viernes, 18 de diciembre de 2020

Historia de Jerez (MS., Tomás Molero, 1786, II)

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De este principio se deduce no solo el origen del nombre de España, sino también el de la Provincia Bética, formando el siguiente discurso. Es cierto que Tubal fue hermano de Jaban, y ambos hijos de Noé, y que de Jaban lo fueron Tarsis, Elisa y otros entre los que se separaron y dividieron las Yslas de las Naciones en sus propias tierras, cada una con su lengua, o idioma, parentesco y gente propia según que lo refiere el Sagrado Libro del Génesis ([1]). Supuesta pues la expresada división de gentes, verificada en los hijos de Jaban, Tarsis y Elisa y los demás hermanos, y que binieron a España (no el mismo Tarsis, porque este se pretende establecer en las Yslas que hay desde Cipro hasta el Oriente y Aquilon, por quien toda la Cilicia fue llamada Tarsis) sino por algunos de sus hijos Nietos y descendientes de quienes se verificase eran de su propia cognación y gente; se deduce claramente que más bien por los descendientes de Tubal y Tarsis que no por el nombre que dieron los Hebreos a los Mares, que ellos no conocían, se llamó a esta provincia Bética la Tartesia, nombre que manifiesta la antigüedad de dicha Provincia.

No es menos la confirmación y prueba que nos

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dan de lo expuesto los Autores y Geógrafos antiguos, de quienes reflexionando sus autoridades benimos en conocimiento que la verdadera Tarteso fue nuestra Bética, o Andalucía: nombre que igualmente daban a diversos Pueblos de ella y a sus dos principales Ríos como son el Betis, o Guadalquivir, y el Chrisso, o Guadalete Río de Xerez. Estrabón dice que en el espacio de tierra que se formaba entre las dos vocas del Río Betis había un lugar o Pueblo que se llamaba Tarteso, y que en aquel tiempo estaba habitado por los Tundulos ([2]) y describiendo el origen y nacimiento de este Río afirma que lo trae de un Monte que está cerca de un lugar llamado Castone, a cuyo Monte llama de Plata por haber en él Minas de este precioso metal, y a quien los antiguos llamaron Tarteso ([3]).

Sigue el mismo Geógrafo y dice que algunos a Tarteso le llamaban Carteya ([4]) confirmando esto mismo Rufo Avieno quien en sus Horas Marítimas asegura que los Griegos llamaron a Carteya Tarteso, y lo mismo a Cádiz por estar esta Ciudad más cerca del Río Betis que Carteya, asegurando que Cádiz

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antes de este nombre se llamó Tarteso ([5]), a lo que se agrega que por estar la Provincia Bética y su costa situada a el Ocaso del Sol, era generalmente conocida por la Tartesia, según aquella expresión de Ovidio: Praesseserat occiduns tartetia littora Phaebus ([6]) y con este mismo nombre era conocido también el Río Guadalquivir, que es el más caudaloso, desde las Bocas del Betis hasta el estrecho: cuyo Río dice Avieno que se llama Chrisso por lo abundante de sus aguas, y añade al mismo tiempo que a lo largo de su extensión por una y otra banda había gentes establecidas, y que sus Campos eran fertilissimos y ricos sus vecinos los Tartesios ([7]). Luego si los Autores antiguos llamaron Tarteso a el Lugar o Pueblo que hubo entre las dos bocas del Río Betis, a Carteya, a Cádiz y a los vecinos del Río Cryso o Guadalete, y que toda la Provincia era conocida por Tartesia como afirmó Estrabón, no puede haber duda que el origen de este nombre lo tubo por los descendientes de Tubal y Tarsis que vinieron a poblarla por la divina disposicion.

Mas ¿por dónde harían su viaje desde las Campañas de Senaar estos muchos pobladores de España?, ¿qué camino o rumbo tomarían?, ¿acaso por la tierra o por la Mar?. Sin embargo de ser este punto muy contravertido entre los Autores, opinando unos que lo hicieron por tierra, otros que por mar, me inclino a este último parecer fundado en authoridad y razón: la

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Authoridad es de Joseph Hebreo citado de Masdeu ([8]), dice pues Joseph tratando de la division de las gentes después de la confusión de las Lenguas, quando la Fábrica de Babel: En aquel tiempo habiendose separado los hombres a causa de la diversidad de las lenguas y formado diferentes Colonias, hubo algunos que embarcandose pasaron a habitar las Yslas. Y ya aquí se manifiesta que el Docto Hebreo supone haber embarcaciones para el viaje de algunos de aquellos hombres, y aunque no dice determinadamente a qué Yslas se dirigieron, con todo eso da fundamento para decir que precisamente tendrían reglas y medidas para haver formado aquellas naves que los pudieran transportar a su destino.

Pero sin embargo, los de la opinión contraria dificultan cómo en aquellos tiempos las podrían construir preparandoles sus aparejos y los Pilotos para su gobierno sin hacerse cargo, que esto lo pudieron facilitar en el tiempo de ciento y cinquenta años que corrieron desde el Diluvio hasta la confusión de las Lenguas y dispersión de aquellas gentes, en cuyo tiempo permanecieron juntos en los Campos de Senaán: y como Dios quería ser obedecido se valió de aquella confusión para que pusieran en práctica lo que les había mandado: pudiendose creer que a efecto que se verificara este proyecto los ilustraría dándoles las ideas más propias para haber formado

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las Embarcaciones con todo lo a ellas conducentes, según el modelo del Arca que había fabricado Noé.

Parece pues que por este medio les era más fácil vencer todas las dificultades que se les pudieron ofrecer en orden a la construcción de los Bajeles, que las muchas más que se les presentarían en un viaje tan dilatado por tierra si atendemos a las grandes distancias que habían de caminar, encontrando los Campos desiertos y sin veredas, habitados por todas partes de fieras, los montes escabrosos e inaccesibles dando a cada paso un tropiezo, y en muchas partes Ríos Caudalosos que vadear, sin advertirse de dónde o cómo se proveherian de alimentos para el sustento, cuyas dificultades y trabajos eran suficientes para apurarles la salud y que la mayor parte de aquella gente hubieran sido víctimas de la muerte en el Camino. El Erudito juzgará lo que le parezca más verosímil en el asumpto, en el supuesto que mi deseo es (quando no pueda encontrar la verdad de los hechos) a lo menos acercarme a ellos todo lo que sea posible, assi en los particulares que van expuestos, como en todos los demás que se irán proponiendo en los puntos históricos de esta Obra.

Mas como ya se ha insinuado con la autoridad de Rufo Avieno, que los Antiguos Españoles que habitavan la Tartesia eran ricos y acomodados, y sus Campos los más fértiles en toda suerte de frutos, no es extraño de este lugar tratar del

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bello clima, fecundidad, delicias y riquezas que producía la Provincia Bética, conocida entonces por la Tartesia o Turdetana, fue tan liberalmente dotada de bienes de la naturaleza que dio margen a los antiguos para inventar muchas especies fabulosas: Como decía Homero que en ella estaba el descanso de las Almas de los piadosos y el Campo Eliseo ([9]), dando esto mismo ocasión a los Poetas para fingir que en ella estaba Gerión, Rey fabuloso de España, enrriquecido con una porción de ganado portentosa.

No son menester estas ficciones Poéticas para conocer su temperamento apacible, fertilidad y riqueza, pues además de producir todos los frutos de la tierra de la mejor calidad afirma Strabón ([10]) que hasta su tiempo no se sabe en qué parte del mundo se hubiera encontrado tanta copia de oro, plata, Cobre y hierro. Es verdad que esto lo diría por no estar entonces descubiertas nuestras Américas, pero sin embargo añade y dice que aunque la tierra enrriquecida de metales, suele carecer de la abundancia de otros frutos y que es muy raro el que una Region pequeña goze de géneros de metales, con todo esso la Bética o Tartesia y sus Lugares adyacentes abunda en tanto grado en unos y otros bienes que no hay alabanza digna de su silencio.

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Otras pruebas confirmarán lo mismo quando se baia manifestando el estado de la Bética en los Puntos históricos que siguen: pero desde aquí es de notar que ya se va descubriendo la situación de la Ciudad de Xerez de la Frontera en quanto a su dilatado término quizás el más abundante y fértil del que logran muchas ciudades de las más famosas de España: Pero suspendiendo este assumpto para tiempo más oportuno trataremos ahora del nombre con que era conocida esta Provincia antes que se llamara Bética y después de haberla considerado con el nombre de Tartesia el qual fue el de Turdetana de que va a tratar el segundo punto de esta Obra.

Punto 2º. Nombre de Turdetania.

La Provincia Bética conocida en aquellos tiempos por la Turdetania muchos Autores antiguos, y aun algunos de los modernos, han crehido que este nombre lo tubo por Betoturdeto que lo suponían Rey de España por haber dado asenso a el Cathalogo de los Reyes fabulosos que le fingieron los Griegos, promovido después por Annio Viterviense, y adoptado por varios Autores Estrangeros: cuya aficción la hace patente y prueba el Docto Masdeu en su España Fabulosa ([11]), en cuyo supuesto devemos estar a lo que nos dice Estrabón quando afirma que el expresado nombre lo tubo por sus

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habitadores, a quienes llamaban Turdetanos o Túrdulos ([12]). Y aunque es difícil poder dar una razón cierta de los Pueblos y lugares que hubo en tiempo de los primeros Pobladores que según Masdeu arribaron a nuestro continente el año de 2.150 antes de la Era Christiana ([13]), sin embargo se hace preciso tratar en particular de la venida de los Fenicios a España por lo mucho que conduce para este intento.

Los Fenices, aquella Nación que desde los tiempos muy remotos había formado tantos establecimientos en las Regiones ocupadas por ellos, a las que dieron los nombres de Sidón, Biblo, Paletyno, Tiro y Jersualén, nombres los más ilustrados de sus tiempos que conserban historias muy antiguas, y públicos Archivos, los primeros, y célebres Marineros, comerciantes los más expertos, que fueron inventores de la moneda, siendo havilissimos en las Artes y Manufacturas, y lo que es más, que igualmente inventaron el Alphabeto y el arte de Escribir como refuiere Masdeu en su España Fenicia ([14]); estos dichos Marineros y háviles Comerciantes emprendieron las Navegaciones más dilatadas hasta llegar en el año de 1400 antes de Christo a los últimos confines de la España, como se deduce de los indicios que nos dan la Historia Sagrada y Profana.

El Estaño, producción de España, iba por mano

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de los Fenicios a el Asia, y los Escritores que hablaron de él, como Herodoto, Diodoro, Sículo, Positonio, Estrabon, Plinio ([15]) y otros muchos, no conocieron otro alguno que el nuestro. Ahora pues Moysés, que murió mil quatrocientos setenta años antes de la venida del Mesías, entre los metales de que se serbían en su tiempo hace mención del Estaño. Midrático, que fue el primero en transportarlo al Asia, según Plinio, era sin duda un Mercader Fenicio anterior a Moysés, y no habiendo podido navegar a otra parte en busca de él, sin duda tomó este género de la España Occidental a donde se hallava con tanta abundancia que Avieno atestigua que el nombre Casiteron que los Griegos dan al Estaño tiene su origen del Monte Cassio situado en la España Turdetana ([16]).


[1] Gen., Cap. 10

[2] Estrab., Pág. 140

[3] Estrab., ibi.

[4] Estrab., pág. 142.

[5] Avien., Veri. 268

[6] Ovid. 15 Methamorf.

[7] Avien. Xens. 417

[8] Masdeu ilust. 6ª, part. 1ª, España antigua.

[9] Strab., lib. 3º, pág. 150.

[10] Strab., lib 3º, Cap. 2º.

[11] [El texto original carece aquí de Nota al Pie]

[12] Strab., Lib. 3º

[13] Masdeu, Españ. Primit., lib. 2º, nº 10

[14] Masdeu, lib. 4º, pág. 13.

[15] Herodot., lib. 3, pág. 254; Diodoro. Sicul. Bibliot. Hist., lib. 5, n. 34, pág. 361; Posidon citado por Strab., T. 1, lib. 3, pág. 219; Plin., T. 2, lib. 34, cap. 16, pág. 668.

[16] Avien., Orae Maritime, verb. Págs. 259, 292.