sábado, 7 de agosto de 2021

Glorias xerezanas (Manuel Bellido, 1906) (VI)

ROMANCE V

GARCI PÉREZ DE BURGOS (1291) (1)

I.

En el horizonte apenas / comenzaban á mostrarse / de la matutina aurora / las primeras claridades, / cuando llenó casi á tientas / las aun tenebrosas calles / de la ciudad de Xerez / como sombras impalpables, / que y a con sigilo marchan / ó desparecen fugaces, / vaporosas como el humo / ó cual fantasmas errantes,

(1) Fue el progenitor de los Rendones xerezanos. Esta ilustre familia lleva por armas una banda de oro en campo verde y rojo, orlado con trece roeles de oro y siete lanzas sobre el morrión, con el mote Vencer y nunca vencido. Consérvase en la portada de la antigua casa de la familia de Lobatón Pastrana, y Rendón, en la plaza de San Mateo, núm. 5.

una multitud ansiosa / por conocer los detalles / del fausto acontecimiento, / que regocijado invade / la población y los ánimos / de todos sus habitantes.

Unos van hacia el Alcázar / á que les cuente el Alcaide, / cómo fué que Aben-Yussuf / que había jurado vengarse / de la imprudente respuesta (1) / afrentosa y humillante / que dio el Rey á su Embajada; / y además, de los ultrajes / que las xerezanas tropas / le infirieron insultantes / ha levantado tan presto / sus belicosos reales / y marchan junto á los muros / de Tarifa á aposentarse.

(1) Habiendo enviado Aben-Yussuf a Sevilla una embajada solicitando la amistad del rey D. Sancho, contestó este de la siguiente manera... “mostróle á su Embajador un pan y un palo, y le dijo que dijera a su Rey, que con aquel palo defendería aquel pan y que no necesitaba de su amistad” (P. Rallón, Hª de Xerez, t. II, pág. 170).

Otros corren presurosos / inquietos y jadeantes / hacia la Puerta de Rota, / y desde allí á recrearse / en la rara perspectiva / que han de ofrecer los lugares, / en que durante seis meses / vivió el mauritano infame, / siendo la sombra funesta / y provocación constante, / de nuestros bravos guerreros / con sus insultos cobardes.

Mas donde toma el bullicio / proporciones colosales / y se codean y confunden / los sexos y las edades, / el plebeyo y el hidalgo, / los humildes menestrales / con los nobles de abolengo, / que ahuecan las vanidades; / el mesnadero, el vasallo, / el peón.... todos iguales / en este instante se juzgan, / pues se consideran parte / en el patrio regocijo / que los ánimos invade; / y se apiñan y confunden / por las tortuosas calles / de Francos, Jubetería, / Ropa vieja y sus adláteres, / concluyendo todas ellas / junto á la Puerta que llámase, / del Real ó Marmolejo, / testigo de serios lances.

Al Arenal espacioso / en tropel la gente sale, / movida por el impulso / de curiosidad picante, / y anhela ver de la huida / vergonzosa las señales; / siquier la nube de polvo / que se alza espesa en el aire / como tenebroso velo, / ocultando á los cobardes / la ciudad noble y heroica, / que pudo altiva escaparse / de la astuta y burda trama / de sus intentos rapaces.

 

II

La xerezana nobleza / por los timbres y la sangre, / en prueba de acatamiento / y rendido vasallaje / á su rey D. Sancho cuarto / (á quien Dios bendiga y guarde), / con puntualidad concurre / unos cuantos días hace, / á los Divinos Oficios, / que suntuosos y grandes / se celebran en San Lucas; / ayer mezquita del árabe, / y hoy del Dios de los cristianos / templo y mansión inefable.

Explícanse los motivos / de su asistencia constante; / pues allí donde el Monarca / lleva sus pasos reales, / allí donde en paz ó en guerra / con sus cortesanos marche, / allí la nobleza toda / sin distinción debe darle, / pruebas de firme lealtad, / de alto respeto señales, / haciendo á su real persona / el más rendido homenaje.

Y es cierto que el rey D. Sancho / con fe profunda y laudable, / si está en Xerez, á San Lucas, (1) / va en recuerdo á que su padre / el ínclito Alonso el Sabio / cuando en guerra memorable / arrebató la ciudad / de las garras del alarbe, / del glorioso evangelista / quiso á una mezquita darle / la advocación veneranda, / que cual tesoro llevase / la fe y valor de sus hijos / á las remotas edades.

(1) S. Lucas fué la iglesia preferida de D. Alonso el Sabio, y desde entonces, ha sido la más frecuentada por los reyes de Castilla que han honrado á nuestra ciudad con sus visitas. Como testimonio de ello, es la única iglesia de Xerez donde los Reyes tenían tribuna para asistir á los Divinos Oficios. La tribuna aun subsiste, y en su frente una pintura mural representando las armas reales de los Monarcas de Castilla.

Insuficiente es el templo / á contener en sus naves, / no á los nobles xerezanos / que de sobra en ellas caben, / sino al numeroso séquito / que el rey castellano trae / en su regia compañía, / para abatir los audaces / intentos de Aben-Yussuf, / bastardos y criminales.

Por ello deja á Sevilla, / que escrito con roja sangre (1) / auxilio Xerez le pide / en desesperado trance, / y precisa socorrerle: / y aunque ya el muslim cobarde / huye víctima del miedo / en Tarifa á refugiarse, / es posible que las tretas / de sus fementidas artes, / de nuestra justa venganza / ni se oculte ni se escape.

(1) Véase nuestro Romance Domingo Mateo de Amaya.

Ya el invicto Sancho cuarto / con decisión incansable / refuerza con nuestras tropas / las que de Sevilla trae, / y en breve para Tarifa / con un ejército parte / aguerrido y valeroso / y en número incalculable, / tanto en caballos y lanzas / como en lucido peonaje: / así, castigo hallarán / los vanidosos alardes / del funesto Aben-Yussuf / y de sus torpes secuaces.

 

III

Junto á la frondosa orilla / del histórico Barbate (1), / que por desigual terreno / lleva su quebrado cauce, / ora en angosta garganta / bullicioso sepultándose, / enturbiando entre las peñas / sus transparentes raudales; / ya por tendidas llanuras / apacible deslizándose, / vistiendo de frescas flores / y de verdor ambas márgenes, / y á las vegas de Tarifa / prestando la exuberante /

(1) Según la moderna crítica histórica, cerca de este río, y no del Guadalete como hasta hoy se ha venido sosteniendo, fue derrotado por los árabes el ejército de D. Rodrigo.

vegetación, que es orgullo / de estos fecundos lugares; / aquí de extensa colina / en la pendiente suave, / se asientan de Aben-Yussuf / los poderosos reales.

En las barracas y tiendas, / en los toscos atalajes / que para sus usos tiene / el ejército ambulante, / obsérvase tal desorden, / desconcierto tan notable, / que bien afirmar se puede / sin riesgo de equivocarse, / que el belicoso convoy / dueño de inmenso bagaje, / hace muy contados días / que ha comenzado á instalarse / en el lugar más seguro / de tan hermoso paraje.

Pero al preferir el sitio / más seguro, es indudable, / que algo espera ó algo teme / pero peligroso y grave; / confirmando estos temores / el hecho, de que ayer tarde, / mandó á pedir con urgencia / dos mil caballos á Tánger, / y fuerzas y bastimentos / en cantidad alarmante; / todo lo cual dice claro / que se aguarda algún desastre.

Y si á lo dicho se agrega / como verdad indudable, / que el ejército cristiano / muy cerca debe encontrarse / con su Rey á la cabeza, / cuanto se piense y se hable / de tan delicado asunto / ni es ocioso ni es en balde; / además se da por cierto, / que son tan considerables / los caballeros y nobles / que vienen compaña dándole / en unión de sus mesnadas, / que ellos solos son bastantes / á provocar una guerra / y á vencer en cien combates.

Esto á Aben-Yussuf le tiene / mohíno y de mal talante, / y tanto le preocupa, / y son sus temores tales, / que en sus negros pensamientos / y en la excitación constante / de su espíritu turbado, / ha llegado á figurarse / que algún soterrado genio / le acecha para lanzarle / un horrendo vaticinio / de consecuencias fatales; / y hasta que indignado Aláh, / vengativo é implacable, / le niega su protección, / enfurecido cerrándole / las puertas.del paraíso / por réprobo y por culpable.


IV

Ha un mes campan nuestras tropas / enfrente á las del alarbe, / sin que den unos ni otros / de acometerse señales, / y esto provoca un estado / de tirantez, irritante. 

Uno de los caballeros / más apuestos y arrogantes, / que GARCI PÉREZ DE BUROS / llaman; de ilustre linaje, / sacudiendo la pereza / ó la incuria inexplicable / que á los cristianos guerreros / adormecidos los trae, / así á los nobles les habla / con vivo y franco lenguaje: / ¿Qué hacéis mirando á los moros? / ¡A ellos, de Rondón, (1) y a escape ! — 

(1) De Rondón. Locución adverbial que quiere decir: intrépidamente, sin reparo, bruscamente, y también sin obstáculo, sin estorbo.

dijo, y clavó las espuelas / de su potro en los ijares, / dando un bote el noble bruto / y á la llanura lanzándose.

Muchos y bravos ginetes / sobre briosos alazanes / le siguen, cruzando el campo / voladores como el aire, / y en las apretadas filas / del desprevenido alarbe / se introducen con sorpresa / tan súbita y alarmante, / que en muchas caras se vieron / del espanto las señales, / y en otras á un tiempo mismo / vergüenza, miedo y coraje.

Voces de mando imperiosas / se escuchan por varias partes; / el estridente sonido / de añafiles y atabales / llenan del extenso espacio / las desiertas cavidades; / gritos de furiosa rabia / y hasta alaridos salvajes / que juramentos semejan, / del tumulto informe salen; / tropel, confusión, barullo, / amenazas infernales / el morisco campamento / cual voraz hoguera invaden.

La espantosa barahúnda / creciendo va por instantes, / y es que ambos bandos se hallan / en lo recio del combate, / y se acometen y luchan / como sangrientos chacales: / y no cesan los aceros / un momento de chocarse / para cercenar cabezas / furibundos é implacables; / sólo el fragor de las armas / se repercute en los aires, / y con pavor suele á veces / á intervalos escucharse, / de los que hieren, blasfemias; / lamentos de los que caen.

Un desesperado esfuerzo / furiosos los nuestros hacen, / y arrollando á la morisma / con indómito coraje, / decídese la victoria, / empezando á replegarse / confusos y acobardados / los vencidos musulmanes, / y en precipitada huida / del revuelto campo vanse, / no sin que cubierto quede / de ensangrentados cadáveres.

Nuestros invictos guerreros / bañados en roja sangre, / desgarrados los vestidos / en tan desigual combate; / rotas espadas y lanzas, / maltrechos y jadeantes, / pero repletos de orgullo / con victoria tan brillante, / vuelven cubiertos de gloria / á los cristianos reales.

Mas a pesar de los triunfos, / de los quebrantos, no obstante, / un rico botín de guerra / recogen al retirarse, / y al campamento del Rey / llegan vivos y triunfantes.

 

V

Sabedor el rey D. Sancho / del inesperado lance / habido entre sus guerreros / y los torpes musulmanes, / quiso averiguar las causas / en sus mínimos detalles, / de quién ó quiénes hicieron / provocación semejante, / sin contar desatentado / con sus designios reales, / y amenaza enfurecido / asegurando, que antes, / juzgará como traidores / no cual vasallos leales, / á quienes de la algarada / fueron villanos causantes.

Del grupo de caballeros / uno tan sólo adelántase, / y es GARCI PÉREZ DE BURGOS / en quien las manchas de sangre, / de las heridas que lleva / dan manifiestas señales; / destrozados los vestidos, / rotas por distintas partes / la recia y nudosa lanza / y hasta la espada tajante.

Al contemplarlo en tal guisa, / y al ver las pruebas veraces / de su valor esforzado, / y la relación que hace / de la consumada hazaña, / el Rey, tornando el semblante / de altanero y desabrido / en cariñoso y afable, / dijo al valeroso hidalgo / con acento insinuante: / “Basta, que bien lo habéis hecho, / sellándolo con su sangre, / y al hacerlo lealmente / os habéis honrado honrándome; / mereciendo tal hazaña / que ahora caballero os arme”.

Al monarca, GARCI PÉREZ / díjole sin inmutarse: / “Señor, hijodalgo soy / y del ilustre linaje / del noble Garci Sarmiento (1) / que bien vuestra Alteza sabe / fué caballero notorio / por sus excelsas bondades. / Déme la vuestra merced / su venia para que marche / á la guerra, y siga siendo / de sus vasallos leales, / y en vuestro noble servicio / gloriosa muerte me alcance”.

(1) El origen de este caballero fué Villamayor de los Montes, cinco leguas de Lerma. Los de este linaje de Sarmiento son fundadores de un monasterio de monjas de la orden de S. Bernardo, que se llama Santa María de Villamayor, en el cual está enterrado Garci-Sarmiento, su fundador. A nuestro Garci Pércz llamaron en Xerez de Burgos, por haber venido de aquella ciudad. Véase Hª de Xerez por el P. Rallón, t. II, pág. 191.

A lo que repuso el Rey / con voz sentenciosa y grave: / “Yo os quiero armar caballero (2), / y desde hoy en adelante / el renombre de RONDÓN / llevéis y por él os llamen

(2) El Rey le armó caballero notorio y le dio por nuevo apellido Rondón. Este privilegio es uno de los cinco especiales de España; el de los Calderones; el de los Monteros de Espinosa; el de los Farfanes de los Godos; el de los Medinillas y este de los Rendones, dado en Sevilla a 18 de Octubre de 1294. Véase Bmé. Gutiérrez, tomo II, pág. 157.

á vos y á su descendencia; / que acción tan heroica y grande / justo es que los venideros / con veneración alaben.

 

VI

Aseguran las Historias / con testimonios formales, / que á la intrepidez debido / y á la pujanza indomable / de GARCI PÉREZ DE BURGOS, / tan alto por su linaje / cual por su fiera bravura / probada en extremos lances, / pudo el Rey D. Sancho cuarto / sin peripecias ni azares (1), / al fin clavar de Tarifa / en los castillos y adarve, / la santa enseña de Cristo / y el castellano estandarte.

(1) En la Ejecutoria de nobleza de los Rendones consta que se dio esta batalla el dia 21 de septiembre de 1291. Quedaron en Tarifa guarneciéndola muchos xerezanos, y fué entregada por el Rey, con obligación de mantenerla, defenderla y guardarla, á D. Rodrigo Pérez Ponce de León.