(del Facebook del Archivo Mpal. de Jerez)
EL VINO DE JEREZ, INFALIBLE
HERRAMIENTA DIPLOMÁTICA (NÁPOLES, 1847)
El cordobés Ángel Saavedra (1791-1865), III Duque de Rivas (https://dbe.rah.es/biografias/4455/angel-ramirez-de-saavedra-y-rodriguez-de-baquedano), fue un destacado literato y político español que para el ejercicio de sus labores diplomáticas en Nápoles, justo a mediados del s. XIX, no dudó en convidar a sus comensales con vino de Jerez, señal inequívoca de distinción y buen gusto, marchamo acreditado de calidad probada ante el mundo.
En 1844 Ángel Saavedra
escribía al bodeguero jerezano Francisco Rivero: “Recibí la remesa de vinos que
son verdaderamente deliciosos y los mejores de España que jamás se han bebido
en esta capital…”. En 1845 al mismo bodeguero: “la calidad de los vinos que ha
tenido usted la bondad de enviarme es tan exquisita que jamás se han bebido
tales en este país y han dado a mi mesa la reputación de la primera de
Nápoles”.
En 1847 el Duque de Rivas
le escribe esta otra carta: “Muy señor mío y mi estimado amigo: molesto a usted
nuevamente después de tanto tiempo de no haberlo hecho, para rogarle se sirva
enviarme, como ha tenido la bondad de hacerlo otras veces, un barrilito de a
dos del más exqiuisito vino seco de Xerez – pues se acerca el tiempo de las
comidas diplomáticas y no quiero que en ellas me falte esta deliciosa muestra
de lo que produce nuestra rica y hermosa Andalucía. Perdone usted esta molestia
y mande como pueda a su buen amigo y atento servidor q.b.s.m. El Duque de
Rivas”
Esta información ha sido
extraída del artículo (que adjuntamos) de José de las Cuevas: “Dos cartas
inéditas del Duque de Rivas. Don Ángel de Saavedra, gran señor de Nápoles. El
vino de Jerez en la mesa de un embajador romántico” (El Español, 25 septiembre
de 1943)
Sobre la labor diplomática y literaria del Duque de Rivas en Nápoles: “El gobierno de González Bravo le nombró ministro plenipotenciario ante el rey de las Dos Sicilias, al que presentó sus credenciales en Nápoles el 11 de marzo de 1844. Sus relaciones con Fernando II fueron excelentes, y enamorado del clima de Nápoles y de sus gentes, permaneció allí seis años que fueron de los más felices y tranquilos de su vida. Y de los más fecundos, pues además de la obra de carácter histórico Sublevación de Nápoles capitaneada por Masaniello, escribió Viaje al Vesubio, Viaje a las ruinas de Pesto, la leyenda La azucena milagrosa y otras poesías. La agitación revolucionaria que sacudió Europa en 1848, dio comienzo en la Península al movimiento que en pocos decenios conseguiría la Unificación italiana.
La intransigencia del rey a conceder reformas dio lugar a sangrientos encuentros con los revolucionarios aunque los atinados consejos del embajador de España consiguieron algunas concesiones del rey. También el Papa hubo de huir de sus Estados, y Rivas gestionó el envío de una expedición española al mando del general Fernández de Córdoba. Recompensa de sus afortunadas gestiones fueron la cruz de la Orden de Pío X, ser condecorado por Fernando II y el nombramiento de embajador. Pero como el monarca napolitano proyectaba el matrimonio de la infanta Carolina con el conde de Montemolín, pretendiente carlista al Trono de España, el Duque y el resto de la embajada española abandonaron Nápoles el 10 de julio de 1850” (https://www.cervantesvirtual.com/portales/duque_de_rivas/autor_biografia/)
(resto de láminas en el facebook del Archivo Mpal.)