jueves, 23 de julio de 2020

Alfonso XIII visita el Jerez de los caciques en 1929.


He leído esta crónica del periodista -redactor de ABC- Enrique Garro de octubre de 1929, elogiando el golpe militar de Miguel Primo de Rivera, y me asombra el verbo pomposamente adulador, hasta extremos ridículos, en que se caía antiguamente para ensalzar -por encargo- las figuras de los reyes, caciques y poderosos del momento, como, también, los Domecq. El machismo, también, campea a sus anchas en este reportaje de Garro, a dos páginas, en el ABC de la época:



Los obreros, felicísimos por esta visita real a las bodegas Domecq, quedan equiparados a las niñas infantas y a las mujeres...



Se observa quiénes eran los que señoreaban la vida y la muerte en la ciudad de la injusticia:


Un artículo de Enrique Garro que merece la pena leer para acercarse (quien sea capaz de resistir esta retórica tan tan empalagosa) a la utopía caciquil de la derechona de la época que quería presentarnos como ideal de vida lo que era, en realidad, la cúspide de un cruento sistema de poder político y económico en la ciudad del señoritismo y de las más inhumanas desigualdades sociales: