viernes, 6 de noviembre de 2020

La deprimente estatua de Primo de Rivera en Jerez.

 

Franco fue la consecuencia lógica, programada, de la dictadura del jerezano general golpista Primo de Rivera y Orbaneja (1870-1930), Marqués de Estella, pomposamente enterrado en la Basílica mercedaria, junto a la Virgen de la Merced. Que Franco fue la consecuencia política directa de Primo de Rivera no lo digo yo, sino Paul Preston en su libro El Holocausto español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después (Ed. Debate, 2011): "Los temores de la élite se apaciguaron temporalmente en 1923, cuando el Ejército volvió a intervenir y se instauró la dictadura del general Miguel Primo de Rivera. Como capitán general de Barcelona, Primo de Rivera era íntimo de los barones catalanes de la industria textil y comprendía que se sintieran atacados, y como procedía de una adinerada familia de terratenientes de Jerez, también comprendía los temores de los latifundistas. Era, por tanto, el guardia pretoriano ideal para la coalición reaccionaria de industriales y terratenientes que se consolidó a partir de 1917. Mientras permaneciera en el poder, Primo de Rivera ofrecería seguridad a las clases medias y altas. Aun así, y pese a cierta colaboración del régimen con el PSOE y la UGT, sus ideólogos se esforzaron con ahínco en construir la noción de que, en España, dos grupos políticos y sociales, incluso morales, estaban abocados a librar un combate a muerte, movidos por una mutua e implacable hostilidad. Concretamente, y como anticipo de la función que más tarde desempeñarían para Franco, estos propagandistas pusieron todo su empeño en advertir de los peligros que representaban judíos, masones e izquierdistas".

Así que tenemos en medio de la plaza del Arenal, la más icónica de Jerez, a un dictador protofascista, amigo de Mussolini, que amamantó política e ideológicamente, de manera directa, a Franco y los suyos. Pero el ayuntamiento de Jerez, para hurtar el debate a los ciudadanos y ciudadanas, dice que la estatua -como si estuviéramos discutiendo un tema artístico-, se hizo en 1929 y no en el período que marca la legislación de memoria histórica en relación con la supresión de símbolos de la dictadura franquista de la vía pública. De esta manera, un tanto simplista, agarrándose a un clavo ardiendo, quiere el ayuntamiento de Jerez zanjar la cuestión.

Sin embargo, el tema va a seguir debatiéndose -quiera o no el gobierno municipal- por otra razón igualmente sencilla: ya no es posible seguir engañando al pueblo de Jerez con subterfugios técnicos y fintas leguleyas acerca de esta deprimente y antidemocrática estatua. Porque no es posible ocultar lo que es obvio, como demuestra magistralmente esa reflexión historiográfica de Paul Preston: la cuna del fascismo español fue obra política del golpista Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, padre de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española. Esto el ayuntamiento de Jerez no lo puede vestir de seda, porque la mona mona se queda. Que un ayuntamiento socialista quiera esquivar el asunto, con sucintos informes técnicos, no solamente es historiográficamente impresentable (obviando lo que Preston señala), es que es políticamente incomprensible, inaceptable y contrario a las más mínimas exigencias democráticas. Ya digo yo, aunque no es que yo represente prácticamente a nadie, que los jerezanos y las jerezanas jamás aceptaremos esta indignidad en medio de nuestra plaza principal. Diga lo que diga la letra pequeña de la Ley, Jerez no homenajea a dictadores.

Pero quisiera recordar aquí, naturalmente, un detalle en el que no parece haber querido reparar el ayuntamiento de Jerez (https://www.lavozdelsur.es/ediciones/jerez/monumento-primo-rivera-no-se-movera-plaza-arenal_251410_102.html). Y es, a saber, que el pedestal del conjunto escultórico dedicado por Mariano Benlliure al general golpista está atiborrado de generales fascistas que junto a Franco abatieron a tiros a la II República. Generales fascistas que, impúdicamente, gracias al PSOE de Jerez, se exhiben ante los viandantes con todas sus supuestas glorias bélicas contra Marruecos.

Veamos:

-El general golpista José Sanjurjo Sacanel (1872-1936) como alto oficial participó en la guerra contra Marruecos (desembarco de Alhucemas...) y al principio de la II República llegó a ser, por breve tiempo, Alto Comisario de España en Marruecos. Protagonizó en 1932 un fallido golpe militar contra la II República. Estaba previsto que fuera él el comandante en jefe de los sublevados en julio de 1936, pero falleció precisamente el 20 de julio cuando se dirigía a la zona sublevada para hacerse cargo de la rebelión militar y golpe de estado.

-El general golpista Ignasi María Despujol i Sabater (1867-1959) tuvo un papel muy destacado en el desembarco de Alhucemas (1925). Fue Gobernador Civil y Capitán General de Cataluña (hasta abril de 1931). Este Teniente General recibe en 1957 la Gran Cruz al Mérito Militar por su trayectoria política y militar. Con la Ley de Azaña de 1932 se retiró del ejército, pero en 1936 se adhirió al movimiento golpista contra la IIª República. En 1938 traduce al español el libro del general Duval Enseñanzas de la guerra en España (Duval era en aquella fecha alto oficial francés en la zona sur de Marruecos).

-El general golpista Emilio Fernández Pérez (1871-1941), fue nombrado por Franco, en septiembre de 1939, Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar. “Teniente general, Presidente del Consejo Supremo de Justicia Mi litar, Director General de la Guardia Civil, Capitán General de la Sexta Región Militar, Gobernador militar de Valladolid, Director de la Academia de Caballería, Coronel del regimiento Alcántara, Consejero Nacional de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., Presidente del Casino de Madrid, Medalla Militar, Gran Cruz de San Hermenegildo, Gran Cruz de la Corona de Italia, Gran Cruz del Mérito Militar, Naval y otras muy distinguidas”.

-El general Leopoldo Saro Marín (1878-1936) con 58 años los milicianos madrileños matan en 19 de agosto de 1936 en Madrid al que fue miembro del Directorio Militar presidido por Primo de Rivera. La II República lo separó del servicio, siendo procesado por el Tribunal de Responsabilidades Políticas por su participación en el pronunciamiento de 1923, siendo sentenciado en 1932 por el delito de alta traición y auxilio. Ingresó en prisión y se le amnistió en 1934, pasando a la situación de 2ª reserva.

-El contralmirante Eduardo Guerra Goyena (1862-1934), jefe de las fuerzas navales del protectorado murió en 1934 y en 1931 juró fidelidad a las autoridades republicanas (Diccionario RAE).


En definitiva, a los jerezanos y a las jerezanas no nos van a engañar fácilmente con eso de que la estatua del general se erigió en 1929 y es muy bonita porque la hizo el escultor Benlliure… No, no, no. Porque la cuestión no es de estética. La cuestión es ética, cívica y política: Franco fue la consecuencia lógica, programada, de la dictadura, claramente protofascista, de inspiración directa mussoliniana, del general jerezano, golpista, Primo de Rivera… las raíces de la carnicería que en Jerez dejó alrededor de 600 víctimas mortales bajo las miradas de Paz Varela, Arizón, Pemán, Bernabé Rico, etc. La estatua no puede permanecer donde está porque Jerez no homenajea a dictadores, diga lo que diga el pusilánime gobierno local del PSOE, cuyo objetivo, según se ve, no es fortalecer la cultura democrática, sino no perder demasiados votos en Jerez en la próxima convocatoria electoral.