La posición de Cultura en el actual
organigrama municipal debería revisarse. Actualmente tenemos una Delegación de
Cultura que cabalga entre el Urbanismo y las Fiestas (y otras competencias),
cuando lo lógico sería quizás que existiese en Jerez una muy bien dotada
Delegación de Educación y Cultura, dos ámbitos que siempre han sido en el
Ayuntamiento dos 'marías'. Deberíamos
contar con un concejal o concejala directamente responsable de Educación y
Cultura, con un Jefe/a de Servicio y dos directores/as de área, en las cuales áreas
habrían de redefinirse bien tanto las unidades como los departamentos que deberían
de componerlas. A esta potenciación de la educación y la cultura en el
organigrama municipal habría que añadir dos elementos importantes: la
participación ciudadana en la Delegación, más, por supuesto, el añadido de una
garantía presupuestaria anual suficiente para que puedan desarrollarse
actividades, mantener instalaciones y programas (como el Teatro Villamarta),
afrontar alguna inversión, etc.
Pero la mejor forma de que una
Delegación funcione no solamente es haciendo posible que un concejal o
concejala se ocupe de ella a fondo, o definiendo bien su organigrama directivo,
o garantizando un mínimo presupuesto y haciendo posible que la participación
ciudadana tenga su encaje en el funcionamiento real de dicha Delegación.
También los técnicos han de poder proponer actividades, líneas generales de
actuación, esquemas presupuestarios, etc. Porque los técnicos conocen muy bien todos
los problemas e insuficiencias presentes y, además, saben programar y señalar
objetivos.
En lo que se refiere al ámbito de
la cultura y el patrimonio, pienso que deberíamos reflexionar sobre las
siguientes diez ideas para que sea posible activar una política concreta,
planeada y evaluable en dicha materia:
1ª.-Crear un Consejo Local de Educación
y Cultura. Sin este Consejo, donde las organizaciones ciudadanas, las
instituciones, los expertos, etc., puedan opinar, valorar, evaluar, sugerir,
etc., ¿qué vías de participación social directa, sin la cual no hay ni
Educación ni Cultura posible, tendríamos los ciudadanos?.
2ª.-Organizar un pleno
monográfico sobre el tema y convocar unas amplias y participativas jornadas
locales sobre la cuestión podrían ayudar a remover los cimientos actuales, tan
insuficientes, en estas materias. Que la ciudadanía pueda opinar en unas bien
organizadas jornadas al efecto y que los partidos políticos puedan debatir en
un pleno monográfico, entrando tanto en los detalles como en las políticas de
conjunto, son medidas muy básicas y necesarias para empezar a desencasquillar
la situación de desánimo, impotencia y cierto caos en la que nos encontramos.
3ª.-Reestructurar meditadamente el
organigrama interno de la gestión municipal del patrimonio. Esta medida es particularmente
necesaria si se quiere acometer en serio una política a medio plazo que sea
capaz de, por ejemplo, actuar con éxito en el casco histórico de Jerez. El Plan Director del Centro Histórico
necesitará de esa reestructuración si quiere prosperar.
4ª.-Hay que prestar especial
atención a los mecanismos permanentes de cooperación con la Junta de Andalucía,
las instituciones del estado y la UE, además de con la UCA, el IAPH, etc. Porque
es obvio que el Ayuntamiento de Jerez en soledad y en la ruina económica que
sufre no puede acometer los fuertes retos que tiene por delante en los ámbitos
de la cultura y el patrimonio.
5ª.-Debería redactarse un buen programa
de divulgación, formación y participación en el patrimonio y la cultura de
Jerez. La divulgación, no solamente enfocada al turismo, es necesaria por
razones obvias en, por ejemplo, distintos niveles educativos. La formación, es
decir los cursos, jornadas, seminarios, etc. que permitan acceder a mayores y
más estructurados conocimientos en el patrimonio de Jerez, es una vía que ahora
se practica pero sin planeamiento alguno. La participación de todo tipo de
personas, instituciones, asociaciones, etc., en proyectos culturales y
patrimoniales concretos es una garantía de dinamismo, fortaleza y creatividad para
este ámbito. Pero todo esto debe ser pensado, estructurado, evaluado…
6ª.-El patrocinio privado de
actividades culturales en general no puede sustituir nunca a una política
pública de Cultura. Convertir la cultura en un atractivo turístico tampoco es,
por mucho que esto pueda vender electoralmente, ningún camino razonable. Creer
que las fiestas y el tipismo de una ciudad constituyen el único patrimonio
cultural que debe promocionarse es confundir peligrosamente las cosas, hundir a
posta ciertas actividades culturales y gran parte de nuestra riqueza
patrimonial que no son económicamente muy rentables. Hacer de la cultura un aliciente o un decorado para las actividades del ámbito de la hostelería ha sido,
sencillamente, un suicidio. Por su parte, los intereses urbanísticos de estos
años atrás -a los que se dio rienda suelta desde el propio Ayuntamiento- han
tenido una consecuencia dramática sobre el casco histórico. El criterio central
de que la cultura y el patrimonio de Jerez no deben estar a expensas de los
intereses económicos privados de empresarios, bancos y operadores diversos, es
una guía, dada nuestra experiencia, que no debemos olvidar. Por supuesto,
habría que evitar, por ejemplo, la falta de sintonía entre propietarios de
pinacotecas privadas importantes como las hay aquí y el Ayuntamiento, y habría
que profundizar más en los intereses mutuos del patrimonio cultural
eclesiástico y del patrimonio cultural, en general, de Jerez.
7ª.-Un plan especial, bien
ideado, para la cultura del vino, la viña y la bodega es un asunto que no se ha
abordado nunca en Jerez con seriedad, a pesar de la importancia, como todos
sabemos, que esto tiene para todo el marco. Que no exista en Jerez el mejor
museo del vino de España es una de las consecuencias.
8ª.-Sería necesario redactar un ilustrado
inventario general del patrimonio de Jerez y colgarlo en la web municipal. Este
inventario, que prestara atención a cosas de las que hablamos poco, como el
patrimonio industrial, o el etnológico, etc., es importante si no queremos
seguir en la situación de grave desconocimiento general que se tiene de iniciativas
de gran calado histórico y cultural como, por citar un ejemplo, el Museo Antonio
Cabral de Tecnología Agraria, actualmente infravalorado y sito en el IES Santa
Isabel de Hungría en la c/ Merced.
9ª.-Obviamente, la extremosa situación
del patrimonio requiere que se redacte con toda urgencia un Plan de choque para
protección de bienes en situación de ruina o con amenaza evidente de ruina, es
decir, necesitamos un plan de emergencia, con el correspondiente anexo
presupuestario, que nos permita actuar, antes de que se caigan al suelo, en
ciertos inmuebles como Riquelme, Villapanés o Díez Mérito. Pero un plan de
choque tampoco debe olvidar otras situaciones de emergencia como los
yacimientos arqueológicos de Mesas de Asta o Gibalbín, o como las que padecen
ciertos servicios, a saber, por ejemplo, el Archivo Municipal, que contiene un
patrimonio histórico documental excepcional y que sufre severas condiciones de
sobrevivencia desde hace mucho tiempo.
10ª.-Hay que crear en Jerez un museo
general donde podamos exponer obras pictóricas, escultóricas, etnológicas, documentales,
de artesanía, fotográficas, de orfebrería, bibliográficas, etc. Hay edificios
municipales más que suficientes para ello. La indiscutible importancia del
flamenco como valor cultural de Jerez, un campo al que se está prestando la
debida atención, no debe ensombrecer otros aspectos, como la creación de un
museo general de la ciudad, que necesitamos también sin discusión.
Jerez atraviesa un momento
económico, político y social extremadamente difícil. Todos lo sabemos muy bien. Si, desde las
instituciones y desde la ciudadanía, no abordamos con seriedad y coraje los retos
que tenemos planteados en los ámbitos de la educación y de la cultura, entonces
las consecuencias de la crisis (esa fría estafa que los de arriba han
orquestado contra los de abajo) serán todavía peores y seguirán pesando sobre
nuestras espaldas y sobre las de nuestros hijos. La II República apostó, con
decisión, por la educación y la cultura como revulsivos para cambiar una España
secular anclada en el oscurantismo y la desesperanza. Hagamos ahora eso mismo
frente a la losa de indignidad con que los poderosos, sin tapujos, intentan sepultar
los servicios públicos.