Así que tenemos en medio
de la plaza del Arenal, la más icónica de Jerez, a un dictador protofascista,
amigo de Mussolini, que amamantó política e ideológicamente, de manera directa,
a Franco y los suyos. Pero el ayuntamiento de Jerez, para hurtar el debate a
los ciudadanos y ciudadanas, dice que la estatua -como si estuviéramos discutiendo
un tema artístico-, se hizo en 1929 y no en el período que marca la legislación
de memoria histórica en relación con la supresión de símbolos de la dictadura
franquista de la vía pública. De esta manera, un tanto simplista, agarrándose a
un clavo ardiendo, quiere el ayuntamiento de Jerez zanjar la cuestión.
Sin embargo, el tema va a
seguir debatiéndose -quiera o no el gobierno municipal- por otra razón
igualmente sencilla: ya no es posible seguir engañando al pueblo de Jerez con
subterfugios técnicos y fintas leguleyas acerca de esta deprimente y
antidemocrática estatua. Porque no es posible ocultar lo que es obvio, como demuestra
magistralmente esa reflexión historiográfica de Paul Preston: la cuna del
fascismo español fue obra política del golpista Miguel Primo de Rivera y
Orbaneja, padre de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española.
Esto el ayuntamiento de Jerez no lo puede vestir de seda, porque la mona mona
se queda. Que un ayuntamiento socialista quiera esquivar el asunto, con
sucintos informes técnicos, no solamente es historiográficamente impresentable
(obviando lo que Preston señala), es que es políticamente incomprensible,
inaceptable y contrario a las más mínimas exigencias democráticas. Ya digo yo,
aunque no es que yo represente prácticamente a nadie, que los jerezanos y las
jerezanas jamás aceptaremos esta indignidad en medio de nuestra plaza principal. Diga lo que diga la letra pequeña de la Ley, Jerez no homenajea a dictadores.
Pero quisiera recordar aquí, naturalmente, un detalle en el que no parece haber querido reparar el ayuntamiento de Jerez (https://www.lavozdelsur.es/ediciones/jerez/monumento-primo-rivera-no-se-movera-plaza-arenal_251410_102.html). Y es, a saber, que el pedestal del conjunto escultórico dedicado por Mariano Benlliure al general golpista está atiborrado de generales fascistas que junto a Franco abatieron a tiros a la II República. Generales fascistas que, impúdicamente, gracias al PSOE de Jerez, se exhiben ante los viandantes con todas sus supuestas glorias bélicas contra Marruecos.
Veamos:
-El general golpista
José Sanjurjo Sacanel (1872-1936) como alto oficial participó en la guerra
contra Marruecos (desembarco de Alhucemas...) y al principio de la II República
llegó a ser, por breve tiempo, Alto Comisario de España en Marruecos.
Protagonizó en 1932 un fallido golpe militar contra la II República. Estaba
previsto que fuera él el comandante en jefe de los sublevados en julio de 1936,
pero falleció precisamente el 20 de julio cuando se dirigía a la zona sublevada
para hacerse cargo de la rebelión militar y golpe de estado.
-El general golpista
Ignasi María Despujol i Sabater (1867-1959) tuvo un papel muy destacado en
el desembarco de Alhucemas (1925). Fue Gobernador Civil y Capitán General de
Cataluña (hasta abril de 1931). Este Teniente General recibe en 1957 la Gran
Cruz al Mérito Militar por su trayectoria política y militar. Con la Ley de
Azaña de 1932 se retiró del ejército, pero en 1936 se adhirió al movimiento
golpista contra la IIª República. En 1938 traduce al español el libro del
general Duval Enseñanzas de la guerra en España (Duval era en aquella fecha
alto oficial francés en la zona sur de Marruecos).
-El general golpista
Emilio Fernández Pérez (1871-1941), fue nombrado por Franco, en septiembre
de 1939, Presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar. “Teniente general,
Presidente del Consejo Supremo de Justicia Mi litar, Director General de la
Guardia Civil, Capitán General de la Sexta Región Militar, Gobernador militar
de Valladolid, Director de la Academia de Caballería, Coronel del regimiento
Alcántara, Consejero Nacional de Falange Española Tradicionalista y de las
J.O.N.S., Presidente del Casino de Madrid, Medalla Militar, Gran Cruz de San
Hermenegildo, Gran Cruz de la Corona de Italia, Gran Cruz del Mérito Militar,
Naval y otras muy distinguidas”.
-El general Leopoldo
Saro Marín (1878-1936) con 58 años los milicianos madrileños matan en 19 de
agosto de 1936 en Madrid al que fue miembro del Directorio Militar presidido
por Primo de Rivera. La II República lo separó del servicio, siendo procesado
por el Tribunal de Responsabilidades Políticas por su participación en el
pronunciamiento de 1923, siendo sentenciado en 1932 por el delito de alta
traición y auxilio. Ingresó en prisión y se le amnistió en 1934, pasando a la
situación de 2ª reserva.
-El contralmirante
Eduardo Guerra Goyena (1862-1934), jefe de las fuerzas navales del
protectorado murió en 1934 y en 1931 juró fidelidad a las autoridades
republicanas (Diccionario RAE).
En definitiva, a los jerezanos y a las jerezanas no nos van a engañar fácilmente con eso de que la estatua del general se erigió en 1929 y es muy bonita porque la hizo el escultor Benlliure… No, no, no. Porque la cuestión no es de estética. La cuestión es ética, cívica y política: Franco fue la consecuencia lógica, programada, de la dictadura, claramente protofascista, de inspiración directa mussoliniana, del general jerezano, golpista, Primo de Rivera… las raíces de la carnicería que en Jerez dejó alrededor de 600 víctimas mortales bajo las miradas de Paz Varela, Arizón, Pemán, Bernabé Rico, etc. La estatua no puede permanecer donde está porque Jerez no homenajea a dictadores, diga lo que diga el pusilánime gobierno local del PSOE, cuyo objetivo, según se ve, no es fortalecer la cultura democrática, sino no perder demasiados votos en Jerez en la próxima convocatoria electoral.