En el acta del
pleno municipal de 9 de marzo de 1693, fº 151, conservada en el Archivo
Histórico Municipal de Jerez, se encuentra un profuso documento, sin una línea
de desperdicio, que nos cuenta la feroz oposición de la iglesia católica al
teatro y a los comediantes.
El curioso documento
original fue transcrito y publicado -nosotros no hacemos más que reproducirlo
aquí para nuestros lectores amantes de la historia de Jerez- por el gran
archivero municipal Manuel Fernández Formentani (http://memoriahistoricadejerez.blogspot.com/2018/11/jerez-y-sus-archiveros-municipales-en.html),
el antecesor del famoso archivero Agustín Muñoz Gómez (http://memoriahistoricadejerez.blogspot.com/2018/01/el-archivero-municipal-de-jerez-agustin.html).
Dejo en cursiva exactamente los mismos párrafos que aparecen en la publicación
original de Formentani (Jerez: Imp. de El Guadalete, 1890, 240 pp.)
He subrayado en
negrita, a modo de resumen de la algo intrincada verbosidad del castellano de
antes para el lector no avezado, lo que me ha parecido más interesante de esta
frontal batalla de la iglesia católica en tiempos de Carlos II, el Hechizado, y siendo corregidor de
Jerez Francisco Jiménez de Castilla, contra el teatro y contra los comediantes.
Como siempre,
nada más peligroso que la libertad y la risa. Los trabajadores divirtiéndose y las mujeres riendo... mal negocio para quienes defendían el rigorismo de Trento, para la Inquisición, para la oscura teocracia de la época.
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D. Álvaro José
Núñez Cabeza de Vaca, 24º y procurador mayor, dijo: que en el cabildo que la ciudad
celebró el día lunes 2 de este presente mes, dio cuenta el sr. D. Manuel Ponce
de León, 24º, como diputado comisario de esta ciudad, para la solicitud del pleito sobre la representación de comedias,
de haberse ganado despacho del sr. nuncio, de que asimismo exhibió extrajudicialmente
una minuta de la petición y auto, y que lo esperaba auténtico en el correo. Y
porque le consta haber venido dicho despacho, y tener gravísimos inconvenientes
en la prosecución del juicio y seguimiento del apelación interpuesta por el ilustrísimo y reverendísimo arzobispo de
Sevilla para ante su Santidad, y mucho mayores, conseguido el pleito, en el
ejercicio y actos de representaciones de comedias, debe poner en la alta
consideración de la ciudad, de lo que su cortedad alcanza en este punto, para
que con el recto y católico ánimo, tome la más acertada y piadosa resolución.
Lo 1º considera en las farsas, la mala y
estragada vida que suelen tener los sujetos que se ejercitan en ella, por el
ocio, vicio y regalo que comúnmente suelen tener, de donde dimana dar oídos a
ilícitas solicitaciones, acarreadas del atractivo de su profanidad y provocación;
resultando de aquí los inconvenientes de discordia entre casados; y el peor es
el escándalo, de donde se originan en la publicidad graves culpas contra la
divina majestad de Dios, por hacer gala pública de sus galanteos, y juntamente
se ha solido hallar ilícitas correspondencias entre los mismos farsantes, y ser
estos esponjas de las repúblicas, que engañosamente chupan y torpemente
perciben el dinero, joyas y galas; y aunque en este
punto tenía que decir largamente, lo omite, por la cortedad y desabrido del
tiempo para este cabildo.
Lo 2º es la
cuestión que comúnmente se debate en la teología moral, en esta materia de
comedias, sobre si es malo, bueno o indiferente este acto, en que se ha
discurrido largamente, y esto se reduce a especulación; pero lo más
probable y seguro es el condenar el
modo con que comúnmente se suele usar de él, como
se verifica de la experiencia que se tiene de los malos sucesos que resultan,
de que en evitarlo no tan solamente se pueda esperar cosa mala, antes sí grandes
conveniencias temporales y espirituales, como claramente se verá en el congreso
de toda esta proposición.
Lo 3º es la
perturbación que las farsas acarrean en las repúblicas con sus
representaciones, y especialmente en
esta ciudad, pues la mayor parte, sin comparación, se compone de pobres
braceros y oficiales, y estos, llevados de su curiosidad, suelen dejar sus
precisas tareas para el sustento de sus familias, por acudir al divertimiento ocio de
comedias, de donde resulta, además de la escasez del natural sustento,
el andar las faenas y cultivación de
campos con atrasos, siendo contra el bien común de
todos.
Lo 4º son los duelos, piques, desabrimientos,
pendencias y muertes que, sobre los asientos, lugares, aposentos y galanteos de
mujeres, suele haber, siendo
todo contra la paz y quietud que, por la divina misericordia, se goza en el
tiempo presente en esta ciudad.
Lo 5°, los robos que suelen hacer en las horas
que dura la representación, con el seguro de la soledad de las
casas que a ello les convida, y no tener el riesgo de que la justicia los coja, por estar
aplicada a la más urgente necesidad en la casa de la comedia.
Lo 6° es el común hechizo para la femenil curiosidad,
que vulgarmente se amontona y atropellando el cumplimiento de su obligación, en sus casas
y familias, y
aunque sea aplicando los maravedises que tienen para el pan; y lo más
lastimoso y lamentable es el que ordinariamente suelen costear la entrada a
expensas de su modestia y cristiana obligación en que no suelen reparar, por la
precisa y común ausencia de sus maridos, padres y hermanos, en los días de
trabajo en los campos.
Lo 7º, no estar los inconvenientes que algunos dicen ser,
de los maravedises que los propios de esta ciudad y niños de la Cuna perciben
en las entradas,
porque, sacrificándose esta acción a la divina
majestad
de Dios, se debe entender se dignará de dar providencia de medios, por otros
más seguros caminos, como se verifica en la porción de renta que en el medio
tiempo de no haberse representado, se ha hecho aplicación para la cría de los
niños, cuya cantidad milagrosamente inventó la católica caridad y santo celo,
nuevamente, de una posesión que, sin faltar al uso común que
se tenía de ella, se percibe, y asimismo es de gran consideración el haber
visto y ver empeñado el pastoral celo y paternal caridad de los ilustrísimos y
reverendísimos sres. D. Ambrosio Spínola y Guzmán y D. Jaime de Palafoz y
Cardona, nuestros dignísimos arzobispos de Sevilla, solicitando el embarazar
las representaciones de comedias en esta diócesis, y otros venerables prelados,
en las suyas, por todos los medios posibles, y en que precisamente se invierten grandes cantidades de maravedises del
propio caudal de pobres, en que es perjudicado el bien común, cuya
consecuencia conforma lo mucho que romanea el santo motivo de embarazarlas, y
todo lo contenido en esta su proposición.
Y por estas y
otras muchas razones que tiene y protesta a su tiempo, y adonde y cuándo
convenga expresar, suplica a esta ciudad se sirva de acordar se suspenda la
prosecución del dicho pleito, y que el auto que se ha ganado en él, del
ilustrísimo y reverendísimo sr. nuncio, se guarde en el archivo, y los caballeros
diputados escriban a su ilustrísima, noticiándole esta determinación, cuyas
demostraciones deberán ser comúnmente muy plausibles y de particular
edificación, en que será servida la divina majestad, esperando de sus
liberables manos, repetidos beneficios a esta ciudad; con que protesta haber
cumplido con su obligación, y lo pide por testimonio.