lunes, 7 de junio de 2021

Archivos, conocimiento, poder, futuro.


   Ahora que se celebra, impulsado por el Consejo Internacional de Archivos (ICA), el Día Internacional de los Archivos (9 de junio 2021) –o Semana Internacional de los Archivos del 7 al 11 de junio– quisiera reflexionar brevemente sobre el lema que dicho Consejo nos ofrece también para este año: empoderar los archivos.

   Porque en España tenemos algunas asignaturas pendientes con el caso de los archivos. Por ejemplo, ciertos archivos del franquismo que aún no se han abierto al público “gracias” a una ley de secretos oficiales que se hizo en los años 60. O por ejemplo la escasa atención económica que las administraciones siguen prestando a las labores propias de los archivos (los archivos de Justicia, pongamos por caso, necesitan de más atención). O por ejemplo la excesiva limitación de acceso (100 años contados desde el día de hoy hacia atrás en el tiempo) a las actas notariales “gracias” a una ley que tiene más de 150 años y que sigue en vigor. O por ejemplo las dificultades generalizadas para la migración a archivos electrónicos y digitalización masiva de documentos (esto es, para afrontar por derecho el acceso al servicio de la ciudadanía vía on line). Los dineros y las tecnologías, además de las instalaciones, fallan, escasean, no llegan, se recortan…

   Otra insuficiencia de nuestro sistema, que no debemos olvidar y que ahora el actual gobierno de España apuesta por solucionar en el marco de la nueva Ley de Memoria Democrática, es el hecho de que “desde la recuperación de la democracia en España, todos los presidentes del gobierno se llevaron sus archivos al abandonar el palacio de la Moncloa. Desde Adolfo Suárez, en febrero de 1981, hasta, por ahora, Mariano Rajoy, en junio del 2018. Pese a que existe un antiguo debate al respecto, los archivos de los presidentes del gobierno no están sometidos a regulación alguna y corresponden a sus titulares” (https://www.lavanguardia.com/politica/20200919/483539179292/memoria-democratica-archivos-presidentes-del-gobierno.html). Este es problema, y un mal ejemplo, ya en vías de solución.




   Aunque también es verdad, llantos aparte, que tenemos una buena legislación que ampara y fomenta la transparencia en los ámbitos estatal, autonómico y local. En el caso de Jerez véase: https://www.jerez.es/webs_municipales/transparencia/informacion_juridica/normativa_municipal/, así como una legislación de archivos y documentos de Andalucía relativamente reciente (https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2011-18654). Hay problemas, como hemos señalado y hay legislación que ampara, protege y gestiona los archivos, ¿entonces qué es lo que falta?. En mi opinión, quizás simplemente más voluntad política y más recursos económicos para apostar por el mundo de la archivística y el acceso ciudadano a la información.

 El diccionario de la RAE dice del término empoderar: “Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido” y “Dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo”. Pero pienso que, en el primer caso, los archivos no son sujetos demasiado desfavorecidos que ahora debamos lanzar a posiciones de especial relevancia, ya que al fin y al cabo los archivos, mucho más que -por ejemplo- las bibliotecas, han resistido y resisten mucho mejor, y por muchos siglos más, que los museos, los teatros… ¿Para qué necesitamos los archivos “autoridad, influencia o conocimiento”…? No creo que lo necesitemos. Porque basta con que seamos una, entre otras, herramienta para que la ciudadanía sea quien se empodere utilizando los archivos. ¿Empoderar los archivos?. ¿No es mejor,  que la ciudadanía quede empoderada usando los archivos? (que es una cosa distinta y fue, además, por su importancia, el objeto de reflexión del Día Internacional de los Archivos del año pasado: “empoderar sociedades del conocimiento”). Los archivos no necesitamos poder, sino sobre todo una buena financiación que nos permita seguir resistiendo, eso sí, más reforzados que hasta ahora, el paso de los tiempos.

   Es un clásico pensar que los archivos son el último lugar de las administraciones y las organizaciones y que, en ese sentido, son víctimas del abandono y el descuido por parte de sus titulares. Y hay una parte de verdad en esa consideración… pero no toda. No toda porque no debemos olvidar los tozudos hechos: malquebien, los archivos persisten sin que el paso del tiempo los borre de la memoria y, la mayoría de las veces, perviven a esas mismas organizaciones, propietarias y titulares, que un día fueron desdeñosas con ellos. Su actualidad y necesidad tampoco son discutibles: la Asociación de Archiveros de Castilla y León acaba de conceder el Premio Acal de Honor 2021 a los archiveros que han trabajado frente a la pandemia. Un símbolo más de lo que son los archivos, de para qué sirven y de lo difícil que sería vivir sin ellos.


  En Jerez estamos esforzándonos por ofrecer en la web del Archivo Municipal (https://www.jerez.es/webs_municipales/turismo_cultura_y_fiestas/servicios/archivo_municipal/) la mayor cantidad posible de reproducciones digitales de documentos históricos de la ciudad con objeto de poder acercar a la ciudadanía este inmenso patrimonio desde la comodidad de sus ordenadores en casa. En este junio de 2021 hemos subido un total de 761 nuevos pdf y casi 20 GB de información, ya disponible para todos y todas. Es una forma, directa y sencilla, de empoderar el archivo pero para empoderar esta sociedad del conocimiento. Es una forma, amena y de enriquecimiento cultural colectivo, de tomar conciencia histórica para poder planificar mejor nuestro futuro conociendo las urdimbres de nuestro presente. Es una forma, al alcance de la mano de cualquiera, para ganar en vitalidad democrática. Todo lo contrario de la sibilina recopilación de datos que, por el lado de un capitalismo salvaje, busca definir tendencias y espiar a los consumidores para ofrecerles, sin que lo hayan pedido, productos más o menos atractivos a sus intereses.

   Quizás el concepto clave de la vigente ley de archivos y documentos de Andalucía (2011) sea el de “Patrimonio Documental”. Menciono esto porque es verdad que se habla mucho de “patrimonio” para referirse por ejemplo al patrimonio urbanístico-arquitectónico de las ciudades, o en general de “patrimonio cultural”, pero se habla mucho menos de “patrimonio documental”. Y sin embargo el “patrimonio documental” está en la base de toda la Cultura, es decir, de todas las manifestaciones artísticas, museográficas, bibliográficas, científicas, arqueológicas, etc., ya que todos los conocimientos humanos están soportados por las fuentes que están organizadas en los archivos, repositorios electrónicos… Es fácil entender, si se quiere, que los archivos no necesitan tanto empoderarse como, en realidad, financiarse bien para seguir siendo herramientas útiles en manos de las sociedades democráticas. Porque la cosa es sencilla: si queremos un futuro verde, fundado en los derechos humanos, en la igualdad hombre mujer, en la solidaridad internacional, en la democracia… entonces los archivos habrán de seguir prestando un valioso servicio.