gente para socorrerlos. (Rallón, Hª de Xerez. t° II, pág. 173).

 

VI

Sabedor Aben-Yussuf / por conducto que se ignora, / que desde Sevilla vienen / con el rey Sancho en persona, / numerosos caballeros / y considerables tropas, / alzó el sitio de Xerez / con celeridad pasmosa; / marchando á las Algeciras / con cara mohína y fosca, / aun cuando dicen y afirman / muy respetables personas, / que se retiró por miedo / á una inminente derrota, / ó por cálculo y prudencia / según atestiguan otras.

Sea de ello lo que quiera, / miedo ó prudencia engañosa, / lo cierto es que nuestros campos / se vieron en pocas horas / libres de pertrechos bélicos / y de la morisma odiosa.

Tan sólo un mudo testigo / de dura insensible roca, / la Torre que Aben-Yussuf (1) / levantó pesada y tosca, / que despreciando del tiempo / las caricias injuriosas, / se eleva en medio del campo / impasible, escueta y sola / como un fantasma medroso / que á las edades remotas / debe con mucha elocuencia / la génesis de su historia / referir; nunca ovidando / la bizarra acción heroica / del inimitable AMAYA / cuya sangre generosa / por el honor de su pueblo / dio de manera tan pródiga,

(1) Fue llamada en un principio Torre de Aben-Yussuf debido al nombre de su fundador, quien la edificó en 1285, con objeto de observar desde ella las maniobras militares que efectuaban ambos ejércitos, durante el terrible cerco de seis meses, con que agobió á Xerez. Destinada más tarde á la industria de tintorería, cambió su primitivo nombre por el de Torrecilla del Tinte, con el cual ha llegado casi a nuestros dñs, en que fue demolida para dar lugar a nuevas construcciones. Estuvo situada dicha Torre en terrenos próximos a la Estación de Mercancías.

que no sólo en la pelea / empeñada y fragorosa / vertió impávido á raudales, / sino en sus ardientes gotas / mojó con afán la pluma, / como si al pedir la pronta / solución al rey D. Sancho, / le mandase el alma toda / envuelta en los caracteres / que hizo con su sangre propia.

jueves, 5 de agosto de 2021

Las antiguas ordenanzas concejiles de Xerez (1454-1527)

En el FaceBook del Archivo Municipal

LAS ANTIGUAS ORDENANZAS DE XEREZ.-

Esta “Recopilación de las ordenanzas del concejo de Xerez de la Frontera, siglos XV-XVI. Estudio y edición”, hecha por los profesores Mª Antonia Carmona y Emilio Martín, y dada a la luz por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz en 2010, es una de las obras fundamentales de la historia de nuestra ciudad. Fue prologada por el catedrático de Historia Medieval Alfonso Franco Silva (1951-2020). Reseña en: https://www.diariodejerez.es/.../antiguas-ordenanzas...

Por supuesto, los documentos históricos del Archivo Municipal formaron la parte esencial de dicha recopilación, ya que conservamos, por ejemplo, una gran cantidad de ordenanzas concejiles, encuadernadas por el concejo en un volumen que las contiene entre 1454 y 1527 (AMJF, AHR, C. 1, Nº 40, original que será accesible en nuestra web en junio de 2022). Veamos esta curiosa ordenanza recogida en dicha obra:

iv.- [Sobre los delincuentes que se refugian en sagrado]

Yten, que porgue la ciudad de Xerez es populosa y por los que a ella binieren se mueben escándalos y ruydos en tal manera que acaezen muertes de honbres en las plaças y mercados della y dentro en las yglesias y en los zimenterios e zerca dellos, atrebiéndose en la ynrnunidad de la yglesia y se lanca [sic] ende. Hordénase que si acaeziere que algunos malhechores con fuerça a las yglesias y los delitos que cometieren fueren de la calidad de aquellos casos en que los derechos no defienden la comunidad eclesiástica, ni a los que por tales delitos con fuga a las tales yglesias según a de ser y está hordenado, questos tales si al caso por delitos fuere claro y de cómo por ellos de derecho no deue gozar, que entonces el bicario, en el tal caso, siendo requerido, permita y dé lugar que sean escluydos de la dicha yglesia y zimenterio donde los tales malhechores con fuga. Y si al caso fuere dudoso de cómo acaezió el delito que se deue gozar en no deue gozar, que en este caso el bicario y la justiçia eclesiástica lo manden guardarlo e vincularlo y tenerlo a bien recaudo, dentro de la tal yglesia y haga su pesquisa en vno con la justiçia seglar si buenamente anbos acordaren se pudiere de cómo acaezió el tal delito y enbíen a el provisor y el señor arçobispo firmada de sus nonbres [roto] acordar no se pudiese entonces el dicho bicario.




miércoles, 4 de agosto de 2021

La ordenanza de caños y sumideros del Jerez de 1552.

En el Facebook del Archivo Municipal de Jerez:

Esta provisión real dada en Madrid a 21 de marzo de 1552 años, en tiempos del reinado de Carlos V, se encuentra en el Archivo Municipal de Jerez en la sección que llamamos Archivo Histórico Reservado con la signatura AMJF, AHR, C. 6, Nº 1-fº 122, y título “Carta de aprobación y confirmación de la ordenanza de caños y sumideros para aguas sucias” (accesible en el nº 99 de https://www.jerez.es/.../arc.../archivo_historico_reservado/).
Y muy relacionado con este documento del que hoy hablamos, conservamos también otro sobre el cubrimiento del arroyo de curtidores: “Carta del Consejo al corregidor de Jerez que haya información y con su parecer la envíe sobre que la dicha ciudad pide licencia para repartir 1000 ducados para cubrir el arroyo de curtidores, evitando inmundicias y malos olores” (Valladolid, 1545) (AMJF, AHR, C. 6, Nº 20, fº 1).
Las nuevas ordenanzas municipales decían: “Esta çiudad a sido ynformada que por causa que en las calles e plaças publicas / ay muchas ynmundiçias a causa que por los caños que salen a las calles hechan / e salen por ellos aguas suzias e mal olor que causan enfermedades por ende hor- / dena e manda… no sean osados… de hechar / agua suzia ni limpia por los caños… salvo / que por los dichos caños salga el agua llovediza e cada uno haga sumideros donde re- / cojan las dichas aguas subzias… en pena de seysientos mrs. el / terçio dellos para el acusador y el otro terçio para la limpieza de los caños e calles y el / otro terçio para el juez que lo sentençiare”.
En cabildo fue dicho que la nueva ordenanza la pregonara Francisco del Valle, pregonero público, y que se mandara a aprobar al Consejo de Su Majestad. Además, dieron por término para que se hicieran los sumideros solamente dos meses. Cuando esta ordenanza llegó al Consejo, este la aprobó y emitió el documento que aquí reproducimos, el cual envió, a modo de conformidad y aprobación, a nuestro ayuntamiento, razón por la cual se conserva hoy en el Archivo Municipal de Jerez.







martes, 3 de agosto de 2021

El clima de terror en el Jerez de 1936.

Debemos recordar el clima de terror que se vivió en Jerez a partir de 1936.

Una ”concordia” basada en el olvido no cerrará las heridas. Porque los muertos siguen en las cunetas.

La poca ayuda que recibe la memoria histórica en Jerez es un hecho MUY DOLOROSO.

Recordemos las palabras de José Dorantes, un viejo militante del PSOE de Jerez

https://memorialistasenjerez.blogspot.com/2021/08/recordando-el-clima-de-terror-del-36-en.html?m=1