miércoles, 4 de marzo de 2020

Cinco bellas postales del Jerez antiguo.

   Estas cinco postales, muy conocidas, reflejan un mundo, en buena medida ya inexistente, que a los jerezanos y jerezanas nos evocan, lógicamente, múltiples recuerdos, en distintas medidas. Los más mayores recordarán más, vivirán más, al compás de estas imágenes, las anécdotas que en sus trayectorias personales moverán sus sentimientos de infancia al volver a verlas.

   Pero estas imágenes tienen cierto truco. Parecen mostrar, claro, un mundo idílico, de bellos jardines, vidas solaces, magníficos monumentos, espléndidas calles y alamedas, nuevos servicios públicos, animado vecindario, automóviles signos del progreso... Porque estas postales eran una especie de modesta carta de presentación de Jerez, pues las postales viajaban, escritas al dorso, por Correos hacia mil localidades de dentro y de fuera del país.

   Sin embargo, esa lógica intencioanalidad positivista, edulcorante, no quita que merezca la pena recrearse en la visión de las mismas, tratando de descubrir los detalles de las vestimentas de la época, las fechas de las instantáneas, los edificios que fueron suprimidos, reformados o los nuevamente construidos, los carruajes de la alameda Cristina... Aquel mundo, hoy recuerdos del Jerez ya extinto, deben ayudarnos hoy a rememorar, sin nostalgias anquilosantes, algunos de los momentos por los que atravesó la ciudad.

   Particularmente, me gusta mirar la postal de la Biblioteca Municipal, o cabildo viejo, donde, cuando yo era muy joven, y como tantos otros jerezanos, me embelesaba en observar la estética decimonónica, solemne, de las librerías numeradas con cifras romanas. Un lugar de donde, para bien y para mal, todavía no he salido.